Por qué el movimiento estudiantil “guateó” en 2012

La falta de unión con todos los agentes del movimiento social o un mayor reflujo de lo esperado, son parte de las causas que mencionan los mismos jóvenes para explicar un período más lento tras la explosión que significó el 2011. Y aunque el retroceso resultó ser más fuerte de lo previsto, el análisis apunta a que más o menos espectacular, el despliegue de los estudiantes cambió Chile para siempreLa jornada de ayer en la FECh no sólo estuvo marcada por las preguntas obvias, como si ganaría la presidencia la continuidad de Gabriel Boric o si el Partido Comunista lograría algún cupo destacado en la Federación. Una de las grandes inquietudes era si los estudiantes votarían masivamente; porque ya se temía que ese 63 % de participación con el que contó la misma elección el año pasado, no conseguiría ni su propia sombra.

Y aunque hubo quórum para elegir a una nueva FECh, ya que más de un 44 % de estudiantes acudió a votar, existe una tibieza que no solamente se hizo presente en la Universidad de Chile, sino que recorrió el movimiento durante 2012 y se demostró tanto en la calle, donde no se logró la masividad del año pasado, como en la aprobación de las demandas por parte de la ciudadanía, que también bajó levemente. Esto, ya que según la encuesta Adimark, en septiembre del año pasado, el 79 % de los chilenos dijo estar “de acuerdo” con las demandas impulsadas por la Confech y los estudiantes secundarios; mientras que el mes pasado un 70 % aprobó las demandas de los estudiantes y un 62 % no consideró positiva la forma en que estas se expresan.

A pesar de que todos coinciden que el movimiento estudiantil cambió a Chile para siempre, la mayoría evalúa el reflujo de 2012 como un efecto natural, posterior al peak de 2011; pero sin dejar de enumerar los errores que hicieron que el impacto del repliegue fuera mayor del esperado.

 

La desunión

En una columna de opinión publicada la semana pasada, Camila Vallejo señalaba que claramente este era un año de reflujo, que había cansancio, menor disposición y agotamiento; todos síntomas obvios de la gran explosión de energía del año pasado. Sin embargo, Vallejo sumó datos que apuntan a la conducción de la FECh: “En la administración de dicho reflujo caímos en el error del sectarismo, en la falacia de creer que los cambios sociales iban a venir solo de la mano del movimiento estudiantil o teniendo a este como eje articulador principal”.

Esta crítica es extendida, particularmente entre los dirigentes del Partido Comunista. Rebeca Gaete, electa como secretaria general de la FECh, dice que la primera lección que deja este año es que se tiene que trabajar con todas las organizaciones para asegurar la fortaleza del movimiento social. “Es imprescindible esa unidad, y recuperar el encantamiento de toda la ciudadanía. Porque necesitamos recuperar ese 80 % de aprobación al fondo y a la forma de nuestras demandas para que no pueda ocurrir que el próximo gobierno en Chile no sea sino el fiel reflejo de las demandas que se han levantado en la sociedad”, señala, al mismo tiempo que apunta a la desunión como uno de los factores fundamentales de que el movimiento estudiantil no hirviera en las calles: “En particular hubo momentos, a comienzos de año en que se quebraron relaciones con la CUT de plano, o sea la federación quiebra relaciones con la CUT en una conferencia de prensa, al colegio de profesores no se le incluyó en las movilizaciones durante el primer semestre, pese a las insistencia de parte nuestra. Cuando uno da una señal hacia fuera en un año en que uno tiene que enfrentarse a una posición de debilitamiento producto de un reflujo a nivel nacional, tiene que primar por sobre todas las cosas la unión con todas las organizaciones sociales. Es decir, la muestra que se da hacia fuera de desunión es catastrófica y eso es lo que se vio… este año la conducción se concentró en acentuar las diferencias en pos de fortalecer un proyecto político y eso es lo que no nos deja marchas de 50 mil personas versus las de 500 mil del año pasado. Incluso llegamos a tener marchas de 3 mil personas”.

Rebeca también sostiene que la federación puso como brazo articulador a la “ACES (Asamblea Coordinadora de estudiantes Secundarios) en desmedro de la CONES, durante todo el año”, dice la dirigenta del PC, partido que no logró retener la vicepresidencia de la FECh, dando paso a un integrante más duro en la nueva mesa de izquierda: Fabián Araneda de Luchar, quien se definió como anarquista en su presentación con la prensa y apuntó al 2013 como el año de las “protestas y las propuestas”.

