Marta Lagos: Hemos validado el pinochetismo al validar a sus actores en democracia

La directora de CERC-Mori, Marta Lagos, planteó en El Diario de Cooperativa que la democracia, que Chile recuperó en 1990, ha sido «demasiado tolerante» con los actores que participaron en la dictadura y se mantuvieron en política en la transición, y que terminaron contribuyendo a formar una imagen «blanda» del sangriento régimen de Augusto Pinochet que persiste hasta la actualidad, a 50 años del golpe de Estado.

El estudio «Chile a la sombra de Pinochet» reveló que, medio siglo después del derrocameinto del Gobierno democrático de Salvador Allende, Chile vive un «resurgimiento del pinochetismo», con más de un tercio de los chilenos que apoyan la dictadura y su legado.

Lagos apuntó, primero, que «lo que hacen las encuestas es intentar reflejar la opinión representativa del país y revelar aspectos ocultos; y éste es un aspecto que no debería ser oculto, sino que deberíamos enfrentar, discutir y solucionar, encontrar un consenso que nos permita caminar para adelante».

Analizó que «hay un 60% de la gente que dice que este tema no está zanjado, toda la herencia del golpe y de la dictadura no está zanjada, sin embargo, estamos conmemorando los 50 años y no estamos abordando la problemática; tenemos susto de enfrentar la problemática, tenemos un trauma todavía, ¿qué nos pasa que no somos capaces de llegar a un consenso?».

En ese marco, planteó que «a los que recuperamos la democracia se nos pasó la mano en ser demasiado tolerantes con la generación que venía de la dictadura, que se incorporó a la democracia y permaneció en ella; de alguna manera tiñeron la democracia con esta ‘blandura’ hacia el régimen, que la cultura social y política no logró desmantelar ni abordar».

Observó dos factores que han llevado al «resurgimiento» pinochetista: uno es el internacional, donde los gobiernos de Donald Trump (EE. UU.), Jair Bolsonaro (Brasil), Nayib Bukele (El Salvador) y de Andrés Manuel López Obrador (México) «contribuyen a la validación de los autoritarismos» en la región.

«Hay un contexto internacional que hace que este espiral del silencio en que estaba el pinochetismo escondido salga para afuera, pero estaba escondido porque nosotros lo hemos validado», que se conjuga con el factor local, de «la validación interna de la cultura chilena, que hemos validado al pinochetismo validando a sus actores».

«Hemos validado a Pinochet, la cultura que hemos instalado en democracia ha validado a Pinochet, y eso es lo que estamos sufriendo hoy», subrayó.

«FALACIA RETROSPECTIVA»

En lo coyuntural, Lagos opinó que «más allá del estudio, estamos viviendo el peor momento social, político y económico, de desesperanza, con la crisis política, migratoria, de seguridad, desde el año 90», y que «al no tener expectativa del futuro se mira al pasado con una falacia retrospectiva diciendo que ‘por lo menos Pinochet daba seguridad y orden’, cosa que tampoco es cierta».

Por ejemplo, señaló la campaña del Partido Republicano para la elección del Consejo Constitucional: «Lo que hizo José Antonio Kast con su campaña ‘Reconstruyamos Chile’ fue recoger la demanda autoritaria, porque la promesa de reconstruir el país no tenía contenido, era solo una frase».

Ante ello, advirtió, «es muy peligroso que no sepamos más de las bases valóricas autoritarias que sostiene la gente».

Interpretó en ese sentido que «el voto más reaccionario del 7 de mayo se produce en quienes vivieron la dictadura, y por lo menos también hasta la muerte de Pinochet; hay más nostalgia rememorativa de la dictadura entre quienes la conocieron que en quienes no».

No obstante, afirmó que «no hay que hacerse ninguna ilusión de que este voto republicano, de conservadurismo, reaccionario de extrema derecha, es pasajero: no hay una estrategia política autoritaria, hay valores autoritarios que se reflejan en un partido, es mucho más profundo o permanente».

 

«¿La esperanza? Que como hemos visto desde 1987, las posiciones respecto a Pinochet dependen del presente, seamos capaces de crear circunstancias que hagan que eso cambie», propuso.

«La única manera de desmantelar el autoritarismo que trasunta esta opinión (que reveló la encuesta) es a través de buscar un consenso histórico, valórico y ético, e instalar una ética que no hay, porque tenemos dos éticas, la del golpe y la democracia, que nos tiene paralizados», concluyó la encuestadora.

Durante la dictadura cívico-militar, que estuvo en el poder entre 1973 y 1990, se encarceló y desapareció a disidentes del régimen de Pinochet en diversos centros de detención y torturas clandestinos a lo largo y ancho del país.

De acuerdo con el informe elaborado en 2011 por la Comisión Valech, en Chile hubo 40.018 detenidos por motivaciones políticas, 3.065 de ellos muertos o desaparecidos.

Fuente: Cooperativa