Las tareas políticas de las organizaciones sindicales (primera parte)

Se inició una nueva coyuntura política que terminara con las elecciones de noviembre 17. Estimamos que es un derecho y una responsabilidad, no sólo como ciudadanos sino que en tanto colectivos de trabajadores, que las organizaciones sindicales intervengan en esta coyuntura política levantando sus banderas y aún estableciendo vínculos y construyendo compromisos con quienes tienen opciones de acceder a los poderes del estado. Es evidente que las tareas políticas están profundamente ligadas al quehacer reivindicativo y social de los sindicatos. Ambas funciones se complementan y se nutren. No en vano y con el fin de debilitar a las organizaciones de trabajadores, la Dictadura buscó establecer un dique entre sindicatos y política. A 40 años del Golpe Militar, los sindicatos deben señalar con firmeza que tal límite no existe y que no dejarán la política a “los expertos”. Que no delegarán su protagonismo imprescindible.

I. El contexto.

O Las fuerzas políticas del empresariado.

Todo plazo se cumple y así ocurrió con las primarias presidenciales. Ganaron quienes, a nuestro juicio, tenían las condiciones para imponerse (ver el artículo “Votar el 30 de Junio”, publicado en esta misma sección). En la derecha y los sectores más moderados hubo tres candidatos que recogieron votos. Ganó Longueira, que convocó a los sectores más duros y políticamente activos del pinochetismo en los dos extremos de la pirámide social; el Distrito 23 (Las Condes, Vitacura, Barnechea) y el componente popular de la UDI. Allamand no definió bien su perfil y perdió la ventaja que llevaba 30 días atrás. Su coqueteo con distintos y hasta contradictorios nichos electorales lo dañaron. Velasco también cosechó respaldos en quienes se sienten cómodos con el modelo económico y a lo más quisieran algunos retoques que “igualen el punto de partida” para un mejor despliegue de las propias capacidades individuales y una competencia más regulada en los mercados. Pero seamos justos, hubo otra cantera de votos para Velasco que respaldan las libertades y los derechos individuales. Esa es harina de otro costal.

A propósito de Velasco y el discurso de Longueira, ¿será necesario recordar que no existe UN centro político y tampoco UN centro social?. En los estudios pretéritos y en los actuales sobre grupos medios, capas medias o sectores medios (según la comodidad del lector), se insiste hasta el cansancio con que estos núcleos societales son diversos en sus orígenes y desarrollos históricos y que les atraen posiciones políticas puntuales y específicas. Esto, mientras comparten valores como la estabilidad, la seguridad, el progreso individual y la meritocracia. Hablar entonces de EL “centro social” es pirotecnia propagandista y no fueron, por cierto, estos grupos sociales los que definieron las primarias de la Derecha y tampoco puede verse a Velasco como el nuevo representante de los sectores medios. Sí, puede aceptarse que su votación capta algunos núcleos medios y que efectivamente no son votos endosables y que tampoco se reconocen mayoritariamente en el Pacto Nueva Mayoría o en la cultura política concertacionista.

Un par de semanas después del 30, nos enteramos con una cierta sorpresa retenida de que el vencedor de la derecha abdicó y que la UDI sacó del sombrero a Matthei. Todo esto, mientras Larrain y sus aliados, para enfrentar al Piñerismo en RN, balbucearon una respuesta que terminó en un saludo a la bandera. El presidente y sus aliados-empleados más la UDI significan una valla insalvable para los “autonomistas” de RN. En el saldo final, será la candidata mal hablada la ungida como rival de Bachelet. Ocurrirá con rebaraje de las cartas al senado con daño para RN. A Piñera no le interesa su partido, ni que haya continuidad en el ejecutivo. Sólo le importa cuanto daño causó a sus eventuales rivales de 2017 y cómo se acercó a la UDI con sus “servicios” en esta vuelta. En septiembre constataremos que la audacia de Piñera no conoce límites. Esta vez se volverá contra el pinochetismo con el recuerdo de sus posiciones sobre el plebiscito del 88 y el Golpe Militar, terminando la operación política con el cierre del recinto penal “Cordillera” y el traslado de sus “prisioneros” a “Punta Peuco”. Así sacó del sombrero nuevamente a la derecha liberal que pretende representar y que requiere para el nuevo ordenamiento político que supondrá el fin, e incluso el simple ajuste, del binominal.

