Rodrigo Valdés afirma riéndose -y ya más relajado que a principios de semana- que no es de siútico que prefiera referirse a las proyecciones de crecimiento de la economía chilena para este y el próximo año de la siguiente manera: 1,3/4% y 2,1/4%, respectivamente. Aunque explica que matemáticamente es igual a decir 1,75% y 2,25%, respectivamente, de este último modo “se está dando una precisión que no existe” y que él prefiere un rango más amplio. Agrega, en todo caso, que no es una fórmula que se le haya ocurrido a él, así se usa en el mundo anglosajón desarrollado.
¿Han surgido nuevos antecedentes que lo impulsen a cambiar estas proyecciones?
Se mantienen, pero dado el ambiente internacional e incluso local que ha existido en las últimas semanas, no sería raro tener riesgos al alza para el próximo año.
Si bien para el ministro de Hacienda noviembre fue un mes complejo por el debate del reajuste del sector público, las consecuencias de las elecciones en Estados Unidos y por la tramitación de la Ley de Presupuestos 2017, cree que diciembre no partirá mucho mejor. Salvo el pequeño respiro que le está dando la recuperación del precio del cobre.
Entre el miércoles y jueves de esta semana ha hecho harto énfasis en que el Imacec correspondiente a octubre, que se conocerá mañana, es malo. ¿Por qué está tan preocupado?
Porque en Chile somos muy buenos para sobrerreaccionar a los datos de alta frecuencia, que son volátiles y, posteriormente, revisados. Por lo tanto, sabiendo que viene un Imacec muy malo, dados los datos sectoriales, me preocupa que eso nos lleve a un bajón anímico innecesario.
¿Por qué? ¿Vendrán mejores resultados en noviembre, diciembre o enero?
Porque cuando uno ve las cosas más profundas, como el sentimiento que uno ve en la calle, la rentabilidad de las empresas, las encuestas de confianza, lo que ha pasado con la Bolsa y el mismo precio del cobre; creo que hay buenas razones para pensar que la economía va a ir creciendo más. En el fondo, hay que tratar de mirar hacia adelante más que por el espejo retrovisor.
Pero la tónica todo este año ha sido que las cifras siguen saliendo bajas, parece ser que no es sólo cosa de mirar por el espejo retrovisor…
Sé que las cifras han sido bajas. Ahora, hemos tenido un ambiente internacional súper complicado: Latinoamérica ha estado en recesión, la gente se olvida de eso. Hice un esfuerzo bien transparente en la Enade de esta semana de mostrar la realidad peruana y la nuestra. Perú está creciendo más que nosotros, porque la minería se está expandiendo allá, porque invirtieron en proyectos nuevos, pero si uno ve lo que ha pasado con la inversión y con la actividad distinta al cobre, la dinámica peruana y la de Chile en los últimos cinco años son básicamente indistinguibles.
¿Para usted es mediocre este crecimiento en torno al 2%?
Es una tasa baja para lo que Chile puede dar y refleja condiciones difíciles, pero también que nos queda tarea pendiente.
¿Cuánto es lo que Chile podría dar?
Como tenemos una brecha de crecimiento entre el PIB y el PIB Potencial -que las estimaciones lo sitúan entre 3% y 3,5%-, uno podría pensar que, por algún tiempo, se podría crecer más que eso y la economía no debería sufrir desbalances macroeconómicos. Pero eso tampoco es un número escrito en piedra.
¿En el año cuatro meses que le queda al gobierno se podrá alcanzar un crecimiento cercano al 3% o superior a eso?
Veamos cuánto es el crecimiento del último trimestre del gobierno. Espero que el primer trimestre del 2018 sea bastante más alto de lo que tenemos ahora.
¿Esto es como su piedra en el zapato no lograr que el país muestre cifras más altas de crecimiento?
Evidentemente es responsabilidad de todos, y como todas las cosas en la vida el resultado no depende sólo de lo que se haga, sino también de las condiciones.
¿Los factores internos han cambiado o se mantienen?
Se han moderado bastante. La manera cómo hemos abordado el tema de pensiones; cómo sacamos un presupuesto apegado completamente a la regla fiscal; lo que perdimos políticamente con el reajuste, pero hicimos lo que responsablemente había que hacer; el acuerdo que hicimos en educación; el que la Presidenta esté muy enfocada en consolidar y proyectar su gobierno con una agenda realista, son todas cosas que han ayudado a mejorar el clima interno. Cierto que algunos en Enade seguían criticones, especialmente los más políticos, pero escuché harto también de mejores perspectivas y mayor tranquilidad.
En Enade, varios representantes del sector privado pusieron como ejemplo, precisamente a Perú, como un país que da confianza para invertir, en cambio, señalaron que las reformas de este gobierno siguen generando incertidumbre.
Hay casos en que ha habido problemas en nuestra gestión que han generado más incertidumbre que la necesaria, pero creo que esto es de los dos lados también. Yo hablé el miércoles de la post verdad como un tema que me preocupa, porque cosas que no son ciertas se dan por ciertas. Fue lo que pasó con la discusión sobre los cambios al Código de Aguas por parte de algunos sectores, lo que no dista mucho de lo que vimos con el video de los poderosos de siempre. Eso le hace mal a la discusión.
¿Cuál es el rol del gobierno para no dar paso a que se exacerben los ánimos?
