El uso de las noticias falsas ha sido utilizada de manera exacerbada por el sector para lograr congraciarse con el electorado. Lo anterior radica en un desafío para la propia clase política, para la ciudadanía y sustantivamente para los medios de comunicación, de modo de no ser meras bisagras de lo que ocurre en la arena digital.
El levantamiento de las noticias falsas como recurso político de la ultraderecha en el mundo no es una novedad. La insistentes acusaciones del republicano Donald Trump sobre un presunto fraude electoral en el proceso eleccionario que libró contra Joe Biden en 2020 le significó el cierre de su cuenta de Twitter de forma permanente. Similar fue la determinación adoptada por Youtube en cuanto a Bolsonaro, a quien le bloquearon su cuenta por siete días tras declarar en uno de sus live que las vacunas contra el Coronavirus no reducen el riesgo de contraer la enfermedad y que al contrario, provocarían el desarrollo del Sida.
En Chile y en el marco del proceso electoral presidencial el uso de las llamadas fake news ha sido una estrategia exacerbada por quienes se identifican con este sector. Escandalosa fue considerada la declaración del diputado de la UDI, Sergio Bobadilla sobre la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón, y aún así más tarde el timonel de la misma tienda política, Javier Macaya, arremetió contra Izkia Siches por la supuesta no devolución de su beca como médico especialista.
La lista suma y sigue especialmente respecto al entorno y al candidato republicano a La Moneda, José Antonio Kast, quien ha enarbolado teorías de fichas clínicas contra su contendor, Gabriel Boric y ha sostenido que la legalización del aborto se traduce en mayor mortalidad materna, entre otras afirmaciones infundadas.
Así las cosas, en su paso por Washington D.C, Kast dijo compartir temas de interés “que pueden ser interesantes para el futuro de Chile” -sostuvo- con el congresista republicano estadounidense, Marco Rubio, el mismo que ha negado la responsabilidad humana en el cambio climático y que mintió acerca de los motivos que llevaron a su familia cubana a EE.UU, sosteniendo que sus padres “huyeron” de la Revolución Cubana, cuando el éxodo lo realizaron dos años y medio antes.
Antecedentes que ilustran una campaña, a juicio de expertos, maquiavélica en el sentido que la RAE le asigna a la palabra -que actúa con astucia y perfidia para conseguir sus propósitos- y que complementada con los discursos de odio genera una “mezcla peligrosa” de una derecha que se muestra contracultural, contestataria, anti-globalista y manifiesta un manejo orquestado de los medios de comunicación de internet para ganar la batalla en el ámbito digital, muy a la escuela de Steve Bannon.
Así lo señaló Pedro Santander, académico y director del equipo de Demoscopia Electrónica del Espacio Público (DEEP) de la Universidad Católica de Valparaíso, que monitorea la violencia en línea principalmente en Twitter, contra la Convención Constitucional. Al respecto el docente recalcó que las noticias falsas no son un asunto nuevo, “en España eran conocidas como el bulo”, ilustró. No obstante la complejidad que tienen hoy radica en su digitalización.
En esa línea sostuvo que se vuelve complejo el poder subsanar las mentiras instaladas, dado que los circuitos de difusión que existen son amplios, eficaces y tienen una capacidad de producción muy simple y de bajo costo. En eso, indicó, las publicaciones falsas son cerca de siete veces más vistas y que su capacidad de viralización es de seis a siete veces mayor que su rectificación, situación que ocurre en parte dado que las fake news operan sobre la base de sesgos confirmativos, explicó el docente.
“Las fake news generalmente, como esta misma que vimos de la Convención, tratan de conectar con cuestiones muy básicas, con pulsiones, impulsos muy básicos del ser humano, el escándalo por ejemplo. Y además las fake news, mayoritariamente, operan sobre la base del sesgo confirmativo, tratan de usarlos para mirar el mundo, entonces simplemente tiran una nota falsa que confirma tus prejuicios. Evidentemente hay un clima instalado de desprestigio a la Convención Constitucional y eso hace que cuando se tira este tweet el sesgo confirmativo se activa en mucha gente, que dice ‘¿Ven? Así son estos gallos’. Esas cosas hacen muy complejas, junto a la facilidad de circulación, combatir la fake news”.