Es interesante constatar como algunos núcleos empresariales se desvinculan de estas disputas y aún afirman no tener oposición respecto de los cambios estructurales que se anuncian desde la oposición. Angelini afirma no tener problemas con la Reforma Tributaria y otros señalan que se pueden pagar más impuestos. Parece estar llegando un nuevo ciclo en que los dueños del capital se representan a titulo propio, sin mayor mediación de partidos políticos o sencillamente se separan de sus representantes “naturales”, los actores políticos de derecha, al percibir que estos serán derrotados.

 

o La Nueva Mayoría.

Esta alianza, que en realidad es la formalización de un pacto que se viene organizando desde 2006 y que reúne a la Concertación más el Partido Comunista y la Izquierda Ciudadana (el rebautizo de la Izquierda Cristiana), tienen la suerte de contar con la Doctora Bachelet. Este dato de la causa ensancha sus fronteras de votantes propios, aunque la inercia y la inhabilidad política no permitió extender los límites para incluir los nuevos grupos políticos y movimientos sociales, al modo de lo que fue alguna vez el Frente Amplio de Uruguay o los apoyos que llevaron a la presidencia a Lula en Brasil.

No, en Chile la potencia política es Bachelet, lo que la obliga a un fuerte trabajo territorial y social para aumentar doblajes parlamentarios muchas veces sosteniendo candidatos muy débiles. Y también a un discurso a ratos bipolar para contentar nichos electorales contrapuestos.

La última encuesta CEP (con las críticas de la derecha y renuncia de su coordinadora incluida), estableció que podrían votar un 76% del Padrón Electoral y que se dividirían entre un 44% para Bachelet; 12% Matthei; 4% Parisi y Meo por igual; 2% Claude y los demás sin alcanzar a marcar 1%. Otros estudios posteriores, con mayores márgenes de error, suponen un leve descenso de la puntera, un pequeño aumento de la candidata oficial y un fuerte crecimiento de Parisi que supera a Meo y amaga a Matthei, superándola en regiones del Norte y del Extremo Sur (¿han notado que el senador Horvath oficia derechamente como representante de Parisi y Matthei ha desaparecido del marketing de varios candidatos de su sector, que marcan más que ella?).

Con los datos de hoy, esto es con el universo de votantes ensanchándose y atravesando la barrera de los nueve millones, Bachelet será nuevamente Presidenta de Chile. No es descartable que con él envión final de la campaña gane en Primera vuelta. Sin embargo es más probable que con la dispersión de votos y mejores resultados de Parisi y Claude, haya segunda vuelta. En esta eventualidad y en la hipótesis de que Matthei pierda frente a su propio “Cura de Catapilco”, la disputa Bachelet-Parisi tendrá ingredientes y riesgos impensados. Si en cambio se da lo “normal”, considerando el piso electoral histórico de la derecha, esto es Bachellet-Matthei, la victoria de la expresidenta será por paliza.

 

o Los grupos para binominales.

No se elegirán parlamentarios fuera de los bloques binominales. Todos los(as) candidatos(as) con probabilidad de elección, de Evopolis, Revolución Democrática o PRI, tienen la venia o “amistad” de una de las coaliciones. Quienes representan al PRO, Izquierda Autónoma, Igualdad, Ecologistas o Humanistas-Tod@s a la Moneda, quedarán sin dietas parlamentarias y con escasas votaciones. Lo interesante para el siguiente periodo es cómo podrían capitalizar el respaldo de sus presidenciables para construir nuevos instrumentos partidarios, sabiendo que más temprano que tarde se modificará el escenario de representación política.

