El nuevo Ministerio de Salud que necesitamos

Chile políticamente no es el mismo después del Movimiento Estudiantil de 2011, que tuvo la gran virtud de enseñarle a su pueblo que los sueños de un Chile mejor eran posibles. Para que “otra Salud sea posible”,  necesitamos de una ministra o ministro que esté a la altura de estos nuevos tiempos, que se la juegue por los derechos reproductivos de la mujer, que tome la bandera del aborto por las tres causales, sin complejos y consecuente con un Estado laico, enfrentándose con valentía a todo el conservadurismo venga de la oposición o dentro de su propio sector político.

La nueva o nuevo secretario de Estado debe proteger los intereses de este contra quienes quieren sacar ventajas y enriquecerse a costa de políticas privatizadoras encubiertas como son las concesiones hospitalarias y quienes, desde el liberalismo económico, no pierden la esperanza que el Minsal retome ese camino.

Quien llegue a conducir la Salud Pública debe ser un férreo defensor de esta, con la convicción que la Salud es un derecho, que los económicamente menos afortunados tienen el mismo derecho que los acomodados a tener una salud de calidad y oportuna, y que es el Estado el que tiene que garantizar que ello ocurra. Debe saber que para tener una población con salud de calidad es necesaria la solidaridad y, en ese sentido, es de esperar que la nueva conducción se involucre en las conclusiones de la Comisión Asesora Presidencial para la Reforma de las Isapres y tome abierto partido por un  Fondo Común Solidario que permita fortalecer la salud pública y estatal en directo beneficio de población mas vulnerable.

Que la Salud necesita un cambio para nadie es un misterio.  Pero no cualquier cambio. La Salud necesita una mano firme que la conduzca por el camino del fortalecimiento del sistema para que este resuelva las necesidades de su población con una fuerte inversión pública, que sólo se apoye en  el área privada en casos sumamente justificados o en emergencias sanitarias. El diagnóstico indica que la Salud está mercantilizada, negando en la práctica lo que debiera ser evidente: la Salud es un derecho social. La erradicación del lucro de nuestro sector debe estar en el ADN de la o él nuevo líder del Minsal, quien debe implementar medidas concretas y tener coraje para enfrentarse con todos los poderes fácticos que han sabido mantener cooptado al Gobierno para que no invierta más en Salud, pues una inversión real les quitaría a muchos clientes que hacen posible mantener sus clínicas e isapres con pingües ganancias.

En este escenario, la Salud de Chile necesita un ministro o ministra que reconozca y comprenda que el recurso humano es la columna vertebral del sistema público de Salud. Ese “factor humano” está cansado de años de postergación, de una política de “parches”, de no sentir un compromiso férreo de la autoridad que le permita entregar la salud que nuestra población necesita.  Las trabajadoras y trabajadores de la salud centralizada necesitan una política clara, de largo aliento, que posibilite el regreso del personal médico y profesional que migró al área privada y que el Estado, con su falta de visión, dejó escapar.

Si esas son las características de la nueva o nuevo Ministro,  bienvenido sea.  Si no, que siga su camino.

Directiva FENPRUSS

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