Un general intervenido

El general Bruno Villalobos Krumm apenas alcanzó a esbozar algunos aspectos generales del plan estratégico institucional ante el alto mando de Carabineros, reunido el miércoles 12 en dependencias de la Dirección General, en calle Zenteno, a pasos de La Moneda, cuando le ordenaron modificarlo.

Los cambios, en los que el general director venía trabajando desde hacía meses para mejorar la eficacia operativa del servicio, reducir la pérdida de tiempo del personal de Orden y Seguridad en labores administrativas, fortaleciendo así las tareas preventivas y de patrullajes, habían quedado totalmente desfasados en medio de la peor crisis que enfrenta Carabineros, luego de que se revelara un fraude por más de $ 16.500 millones al interior de la unidad de Intendencia.

Al día siguiente de que Villalobos hiciera mención de este plan, desde el Ministerio del Interior le ordenaron rearmarlo e incluir cambios legales y estructurales de fondo al manejo administrativo y financiero de la institución, un área que no había sido abordada en su idea original y a la que se hacía indispensable echar mano para dotarla de reales contrapesos y sistemas de control que, de haber existido, podrían haber si no impedido, a lo menos alertado a tiempo de las irregularidades que estaban cometiendo funcionarios del escalafón de Intendencia de la policía uniformada. Delitos de malversación de caudales públicos, fraude y lavado de activos, que son investigados por el fiscal de Punta Arenas, Eugenio Campos (ver nota en página 10), y por los cuales ya han sido formalizados, hasta ahora, 35 personas.
Se trata de una “reestructuración sin precedentes en las últimas décadas (…), de un plan que abarca medidas estructurales y funcionales en sus dimensiones administrativas y legales (…), se trata de entrar a fondo a estudiar todo el funcionamiento de Carabineros de Chile”, anunció el ministro del Interior, Mario Fernández, el jueves 13, tras reunirse con el general Villalobos en La Moneda.

Pero esa no fue la única instrucción que le dio el gobierno al general director. También le acotaron los plazos. A Villalobos le pidieron presentar una propuesta en tan sólo 15 días. El jefe policial no se opuso. En la cita con el titular de Interior, Villalobos sólo negoció dar a conocer el proyecto de reestructuración el 28 de abril, un día después de la celebración del aniversario de Carabineros, para no contaminar los actos de conmemoración por los 90 años de vida de la policía uniformada con el escándalo financiero que tiene en vilo a la institución.

La Moneda aceptó. Desde que estalló la crisis, una de las preocupaciones centrales del gobierno ha sido evitar que el escándalo dañe significativamente la imagen de Carabineros, una de las pocas instituciones que aún gozan de la confianza ciudadana. Aun así, la aprobación de los chilenos respecto de la labor de Carabineros cayó en 12 puntos porcentuales la semana en que se conoció del millonario fraude, según la encuesta Cadem del 13 de marzo.
Lo que sí fue una sorpresa, en círculos políticos, fue que el gobierno encomendara la misión de preparar esta reestructuración a la misma institución que hoy está cuestionada. La decisión, afirman fuentes de Palacio, obedeció a dos razones, una de orden práctico, la otra de carácter político.

La primera apunta a que dejar esta tarea en un ente externo habría implicado dilatar en mucho tiempo la elaboración de un plan de reestructuración. No sólo porque no hay organismos que conozcan el funcionamiento interno de la institución con más de 66 mil funcionarios, también, porque habría obligado a llamar a licitaciones y a contratar estudios que hubieran demorado una pronta respuesta a la crisis.

Por otro lado, sustraer a Villalobos de la misión de elaborar esta propuesta habría sido interpretado como una quitada de piso al general director. “Las confianzas se tienen o no se tienen, no hay puntos intermedios”, recalca una alta fuente del Ministerio del Interior. Y en una institución militar y jerarquizada, como Carabineros, desestabilizar la cabeza del alto mando podría traer aparejada la paralización de una organización que está a cargo de la seguridad pública.

“Primero hay que resolver la crisis y luego se verá”, señalaron las mismas fuentes del Ministerio del Interior sobre la situación del general Villalobos al mando de Carabineros.
La evaluación del gobierno de Villalobos sigue siendo positiva, aseguran en Palacio. El general, añaden, buscó transparentar desde un primer momento esta situación y hasta ahora ha hecho todo lo que tiene que hacer. “Si se hubiera negado a encarar esta reestructuración las cosas serían diferentes”, afirman en Interior.

Cada etapa de la propuesta de reestructuración, como los otros pasos que ha dado para enfrentar el mayor fraude en la historia de Chile, sin embargo, Villalobos los ha tenido que informar y consensuar con el Ministerio del Interior. Aunque su interlocución directa es con el ministro Fernández, el equipo jurídico y los asesores en temas de seguridad de la cartera han estado monitoreando cada una de las medidas que se están proponiendo desde Carabineros.
A Villalobos se le exigió, además, que el plan de reestructuración esté acompañado de un “cronograma de implementación concreto y realista”, en el que estén especificados a corto, mediano y largo plazo la ejecución de cada medida. Incluso, Interior le pidió al general que estableciera la gradualidad en que se irán implementando algunos cambios. “Si la ciudadanía no puede fiscalizar el avance e implementación de estos cambios, podría ser visto como que se trató de un tongo”, añaden las fuentes de Interior.

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