Por su parte el académico del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, Claudio Salinas, sostuvo que las noticias falsas ocurren en un escenario de depreciación de la política y el utilizarlas alimenta el fenómeno, lo que es paradójico a su juicio, dado que los representantes políticos deberían ser los más responsables en la información que manejan.
“Tenemos los casos de Macaya, Bobadilla y otros que toca la casualidad, entre comillas, que son de la ultraderecha. Entonces son los representantes los que sistemáticamente van socavando la aversión de la ciudadanía, porque, al contrario, ellos deberían ser los más pulcros, prolijos en su información. Pero en una lógica donde está depreciada la política pareciera ser que la ultraderecha, hegemonizando estos medios, tanto tradicionales como digitales, operan en la idea del todo vale y con eso éticamente se deprecia todo: la política y con ello el descrédito absoluto de la sociedad”.
En eso Salinas sostuvo que el recurso de la fake news es parte de una campaña en la que “José Antonio Kast y la extrema derecha están absolutamente conscientes de que tienen que hacer todo, incluso reñido con la moral y la ética comunicacional, para poder ganar”. Una situación que ocurre con la venia de la izquierda, a juicio del académico, dado que no han sabido disputar el campo discursivo de los medios digitales.
Asimismo atribuyó a la problemática al “mal trabajo” que están haciendo los medios tradicionales.
“El primer responsable de la circularidad masiva de estos mensajes son los medios tradicionales, son los mayores productores de fake news. El mismo caso de la radio Biobío y el famoso asunto de la fiesta en que supuestamente la presidenta de la Convención se estaba bañando desnuda que fue desmentido (…) Con esas noticias falsas que no tienen ningún chequeo y que la primera reacción de los medios es replicarla sin chequearla. Ahí tenemos un problema total“, consideró.
Al respecto, Danilo Ahumada, presidente del Colegio de Periodistas, abordó el rol de los medios de comunicación en el camino por retrotraer el fenómeno de las noticias falsas, recalcando la importancia de verificar las fuentes y la procedencia de los datos. “Ahí hay un rol ético, en primer lugar, de las líneas editoriales de los medios de comunicación, pero también hay un rol ético de los periodistas. Eso es lo que nos preocupa como Colegio, porque más allá de que las noticias falsas van a existir ¿Cuál es el rol que cumplen los medios de comunicación, sobre todo en tiempos tan importantes y trascendentales, para la política chilena, para la democracia?”, cuestionó.
En esa línea, Ahumada señaló que lo central de la discusión no va tanto en la línea de generar marcos regulatorios sobre las líneas editoriales o las propias fake news, sino que está en clave de robustecer la ética profesional en los periodistas en formación.
“Yo creo que hay que hacer un trabajo que es mucho más profundo en los medios de comunicación y los periodistas. Ahí está el proceso formativo que estamos apuntando para las universidades, para que en nuestros colegas, bajo cualquier condición, la ética periodística sea la que prime. Tenemos un código de ética y hay tratados suscritos a nivel internacional para decir cuáles podrían ser sanciones cuando por ejemplo, existe esta difusión de noticias falsas o cuando los medios de comunicación dan espacios para generar discursos de odio”, recalcó.
Por su parte, Santander consideró grave que lo que se denomina “ethos periodístico” no sea suficiente para detener las fake news. En eso hizo, hincapié en la importancia de explicitar que los medios de comunicación son actores políticos. “No son un ente neutro que da cuenta de lo que ocurre allá afuera, son entes posicionados con líneas editoriales y forman parte de la contienda política y social, económica incluso, de los países“, señaló.
Por este motivo, explicó, es que “la derecha cuida la concentración de la propiedad de los medios porque cuando la logras los flujos discursivos se remiten a ciertos puntos de vista. El gobierno hace uso y abuso de eso”.
La fórmula asociada a los medios fue compartida por Salinas, pero también extrapolada al resto de la sociedad civil. “Tiene que haber una alfabetización de las personas, de sujetas y sujetos desde la primaria en el manejo de estas herramientas digitales, enseñarles a chequear información, desplegar de alguna manera cierto sentido crítico de las personas“, aseveró.
Fuente: Radio Universidad de Chile