El ex presidente de la FEUC, Noam Titelman, declara que la unión del movimiento social es un permanente desafío. “Hubo momentos difíciles”, reconoce, pero también otros de unión, “como cuando marchamos todos juntos el 28 de agosto. Sin lugar dudas ha sido un año distinto, con menor efervescencia, pero logramos mantener al movimiento vigente y estará vigente en 2013 cuando como país nos enfrentemos a muchas definiciones. Hemos crecido, pero sin duda falta muchísimo avanzar en términos de unión y lo bueno es que recordemos que en el movimiento avanzamos codo a codo y no a codazos”, cierra Titelman.

 

Un orgasmo por año

 

Desde la Izquierda Autónoma, cuna de Gabriel Boric y del electo nuevo presidente de la FECh, Andrés Fielbaum, igualmente hay reflexiones sobre este 2012. Francisco Figueroa, vicepresidente de la FECh en 2011, cree que no dimensionaron la magnitud que iba a tener el reflujo, que “iba a ser tan distinto llegar al techo al que llegamos el año pasado. La Universidad de Chile estuvo bien movilizada, pero en otras partes fue mucho mas difícil, se hicieron necesarios muchos más esfuerzos para sacar movilizaciones que tuvieran la contundencia en 2011”.

Figueroa cree que otro elemento que destacó es que este año el gobierno estuvo mucho más ordenado. “El año pasado se mandaron embarradas tras embarradas y eso colaboró mucho. Al menos en Educación, Beyer tuvo cierta claridad —errada desde nuestro punto de vista, pero su claridad al fin— y no nos concedió tantas ventajas como nos concedió Lavín o Bulnes el año pasado; y el gobierno aprendió eso, que los Ministerios en la medida en que se van abriendo más a entenderse con ciertos movimientos sociales también van oradando su legitimidad, van bajando en las encuestas”. Pese a esto, apunta a que un 2012 más lento es parte de la construcción del movimiento: “La tesis del fracaso, de que el movimiento retrocedió, le hacía sentido sólo a la izquierda tradicional, al PC y a El Mercurio”, asegura.

El sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol apunta a que el movimiento fue un agente del proceso de transformación y además un catalizador en 2011, mientras este año fue únicamente lo segundo. El desafío es el futuro: “Puede ocurrir que el Chile que se esté larvando hoy, el agente de transformación más importante que hubo al principio, que es el movimiento estudiantil, que después no esté presente por falta de coordinación, de organización política, en fin; pero evidentemente, el movimiento puede quedar fuera de la escena y ese es un problema político, no tiene que ver con el triunfo de sus demandas ni con la profundidad de su búsqueda”.

Mayol cree que 2012 fue un proceso normal en el camino del movimiento social que estalló en 2011. “El despliegue de energía del año pasado no sólo es enorme, sino que es inaudito y no se despliega energía de inmediato después de algo tan significativo. Para decirlo en simple —salvo en casos muy excepcionales— no hay orgasmo inmediatamente después del orgasmo”.

Mayol cree que en un año que “pintaba” difícil, es un año en que los estudiantes “ganaron por poco o empataron”, lo que es “bastante buen logro porque los estudiantes mantienen la agenda… La agenda no la controlan las elites políticas, sino que los estudiantes y los movimientos sociales. El movimiento, como estudiantes, no tiene tanto protagonismo, pero la energía del movimiento, que en el fondo es la desnudez de la injusticia, aparece en distintas formas. Y eso sigue apareciendo y finalmente eso lleva a la más importante, a lo de fondo, que es la transformación de Chile: y ahí tienes el apoyo en el Poder Judicial, apoyo de la Iglesia”, dice Mayol.

Fielbaum, por su parte, apunta a las victorias: “Este año se sacó a los bancos del sistema crediticio de las universidades y el ministerio se puso por fin los pantalones en temas tan escandalosos como la Universidad del Mar. Lo que ocurre en Aysén y Freirina demuestran que el movimiento social —que finalmente comparte ideas de un Chile más democrático sigue avanzando— y por tanto estamos seguros que seguiremos avanzando”.

En este contexto, el 2013 debería recibir a un movimiento más fortalecido y en busca de la educación pública, fin efectivo al lucro, más aportes fiscales directos y desmunicipalización. “El próximo año el desafío es lograr que la política se haga cargo de temas que ha puesto el movimiento estudiantil sobre la mesa. Y que la elección no sea un reality show”, opina.

Por Alejandra Carmona

Fuente: www.elmostrador.cl

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