Gobernar con la mirada de mediano plazo y, como dijo la Presidenta, sin darse gustitos. No saben las ganas que uno tiene a veces de contestar algo y mandarse una pachotada, pero hay que tener la disciplina para que las cosas vayan mejor.
¿Le dieron ganas de decir lo que realmente sentía durante el debate del reajuste del sector público cuando la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, lo insultó en el Congreso?
Ese fue un episodio ingrato que ya dejé atrás, hay que distinguir y no enganchar con cualquier tipo de debate. Yo me refiero a otros momentos, como al lobby que uno observa en algunas cosas por lado y lado. En la discusión universitaria, precisamente, me he encontrado con esto y sólo me resta decir: ¡Por Dios que somos buenos para disfrazarnos del bien común!
¿Lo dice por la discusión que se dio ahora con el presupuesto?
No, la más larga. La de presupuestos fue corta y muy constructiva, con varios parlamentarios como Andrés Allamand, Ena von Baer, Carlos Montes e incluso Jaime Quintana, que se abstuvo.
Pero quedaron heridos en el camino, porque el senador Montes dijo que se saldría de la Comisión de Hacienda y el senador Quintana que evaluaría su participación en la de Educación, porque acusan al gobierno de ceder al chantaje de la derecha.
Nosotros fuimos muy pragmáticos y con un resultado excelente para los jóvenes y las familias de Chile.
Cuando llegó al gobierno, ¿sentía que había esta convicción de respetar la regla fiscal, de calmar las expectativas y que las reformas fueran más realistas?
El cambio de gabinete que me tocó a mí fue bien profundo. No es habitual que cambien los ministros del Interior y de Hacienda al mismo tiempo. Hacía décadas que no pasaba y, por lo tanto, más allá de que había una visión distinta, lo que constato es que la Presidenta decidió hacer un cambio que implicaba hacerse cargo de distintas restricciones que enfrentábamos en lo fiscal, en la capacidad política y en la producción de reformas, que requería ser afinada.
¿Qué esté tan adelantado el debate presidencial le hace un flaco favor a esta necesidad de mantener un clima estable para el crecimiento?
No dramatizo en nada que exista una discusión de candidatos a estas alturas. Más bien, y esta es una apreciación que compartimos en el comité político, sería mejor una discusión más unitaria, en el sentido de tener más claro cómo será el proceso presidencial..
El ministro del Interior, Mario Fernández, le pidió a la Nueva Mayoría que definiera su candidato presidencial en enero o antes de marzo, ¿lo comparte entonces?
El constató un hecho de que la acción política es más fácil en la medida en que esta dispersión que hoy existe se reduzca luego. Pero cada partido tiene sus propios tiempos, hay varios candidatos, pero se hace más fácil la política si hay tiempos mejores definidos y una manera de acordar candidatos que sea más clara.
¿Cómo los afecta esta dispersión?
Nos hace más difícil el trabajo, es obvio que cada uno tiene incentivos distintos en la acción política. Los economistas estamos acostumbrados a hablar de incentivos económicos con mucha naturalidad y entendemos súper bien cómo cambian el comportamiento humano. Pero he ido descubriendo que los incentivos políticos son distintos a los económicos. Si bien la decisión del proceso presidencial está más en el mundo de los partidos que de nosotros, es evidente que condiciona también la capacidad que tenemos para seguir creciendo. Es decir, la acción política nuestra se ve favorecida con un camino más claro y con más unidad.
¿Cómo llevará a la práctica la afirmación de la Presidenta de que “no se puede hacer todo” en un año de elecciones?
Como dijo la Presidenta, tenemos que consolidar y proyectar. Esto implica ir terminando cosas que hemos hecho y preocuparnos de que estas cosas sigan hacia adelante.
¿Qué le contesta usted al ex Presidente Sebastián Piñera cuando dice que si él vuelve a La Moneda “van a reorientar las reformas, porque partieron de un mal diagnóstico y de un programa ideologizado?
Aumentar el acceso de la educación en Chile, mejorar la calidad de la educación, ser fiscalmente responsable con eso y tratar de construir bases comunes, de manera que las reglas básicas representen a todos, no es ideología, es mejorar nuestro país.
¿Sería un error que se cambiaran las reformas?
Siempre son perfectibles. El secretario general de la Ocde felicitaba a Chile por estar en “modo reforma”. La educación es central para el futuro de Chile y hay que seguir empujando más calidad y más acceso.
¿Y la tributaria?
Es necesaria. Si hay ideas de cómo perfeccionarla sin perder recaudación y que los que paguen sean los mismos, se puede discutir, no hay que enamorarse de una reforma porque sí. Pero lo que pasa es que lo que yo leo siempre implica o bajas de la carga tributaria o tirarles la carga tributaria a otros. Es fácil decir subamos el IVA.
¿La laboral?
Es una reforma que no era central en el programa y resultó ser importante. Es más compleja, porque chocan temas de eficiencia con equidad de manera más evidente. Como todos los países tenemos que seguir avanzando en estos cambios laborales. A esto hay que sumar pensiones, como un gran tema, y probidad, que son dos cosas que tampoco estaban en el programa de gobierno y que nos han consumido una enorme energía.
¿En la agenda de probidad existe el espacio para incluir la propuesta del ex Presidente Piñera de legislar sobre el fideicomiso ciego para las inversiones que se hagan en el exterior?
La verdad es que para hacer lo correcto uno no necesita que la ley lo obligue.
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