 

Queda por saber si Parisi será flor de un día, como otros solitarios de derecha en este caso con mayores raíces en un populismo más difuso, o pretenderá anclarse más orgánicamente mordiendo a la derecha tradicional de una manera más estable.

En relación a los núcleos con un cierto domicilio en la izquierda, a lo menos en sus apelaciones programáticas, no parece garantizada la viabilidad de una canalización partidaria. La excepción podría ser Claude, si supera el 5%, se libra del Partido Humanista y si Bachelet no es electa presidenta o si su gobierno fracasa terminado el primer año, agobiado por las expectativas no cumplidas. Son cuatro condiciones copulativas.

Meo, con un 4% lugar, no insuflará oxigeno al PRO, partido con uniliderazgo (si consideramos a Meo una sola figura junto a Karen).

 

II. Los Datos Principales del Nuevo Ciclo Político.

Hemos hablado de las fuerzas políticas; partidos y movimientos. Pareciera que el término del ciclo político que nos deja se abrochará con cambios al binominal (antes o junto a la Nueva Constitución), y abrirá espacio a nuevos actores orgánicos y a un reordenamiento de las fuerzas de los partidos tradicionales. Deberían disminuir la UDI y la DC, aunque en el primer caso podría encubrirse la derrota por la debilidad del aliado RN. Estos cambios entre grupos políticos se complementaran con alteraciones generacionales del personal político partidario y del que sea llevado al gobierno por la Nueva Mayoría.

¿Quiénes estarán en la foto ministerial del 11 de marzo?. Apostamos por caras nuevas más viejos tercios derrotados en las elecciones que todavía conservan buena imagen, más algunos que no fueron candidatos pero que “todavía pueden aportar” (¿con que consideraciones se establece la jubilación efectiva de los políticos de carrera?).

Lo interesante será verificar si la expresidenta aprovechará su poder para empoderar una nueva generación de personal político en el estado. Si así fuere, hay que alegrarse, con una tremenda duda. Estos nuevos “chicos” y “chicas” (de 35 a 50 años), ¿tienen “Visión” y sentido de “Misión”?, o sólo una tremenda hambre de poder para alimentar proyectos que ya no son colectivos. Pareciera que existe un desafío y un aprendizaje pendiente; relegar la “técnica” y a los “técnicos” al lugar que les corresponde, esto es detrás y después de las definiciones políticas.

En el terreno de los actores sociales y de los movimientos sociales más corporativos, se deberá considerar a miles de ciudadanos que han desarrollado en los últimos años un aprendizaje en las calles y que adicionaron entrenamiento en las armas de la política, durante esta campaña. Ellos constituirán un diferencial positivo en la sociedad civil, disputando espacios con los dirigentes y militantes de las antiguas orgánicas políticas. En el caso de núcleos más estructurados como los estudiantes, profesores, ambientalistas, pro igualdad de derechos, demandas locales y regionales, salud y sindicalistas, se debería esperar mayor claridad estratégica y nuevas capacidades de acumulación de fuerza tras plataformas más consensuadas y mejor definidas. Para eso ha servido esta larga campaña de consejeros regionales, parlamentarios y la amplia lista de presidenciables.

Otorgará más complejidad a este nuevo ciclo, los antecedentes que provienen de la economía. Un precio del cobre oscilante entre el término de su propio “superciclo” y nuevos precios a la baja, serán el cuarto factor de tensiones del contexto. A saber, i. Las fuertes expectativas que tironearan el gasto público, ii. Un presupuesto 2014 contractivo, iii. Recaudación tributaria insuficiente por falta de acuerdo para Reforma Tributaria y por menor actividad económica derivada de realidad internacional y; iv. lo ya dicho, el menor aporte del cobre al erario, como dato de los años que vienen.

 

III. Las Tareas Políticas de las Organizaciones Sindicales.

Con una lectura relativamente acertada del actual contexto político y sus probables derivaciones debería ser sencillo que las organizaciones sindicales establecieran sus tareas políticas. Para nuestros efectos, será materia de un próximo articulo.

Por Carlos Cano
Director Ejecutivo
CETRA

 

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