Lo cierto es que la víspera de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana fue más noticiosa que el encuentro mismo. La proclamación de Carolina Goic como su abanderada presidencial no constituyó ninguna novedad. El camino ya había sido despejado por la senadora hace algunas semanas cuando, sorpresivamente, anunció su interés de competir como carta de su partido, pese a que el día que la ratificaron como timonel de la falange fuera enfática en descartar esa opción. ¿El argumento usado en enero?: tenía que dedicar todas sus fuerzas a ejercer el cargo de presidenta de la DC. Pero tampoco el evento despejó el punto de la discordia que dividió a todas las corrientes internas en las semanas previas y facilitó el fuego cruzado entre los que apostaban por candidata “con o sin primaria”. Colorines, chascones, guatones, príncipes, bacheletistas y otras tanta denominaciones –algunas vigentes, otras apegadas a la nostalgia– que se disputaban la autoría de la “mejor ruta” para levantar al alicaído partido.
Gutenberg y Mariana, los más categóricos en exigir llegar con Goic hasta el final. Los Walker poniendo el certificado de defunción anticipado a la NM. Pérez Yoma –saliendo de sus cuarteles de invierno–, advirtiéndole a la senadora que, en caso de ir a primarias, su carrera política podría estar terminada el mismo 2 de julio. Por el otro lado, Belisario, Ruiz-Esquide y Torres, indicando que cuatro meses es un tiempo suficiente para levantar una opción competitiva para llegar a enfrentar a los precandidatos de la actual coalición. También se sumó a esta posición el ministro Mario Fernández, quien rompió su cada vez más bajo perfil público, para advertir que la decisión de “primera vuelta” sería un duro golpe para La Moneda. Más que mal, y aunque quede un año, la Democracia Cristiana sigue siendo parte de este Gobierno. Les guste o no.
Pero la intervención más llamativa de todas, provino de afuera del partido. Alejandro Guillier, en un arranque que se puede leer como un intento de perfilarse en una posición más unitaria –y que, por tanto, le puede favorecer, considerando que es quien tiene más posibilidades de competir con Piñera–, hizo un abierto llamado a sus aliados a no cometer un “error histórico”, aludiendo a los que facilitaron el Golpe de Estado de 1973, y remató con una advertencia algo exagerada, de carácter dramático y poco creíble: en caso de que la DC se restara de las primarias, él se retiraría de competencia.
De seguro la apelación del abanderado radical debe haber generado muchas ronchas en la DC, incluidos los que estaban de acuerdo con su mensaje. No hay nada que irrite más a los militantes de cualquier conglomerado que alguien de afuera venga a pontificarles.
Con todo este ambiente previo, Goic fue la gran ganadora de la Junta Nacional. Logró que la proclamarán, instaló como relato que el partido que dirige seguirá siendo de «centroizquierda» –fijando el territorio en que se moverán– e hizo valer su tesis de que primero debe haber programa y, recién después de eso, evaluar cuál es el mecanismo.
Lo que sí parece descartado es el denominado “camino propio”. Así lo declaró el grupo Progresismo con Progreso, encabezado por la hija del fallecido ex Mandatario Patricio Aylwin, tras conocerse los acuerdos de la Junta Nacional. El problema es que la opción “primera vuelta”, en la práctica, es similar a correr en solitario.
Los grandes perdedores fueron Gutenberg y Mariana y, por supuesto, la sensibilidad que representan. No lograron convencer al resto que este era el momento para el salto al vacío. Porque, sin duda, en la medida que no exista claridad en que esa aventura en solitario puede terminar siendo el funeral de la falange, la mayoría de los democratacristianos no estarán dispuestos a entregar un cheque en blanco. Lo cierto es que, aunque Orrego obtuvo en 2013 un escuálido 8.86% en la primaria del oficialismo, hoy son parte del Gobierno. Si el hoy intendente hubiera ido a primera vuelta, de seguro la DC tendría uno que otro cargo intermedio y ningún peso en La Moneda
Y para los asistentes al Círculo Español, esta fue una nueva sesión terapéutica, de autoafirmación, renovación de la identidad y también de catarsis. Otra oportunidad para aplacar esa sensación de maltrato y ninguneo sufrido a manos del Gobierno y la Nueva Mayoría, sentimiento que cruza a todas la corrientes internas sin excepción.
Creo que, de fondo, el sábado se impuso el sentido de sobrevivencia temporal. Durante este corto período, en que el partido evaluará el mecanismo en que competirá con su candidata Carolina Goic, sus militantes deberán analizar los riesgos y oportunidades de intentar, vía elecciones, encontrarse con ellos mismos y el electorado. Lo que sí parece descartado es el denominado “camino propio”. Así lo declaró el grupo Progresismo con Progreso, encabezado por la hija del fallecido ex Mandatario Patricio Aylwin, tras conocerse los acuerdos de la Junta Nacional. El problema es que la opción “primera vuelta”, en la práctica, es similar a correr en solitario.
Si en la Nueva Mayoría los DC han sentido que no tienen nada que hacer ahí, el resultado de una coalición armada con pegamento podría constituir un verdadero engendro, más aún considerando que la opción “cada uno por su lado” también significaría listas parlamentarias separadas.
Definitivamente, la Democracia Cristiana hoy no tiene agua para tirarse en la piscina. Pero, tal vez, la reflexión que falta es si no es más conveniente correr el riesgo e intentar reinventarse como partido, aunque para ello sea necesario tocar fondo.
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