Sichel a la baja: ahora son los candidatos de Chile Vamos los que no quieren la foto con su carta presidencial

Si en un principio, y con el viento a su favor luego de haber arrasado con sus rivales en las primarias de Chile Vamos, fue Sebastián Sichel quien puso las condiciones para sacarse la foto de campaña, ahora, con una marcada tendencia a la baja en diferentes encuestas, la “tortilla se dio vuelta”. En el actual escenario, son los propios candidatos al Parlamento quienes han tomado la decisión de no aparecer en la propaganda con el abanderado. Esto porque, en palabras de varios de los consultados, “hoy quien arrastra a nuestro electorado es el candidato del Partido Republicano”, vale decir, José Antonio Kast. Si bien la desazón está instalada en el oficialismo, y los ajustes en el comando no convencen a nadie, los más optimistas todavía van por “el milagro”: “Ya sea que aparezca un hito que marque para mal las campañas de los otros candidatos, que las encuestas se equivoquen o que el anticomunismo haga su pega”, confiesan.

“Los que tienen recursos mandaron a parar las imprentas para cambiar los dípticos, y los que no tienen recursos, van a cambiarlos en su segunda tirada”. De esta manera, varios de los asesores comunicacionales que se encuentran desplegados con los candidatos de Chile Podemos + al Parlamento, explicaron cómo afrontarán la última etapa de la campaña con Sebastián Sichel, un candidato presidencial ante el cual, a diferencia de cuando se mandaron a imprimir los flyers, “hoy no es negocio aparecer con él”, indicaron.

En este sentido, no son pocos los candidatos consultados que recordaron “la soberbia”, no tan solo del abanderado del sector sino también de su entorno y su comando tras ganar la primaria, de cuando era Sichel quien ponía las condiciones al sector. Ahora, el escenario cambió, para pesar del representante de la derecha oficialista. “No es que sea una venganza”, explicitaron los aspirantes al Congreso de la coalición oficialista. “Es más bien una realidad” y “una lógica de la que nadie podría hacerse el desentendido”, agregaron.

El ejemplo que más se repite, para poner en contexto por qué el descuelgue no arrastraría muchos costos, es la frase de Sebastián Sichel amenazando a los parlamentarios del sector que estuviesen a favor del cuarto retiro del 10% de las AFP, a quienes les dijo que no contarían con su apoyo. “Voy a estar mirando quienes apoyan esto para cuando después pidan apoyos de vuelta en las campañas”, los amenazó en su momento. Aquello explicaría el quiebre de confianzas desde un inicio, puntualizaron candidatos de la UDI –quienes en privado se quejaron del tono del candidato– y también de RN.

De esta manera, y con la campaña ya desplegada, no será sorpresa ver en más de algún candidato de la coalición oficialista el rostro de José Antonio Kast, que al menos –señalaron– conecta con el 20 por ciento del Rechazo que es el electorado fiel del sector. De los consultados, en todo caso, todos prefirieron no exponer sus nombres para no seguir “torpedeando una campaña en la que ya pocos creen”.

Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, el que los candidatos decidan por su cuenta quitar el rostro de Sichel es “el síndrome de que se va quedando solo, de que los partidos del oficialismo comienzan a tomar distancia, porque de alguna manera están pensando en cómo salvan la elección parlamentaria. Y una manera de mejorar el desempeño de sus candidatos es sin asociar la imagen de Sichel”.

La “tribu” de Santa Cruz y Sichel

En el debut del comité político de campaña el lunes recién pasado, donde el comando, a un mes de las elecciones, abrió simbólicamente la puerta a los partidos para sentarse todos juntos y delinear fórmulas para intentar levantar la carrera, se pidió a los directivos de las colectividades hacer un conteo de cuántos descolgados tiene cada uno en su propia tienda.

Compleja tarea, reconocieron miembros de las directivas, por cuanto el número podría sorprender “para mal”. Es que todo tiene directa relación con una desafección instalada y con la sensación de que es una misión casi imposible dar vuelta una campaña que en los últimos tres meses, promediando, habría bajado cerca de veinte puntos.

Además, y más allá de las palabras de buena crianza, una vez finalizada la inédita instancia que sentó a la mesa al comando y a Chile Podemos +, la sensación –explicitada por varios de quienes supieron lo que allí ocurrió– es que se trató más bien de un intento por bajar las tensiones y la presión por “politizar” una campaña que nunca tuvo mayor sustento que la reiterada historia de vida del candidato y su gestión en cargos públicos y privados.

