Aprontes para el debate de una nueva Constitución

Aprontes para el debate de una nueva Constitución

«En septiembre daremos inicio al proceso constituyente abierto a la ciudadanía, a través de diálogos, debates, consultas y cabildos», manifestó la presidenta Michelle Bachelet, reinstalando la inquietud por los mecanismos de participación por los que concretamente optará el gobierno para una nueva Constitución. La intervención de la mandataria también plantea la duda de si es hoy, cuando el foco está puesto en combatir la corrupción, el momento para poner fecha al estreno del debate constitucional.

Arturo Fermandois, AC: «Nadie puede descartarla ni imponerla artificialmente»

-¿Cómo interpreta el mensaje de Bachelet?
-Siempre es positivo promover diálogos, debates y consultas; el punto es que no queda claro cómo eso se puede conectar con un proceso al que llama «constituyente». ¿Se trata de un proceso consultivo? ¿O será de alguna forma vinculante? El vínculo debe estar claro y debe enmarcarse en lo que la propia Presidenta definió, esto es, debe ser institucional. Nada justifica omitir las instituciones en algo tan trascendental como la ley suprema de un país.

-¿Es oportuna una Asamblea Constituyente?
-Una Asamblea Constituyente será convocada siempre que el clamor popular sea tan nítido que se refleje en las instituciones de nuestro Estado de derecho. Sólo en ese momento. Nadie puede descartarla, como tampoco imponerla artificialmente.

-¿Es oportuno que la Presidenta instale el debate constitucional cuando el foco está en probidad?
-Celebro que la Presidenta asuma el liderazgo para enfrentar institucionalmente la indignación pública con nuestros problemas de probidad. Pero ni una reforma constitucional ni una nueva constitución necesariamente se justifican por eso; son procesos que pueden toparse, pero tienen dinámicas, objetivos y proyecciones jurídico-políticas distintas. Sería grave constitucionalizar «en caliente» y artificialmente nuestro debate actual sobre financiamiento político y llevarlo a una refundación jurídica sin otros fundamentos.

-¿Es conveniente empezar el debate en septiembre?
-Hay muchas reformas legales ya lanzadas o en curso que requerirán atención y las ya aprobadas han demostrado que la actual Carta no era la camisa de fuerza que algunos pintaron en su momento.

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-¿Cómo lee las palabras de la Presidenta?
-Es un acierto de la Presidenta haber hecho la conexión entre el problema de legitimidad creado por estas revelaciones respecto del financiamiento de la política y el problema constitucional, porque lo que ha pasado con el financiamiento de la política es simplemente una de las consecuencias más problemáticas del problema constitucional.

-¿Y a qué se refiere específicamente el proceso constituyente?
-Se distingue de una reforma constitucional porque tiene una pretensión de legitimación mucho más marcada que una reforma constitucional y los cabildos y las consultas son maneras a través de las que el gobierno empezará ese proceso constituyente. Por lo tanto, para los efectos de un proceso constituyente, el que se dicte una ley de reforma constitucional, aprobada por los quórums que se establecen en el Congreso, no es suficiente.

-¿Es en ese contexto hay espacio para una AC?
-Cuando llegue la pregunta de cuál será el modo de legitimación de este proceso, la pregunta siguiente será cuán desarrollada está la demanda ciudadana por una nueva Constitución. Mientras más fuerza política tenga esa demanda más difícil será evitar mecanismos participativos.

-¿Es septiembre pertinente para empezar a discutir esto, considerando que hay otras reformas tramitándose?
-Si se piensa como proceso y no como que en septiembre empezamos y en octubre terminamos, no es problemático que haya otras cuestiones que también están siendo discutidas. Lo ideal es que este proceso vaya, progresivamente, tomando fuerza y ritmo para transformarse en el tema principal de discusión pública.

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-¿Cómo interpreta el mensaje sobre proceso constituyente emitido por Bachelet?
-Lo que la Presidenta ha anunciado es un proceso todavía informal y no vinculante para recoger la opinión ciudadana, lo que parece ser un requisito muy positivo para luego iniciar un proceso más formal de reforma a la Constitución.

-¿Se desecha AC?
-No me parece que esté ni apoyada ni descartada en ese mensaje, pero eso deberá contestarlo la Presidenta, porque todo este proceso aparece como un paso previo incluso a la definición del procedimiento de reforma constitucional.

-¿Es septiembre un buen plazo para ver el tema?
-Dependerá fuertemente del avance de la agenda de transparencia y probidad. Tenemos que enfrentar concentradamente y con mucha dedicación las reformas educacional y de probidad, que son indispensables para tener una democracia igualitaria, condición de cualquier otra definición. El plazo de septiembre me parece optimista, porque significa tener para ese entonces superada la discusión de transparencia. Pero si la discusión de esas normas se demorare más, lo prudente es postergar un debate constitucional para cuando los parlamentarios puedan impulsar ese debate ciudadano, del que habló la Presidenta, en sus respectivos distritos. En otras palabras, si la agenda pro transparencia no estuviere en los sustantivo ya despachada en septiembre, lo prudente es postergar el inicio del proceso constituyente y el debate constitucional.

-En ese sentido, ¿considera un tanto oportuno que el anuncio de nueva Constitución se haya hecho cuando el foco era lanzar esta agenda de probidad?
-Hay una conexión natural entre la reforma institucional de esta ingeniería más fina y el debate constitucional. Con todo, nuestra obligación ahora es concentrarnos en el debate de los temas de probidad y no en el constitucional. No debemos adelantarnos a ese proceso que la Presidenta anuncia para septiembre. Si no salimos bien de los temas de probidad, difícilmente podremos enfrentar bien un proceso constitucional. Un proceso de reforma constitucional interferido por la intromisión indebida del dinero en la política sería un proceso espurio y que será cuestionado. Necesitamos un proceso constituyente que tenga un alto nivel de legitimidad y hoy día no están dadas esas condiciones.

-¿Se logrará una nueva Constitución en este período presidencial?
-El proceso es largo y complejo y probablemente no se agotará en este gobierno, porque para debatir una nueva Constitución necesitamos un Parlamento con mayor legitimidad que la que tiene hoy y eso pasa porque el Congreso haya sido elegido por otras reglas en dinero y política, y con otro sistema electoral. Y eso recién lo tendremos al final de este gobierno.

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