El Gobierno presentó a tramitación el presupuesto 2013. Es importante precisar nuestras principales observaciones y críticas con miras a la discusión que se dará en el Parlamento en las próximas semanas.
En primer término, en lo formal, hemos rechazado el sentido propagandístico que se ha dado. Decir, por ejemplo, que la inversión en educación llega a un nivel histórico es una obviedad. Ésta viene creciendo sistemáticamente desde los ’90. Cada presupuesto es siempre mayor que el anterior. Es una frase mediática que no refleja una especial prioridad del actual Gobierno.
En cuanto al fondo, nos parece, en primer término, que el proyecto carece de autocrítica y de intención de mejorar aspectos deficitarios. Hay temas como seguridad ciudadana en que hay serias dificultades, donde los programas no están funcionando bien y en que, sin embargo, se presenta una propuesta que apunta a la continuidad de lo que no ha resultado.
En lo financiero, este presupuesto no se hace cargo del déficit que se viene produciendo en nuestra cuenta corriente y que todos los especialistas han advertido. Este año se estima un 3,2 % y el próximo alrededor de 4,4 %. Las importaciones están creciendo mucho en relación a los envíos, lo que genera riesgos en materia de empleos y muestra ciertas falencias en la creación de valor agregado de nuestros productos y en el manejo del tipo de cambio.
En lo que se refiere a educación, creemos que hay una enorme deuda con la educación pública. Tanto a nivel escolar como superior no se contemplan recursos que revitalicen escuelas, liceos y universidades del Estado. Necesitamos detener la sistemática caída de las matrículas que amenaza con el cierre de establecimientos y pone en riesgo la continuidad de un sistema de enseñanza que es importante para Chile. Es imprescindible contar con un aporte extraordinario que permita potenciar la educación pública escolar y terminar con la municipalización y que permita a las universidades contar con aportes basales para fomentar la investigación y desarrollo.
Tenemos, asimismo, diversas críticas en torno a la ejecución del presupuesto y su uso. Hay graves falencias en la eficacia y oportunidad en el gasto. Nuevamente el Gobierno da muestras de dificultades graves para ejecutar el presupuesto anterior. Ello es particularmente notorio en áreas claves para la población como educación y salud porque significa retraso en construcción y mejoramiento de escuelas y consultorios. En el primer semestre se había gastado un 28% del presupuesto destinado a infraestructura en educación. Cifras similares presenta la inversión sectorial en salud.
Además, durante los últimos meses hemos visto una inversión publicitaria sin precedentes. Ello debe minimizarse. Los recursos destinados a estos fines debieran reducirse y regularse, para que se utilicen en la difusión específica de los programas estatales a nivel de los usuarios, en lugar de servir para el autobombo del Gobierno en carreteras y medios de comunicación.
Nos preocupa, también, la arbitrariedad y objetivo electoral con que se están adjudicando los fondos sociales, lo que hemos denunciado a la Contraloría. Constatamos irregularidades en la aprobación de proyectos, tales como inexistencia de criterios de selección, vulneración de los plazos de postulación, aprobación de iniciativas para fines prohibidos por las bases. El claro uso político se ha demostrado, por ejemplo, con la entrega de los dineros en lugares distintos a las oficinas públicas, como lo obliga la normativa, y se invita sólo a autoridades y parlamentarios del Gobierno.
La oposición tiene una visión común sobre el presupuesto que haremos ver en la discusión en el Parlamento. Hacemos un llamado a los parlamentarios de Gobierno a tener una visión abierta y crítica, que permita mejorar aquellos aspectos deficitarios de la actual gestión en lugar de respaldar, por una malentendida lealtad, un Presupuesto que no contiene mejoramientos significativos.
Por Carlos Montes
Diputado del PS
Fuente: www.elmostrador.cl
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