Sin embargo, el solo hecho de que se haya nombrado a los ex-DC Mariana Aylwin y Clemente Pérez, lo que se suma a la vocería de Juan José Santa Cruz, es la evidencia –indicaron– de que todo sigue igual. Aquella determinación no fue una más, pues para varios en el oficialismo terminó siendo el hito para marcar que, de aquí en más, “cada uno juega por su lado”.

“Es sorprendente ver que ahora es Mariana Aylwin la que va a hablar por nosotros como Chile Vamos”, fue una de las primeras reacciones. Gente cercana al comando calificó esta decisión de Sichel de encapsularse entre los suyos (solo ex-DC y cercanos), es como “pegar palos de ciego”. Y tanto en la UDI como en RN, Evópoli y el PRI, coincidieron en que quedó claro que no existe y nunca existió “real voluntad de que tuviésemos injerencia”.

Para el director de Criteria, Cristián Valdivieso, las reacciones que ha habido y el alejamiento de varias figuras del centro de la campaña se explica de la siguiente manera: “Cuando tú viniste a necesitar a los partidos políticos, lo que pasó cuando Sichel empezó a caer en problemas, los partidos solo te dijeron ‘OK, aquí estamos’, pero por las formas. Sin embargo, en el fondo nunca estuvieron contigo”.

La decisión de no incorporar vocerías finalmente desde el interior del comando con personajes reconocibles de los partidos tradicionales del oficialismo, es para Valdivieso “una vuelta a la tribu del mundo de Santa Cruz y Sichel, frente a un escenario totalmente adverso, cerrarse entre los suyos, ir bajando las velas, ir bajando la velocidad y tratar de llegar juntos a puerto, y dibujar un espacio, un territorio de sentido, en torno a una candidatura que esta vez no fue, o que probablemente no sea, pero que sus contornos queden debidamente delimitados”.

Otra evidencia más del alejamiento entre el sostén político oficialista y el comando, fue el intento por disfrazar las salidas de los exvoceros Isabel Plá (UDI) y Francisco Undurraga (Evópoli), una vez que se conoció la denuncia por eventual financiamiento ilegal de la campaña a diputado, el 2009, del actual abanderado presidencial. En la ocasión, se dijo que ahora las vocerías se “institucionalizarían” desde los propios partidos.

En este marco, luego de reconocerse desde Chile Podemos + que dicha versión oficial no fue sino una “cortina de humo”, en los partidos acusaron la imposibilidad de defender con “dientes y muelas” la campaña, explicando “que es muy difícil seguir interpretando al abanderado”, pues seguir insistiendo con su historia de esfuerzo “ya nos cansó hasta a nosotros”.

Operación “milagro”

Lo que sí se da por seguro es que las maquinarias partidistas, esas que se despliegan en los diferentes rincones llevando el mensaje y trabajando por una causa común, hoy están “totalmente dedicadas” a salvar la parlamentaria, un hecho reconocido en todos y cada uno de los partidos del conglomerado.

De todas formas, y dado el escenario de bajos porcentajes de apoyo que muestran los diferentes candidatos en las encuestas, lo que configura una carrera presidencial todavía abierta, nadie se cierra a la posibilidad que un gran hito “en desmedro de los competidores” pueda dar vuelta la balanza. Aunque también reconocen que los elementos o razones donde se puedan afirmar para volver al ruedo, siguen siendo “difíciles de encontrar”.

Y si bien, como lo publicó el medio Ex-Ante, la estrategia de última ratio buscaría el acercamiento de figuras de alto reconocimiento del sector –como el exministro Jaime Mañalich– y una vuelta a las definiciones que más acomodan en el electorado del sector –como la de seguridad y orden–, esta se vería desdibujada con un vocero principal como lo es el empresario Juan José Santa Cruz (ex-DC), cuyas apariciones públicas han sacado nota roja transversalmente en la coalición, sinceraron varios de los consultados.

Para Valdivieso, “Santa Cruz es un muy mal vocero en términos comunicacionales, y además es una persona que no tiene relevancia política importante desde el punto de vista ciudadano, y tampoco es alguien conocido, no es alguien que le aporte”.

Moreno coincide al respecto y señala que “las formas importan, lo que se hace, los gestos, lo que se dice, son elementos importantes para conformar la unión de la ciudadanía. La performance de Santa Cruz de los últimos días, evidentemente habla de un estilo que la gente rechaza. Este autoritarismo, personalismo, es algo que a la gente termina por alejarla. El desempeño de Santa Cruz ha sido no muy positivo para los intentos de mantener a flote la campaña”.

Por ahora, señalaron en Chile Podemos +, queda apostar a que el “anticomunismo” haga su trabajo, esperar que las encuestas se equivoquen nuevamente y “rezar”.

Fuente: El Mostrador