Cuando el reloj de la Sala de la Cámara, marcó las 00:00 horas algunos diputados opositores interrumpieron con aplausos el discurso que hasta esa hora mantenía el socialista Jaime Naranjo, quien había logrado extender hasta el martes la sesión para votar la acusación contra el Presidente Sebastián Piñera.
A esa altura Naranjo llevaba 13 horas y media hablando en forma continua. Finalmente el diputado socialista, cuya misión era alargar el debate para permitir que el RD Giorgio Jackson llegase a votar el libelo (pues a la medianoche culminaba su cuarentena preventiva), completó más 15 horas de uso de la palabra. Jackson entró en la Sala a la 1:22 y Naranjo culminó su intervención tres minutos después.
Sin embargo, mientras la oposición celebraba el paso de la medianoche, en las afueras del Congreso la bancada DC efectuaba una insólita “maniobra distractiva” para que el diputado Jorge Sabag, quien en la tarde se había realizado un examen de PCR, pudiese ingresar a la sede del Legislativo, evadiendo la fiscalización de la Seremi de Salud de Valparaíso.
Al final, la presencia de Jackson y Sabag fue decisiva para que se aprobara la acusación contra el Presidente por 78 votos a favor, 67 en contra y tres abstenciones (Pepe Auth, Carlos Abel Jarpa y Pablo Lorenzini) cerrando una de las jornadas más singulares que ha vivido la Cámara en las últimas décadas.
Con este resultado, el libelo pasará al Senado que debiese discutirlo entre viernes y el lunes. En la Cámara Alta, no obstante, se requiere de 29 votos, en circunstancias que la oposición tiene 24 senadores.
Hasta ayer por la mañana, los pronósticos de la oposición eran pesimistas. Algunos no creían que Naranjo sería capaz de alargar su discurso.
El cuadro negativo empeoró pasadas las 16:30, cuando Sabag envió un mensaje al chat de la bancada DC. “Estimados, me acabo de tomar un PCR, no me siento bien, no podré asistir”, escribió desde Chillán, junto a una selfie en la que el parlamentario se veía con rostro acongojado.
El mensaje de Sabag desmoronaba todos los pronósticos y estrategias que había desplegado la oposición, donde estaban conscientes de que la mayoría de 78 de votos para aprobar el libelo no estaba asegurada. Cualquier diputado ausente adicional o voto en duda haría fracasar la presentación.
Inmediatamente Gabriel Ascencio, jefe de bancada de la DC, se comunicó con los representantes de los otros comités opositores, donde la noticia fue recibida con desazón.
No obstante, Ascencio, junto al subjefe de bancada DC, Gabriel Silber, llamaron a Sabag para hacerle ver en términos rudos que no podía ausentarse y que viajara sí o sí a Valparaíso.
Tras la llamada, Ascencio y Silber hicieron una rueda de prensa para informar que finalmente Sabag había comprometido su asistencia. Explicaron que el examen se lo hizo en la Plaza de Armas de Chillán aprovechando un puesto móvil, pero que aparte de su cansancio no había otro indicio que hiciera sospechar que tuviera Covid.
Sin embargo, el episodio puso en alerta al gobierno. Inmediatamente el seremi de Salud de Ñuble, Erick Jiménez, cuestionó que el diputado Sabag no cumpliese un aislamiento preventivo a la espera del resultado de su test. Pese a ello, el diputado DC igualmente emprendió su viaje a Valparaíso.
Frente a ello, las autoridades sanitarias hicieron otra jugada y el seremi de Salud de Valparaíso, Georg Hubner, llegó cerca de la medianoche a las afueras del Congreso con el fin de controlar la llegada de Sabag y eventualmente frenar su ingreso al Parlamento.
Alertados de esta situación, Ascencio acordó con Sabag juntarse a cuadras de la sede del Legislativo. La idea era que Sabag ingresara a pie para que no se topara con el control sanitario.
Para distraer a los fiscalizadores, Ascencio y un asesor DC tomaron el vehículo del diputado que venía de Chillán.
“¿Uno de uds. es el diputado Sabag?” fueron interrogados por personal de Salud a la entrada del Congreso sin saber que a esa altura el parlamentario DC ya estaba dentro del edificio.
El distractivo molestó al seremi, quien se reunió con el presidente de la Cámara. No obstante, ya no había forma para impedir el voto de Sabag.
Fuente: Tercera