Punta Peuco: lo que dejó en el tintero Bachelet

En el seno de la saliente administración algunos reconocieron que finalmente fue la ex Mandataria “quien no se convenció al 100% de cerrar el penal”. Agregaron que en el gobierno había convicción que esa decisión debía ser el broche de oro para cerrar la era del bacheletismo, pero que en todo momento la ex Presidenta tuvo dudas. Es más, algunos asesores acotaron que era ella quien iba a hablar con las Fuerzas Armadas para explicar la decisión del cierre, pero tampoco lo hizo.

Pasado el mediodía legalmente se terminó el segundo gobierno de Michelle Bachelet, la centroizquierda dejó el poder y la derecha, con Sebastián Piñera a la cabeza, regresa en pleno a La Moneda por los próximos cuatro años. Y entre las despedidas, los abrazos, los aplausos y una que otra cara emocionada, las últimas horas de la ex Mandataria en palacio la mañana de este domingo estuvieron marcadas en todo momento por la expectativa del posible cierre del penal de Punta Peuco y trasladar a los militares (r) condenados ahí por violaciones a los derechos humanos. Esa era la idea para el último acto presidencial, que no se concretó, que quedó en el tintero.

Durante toda la semana y en especial, desde el miércoles en adelante, tomó fuerza cada día la posibilidad del cierre del penal, más aún cuando la propia Bachelet dejó abierta la puerta en todo momento con declaraciones del tipo que gobernaría “hasta el último día”.

Desde palacio y en el seno del gobierno abundaron trascendidos sobre que el traslado de los militares (r) condenados ya estaba ensayado, que se habían chequeado y repasado todos aspectos operativos, que no había dudas en el gobierno, que solo bastaba la señal presidencial para ejecutarlo.

Pero eso no sucedió. Minutos antes de la ceremonia de cambio de mando, la ahora ex ministra vocera, Paula Narváez, fue quien sentenció: «siempre dijimos que estaba en el ámbito de la Presidenta de acuerdo sus propias facultades, que era lo que ella podía hacer, pero también dependía de otras condiciones y de otras digamos consideraciones de carácter legal y bueno, no se pudo en ese sentido».

Cuando ya se apagaron las cámaras, salieron las últimas cajas y ahora toda la atención está puesta en Piñera, en el seno del bacheletismo algunos ex inquilinos de La Moneda reconocieron que finalmente fue Bachelet “quien no se convenció al 100% de cerrar el penal”.

Agregaron que en el gobierno había convicción que esa decisión debía ser el broche de oro para cerrar la era del bacheletismo, pero que en todo momento la ex Mandataria tuvo dudas. Es más, algunos ex asesores acotaron que era ella quien iba a hablar con las Fuerzas Armadas para explicar la decisión del cierre, pero tampoco lo hizo.

El sábado, la atención estuvo puesta en este tema todo el día a nivel político, más aún cuando el abogado que representa algunos reclusos, Raúl Meza, dijo que “se nos ha informado extraoficialmente que el decreto supremo está firmado por la Presidenta Bachelet exactamente hace 24 horas”.

Nunca nadie desmintió esa información y se mantuvo el suspenso toda la jornada.

Cuando el gabinete de Bachelet se tomó la última foto oficial con ella en el patio Los Naranjos y comenzaron a salir caminando por la alfombra roja, atravesando toda La Moneda, los asesores, familiares, funcionarios y adherentes agolpados en el patio le gritaron fuerte y claro “Punta Peuco, Punta Peuco, Punta Peuco”, a los ministros de Defensa, José Antonio Gómez, y de Justicia, Jaime Campos.

En el Congreso, antes de entrar al salón pleno el Contralor General de la República, Jorge Bermúdez, precisó sobre el decreto del cierre que “hasta el viernes en la tarde, cuando cierra nuestra oficina de partes, no había anda ingresado”.

Fue en agosto del 2015 que el tema se instaló en la agenda de Bachelet, luego de la audiencia que tuvo con Carmen Gloria Quintana en La Moneda. A la salida, la sobreviviente del caso quemados en la dictadura, aseguró que la Mandataria se había comprometido con ella a cerrar el pena de Punta Peuco, algo que desde entonces jamás fue desmentido por el gobierno, ninguno de sus ministros ni siquiera por Bachelet, quien siempre mantuvo el suspenso al respecto, cada vez que fue consultada por el punto.

El bacheletismo se fue esta mañana de La Moneda con un gusto amargo en la boca, lo que reconocieron varios de sus colaboradores, decepcionados no solo el hecho de haber mantenido la incertidumbre innecesariamente, sino también por el hecho mismo del compromiso incumplido en un área tan sensible para la centroizquierda como es el de las violaciones a los derechos humanos.

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