La próxima semana la Cámara de Diputados votará una de las principales reformas laborales del gobierno de Gabriel Boric: la reducción de la jornada a 40 horas. Con eso listo para ser ley, el Ejecutivo comenzará a elaborar su segundo proyecto estructural para el mercado del trabajo: la negociación ramal.
Esta fue una promesa de campaña y, por lo mismo, el gobierno tiene toda la intención de concretarlo. Ese es al menos al plan que ya tiene dibujado el Ministerio del Trabajo. “Igual que otras reformas que hemos impulsado, como la de 40 horas o pensiones, realizaremos este trabajo con diálogo social, proceso que marcará la temporalidad del ingreso de este tipo de reforma. Para eso vamos a presentar al Consejo Superior Laboral, instancia tripartita de empleadores, trabajadores y gobierno, un diseño de ese trabajo prelegislativo”, sostuvo la ministra del Trabajo, Jeannette Jara.
¿Qué significa negociación ramal? Las negociaciones colectivas ramales operan en otros países sin necesidad de sustituir la negociación por empresa y el principio básico es establecer los pisos mínimos consistentes con las realidades de cada sector y desde ahí comenzar a elevar los estándares con nuevas negociaciones cuando las empresas son de talla.
«El gobierno volvió a poner en la agenda la Negociación ramal y anunció la evaluación de una implementación diferenciada por sectores. Sin embargo, y como viene siendo la tónica, el empresariado manifestó desde ya sus reparos, tanto a la iniciativa como a la oportunidad. El reducir las asimetrías en el mercado de trabajo es una necesidad imperiosa para la estabilidad social y un aliciente para el fortalecimiento del mercado formal que presenta niveles salariales altamente deprimidos respecto del costo de vida», señaló CETRA.
La idea del gobierno es formar una mesa de trabajo técnica similar a la que realizó para el proyecto de 40 horas laborales y en esa instancia poder acordar distintos ejes que abordará la iniciativa. “Tendremos un diálogo con empleadores y trabajadores, en el que esperamos nos acompañe la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Asimismo, recogeremos la experiencia internacional”, puntualizó la secretaria de Estado.
Los ejes del proyecto
El objetivo del gobierno es que ese proyecto modernice las relaciones laborales y se constituya en “una fuente de resolución de conflictos y de anticipación de escenarios entre trabajadores y empleadores, sin que todo tenga que pasar por cambios legales”. De lograrse, Jara plantea que “dará mucha más adaptabilidad al mundo del trabajo, contribuye a la productividad, a la conciliación del trabajo y la vida personal y familiar”. Asimismo, la ministra explica que “existen diversos modelos de negociación colectiva en el mundo y sus ejes se adecuan a las particularidades de las relaciones laborales de cada país”.
La ministra también comentó que una forma de partir este proceso es implementándolo de manera diferenciada por sectores productivos, siendo uno de ellos, la minería. “Puede ser una forma de partir. Sin duda, en la minería, por ejemplo, hay un camino mucho más avanzado. De hecho, para el proyecto de reducción de la jornada laboral a 40 horas hubo un acuerdo bipartito entre la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras de la Minería (Ctmin) y el Consejo Minero, que incorporamos en el proyecto de ley”. La secretaria de Estado subrayó que todos estos “aspectos serán parte del diálogo que llevemos adelante con los principales actores del mundo laboral, con quienes iremos definiendo estos aspectos y el cronograma”.
Por ahora las posturas están distantes. Y al parecer, a diferencia del proyecto de 40 horas laborales, los acuerdos se ven por ahora más complejos. Por un lado, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) tiene la convicción de que el proyecto ingresará este año, mientras los representantes del empresariado esperan que suceda todo lo contrario, puesto que ven que no es el momento de iniciar una discusión como esta, dado el escenario económico actual de crecimiento bajo.
En ese sentido, por parte de la multisindical, su presidente, David Acuña, ve necesario que el texto del proyecto ingrese este año. “No hemos puesto la fecha, pero sí este año tiene que comenzar la discusión legislativa. Ese fue uno de los acuerdos alcanzados en la negociación de salario mínimo del año pasado”. Desde la CUT tienen la intención de que la discusión sea tripartita para que participe el gobierno, los trabajadores y los empresarios y, por ello, lo plantearon ante el Consejo Superior Laboral, donde están representados todos esos actores.
En cuanto a qué es lo que buscan con una negociación ramal, Acuña explicita que los trabajadores de un mismo sector tengan un piso de condiciones y beneficios para luego cada sindicato negociar de manera independiente con su empleador.
De parte de los empresarios, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Mewes, es reacio a que este proyecto se discuta o avance este año. Dice que el escenario económico es complejo, a lo que se suman otros proyectos que están sobre la mesa. Entre ellos menciona la reforma tributaria, de pensiones, 40 horas laborales. “¿No será razonable ver primero el impacto de las 40 horas para luego analizar si es viable o no avanzar en este otro proyecto?”, se pregunta Mewes.
Si bien el presidente de la Sofofa, Richard von Appen, sostiene que comparten el objetivo de este proyecto, que es mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, “nos parece que es una estrategia equivocada para enfrentarlo, dado que hoy la economía chilena tiene un problema más prioritario al respecto, que es la informalidad laboral”. Por esta razón, “lo mejor para Chile es no avanzar en este proyecto”.
Para Von Appen, “cambiar el ámbito de la negociación colectiva, ampliándolo a nivel ramal no se condice con el nivel de desarrollo del mercado laboral en Chile, con un sistema laboral bastante rígido, en la cual el legislador regula y detalla exhaustivamente los límites, causales, modalidades y normas respecto de lo que se puede o no hacer en materia de derecho laboral, a diferencia de los países en que se permite la negociación colectiva ramal, donde prima una lógica de flexibilidad.
Fuente: La Tercera