En los últimos días -sin éxito- La Moneda intentó mediar en las tensiones instaladas en el oficialismo tras la decisión DC de competir en la primera vuelta presidencial. Una minuta que augura un desastre parlamentario de la Nueva Mayoría en caso de excluir a la DC de un pacto terminaron por encender recriminaciones mutuas y asestar un nuevo revés al gobierno.
El enfrentamiento fue inesperado. Aspero, dicen algunos de los que asistieron el lunes 8 a la reunión habitual en La Moneda del comité político de los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría con el gobierno. El ministro del Interior, Mario Fernández, recién había terminado de exponer el delicado momento que vive el oficialismo con dos candidaturas presidenciales haciendo un llamado a mantener la unidad del conglomerado cuando intervino el timonel PS, Alvaro Elizalde: “La prescindencia del gobierno que ha señalado la Presidenta Bachelet se refiere también a que el Ejecutivo se abstenga de inmiscuirse en las decisiones de los partidos”, reclamó el líder socialista, según asistentes que reprodujeron sus palabras.
-“El gobierno tiene el derecho de involucrarse en la búsqueda de un acuerdo parlamentario -retrucó el vicepresidente de la DC, Matías Walker, sentado a pocos metros de Elizalde en el Salón Entre Patios del Ministerio del Interior-, este es un tema que a la larga influirá en el desenlace que tenga el gobierno y la Presidenta no es sólo Jefa de Estado, es también la líder de la coalición política, por lo que no puede ser indiferente a estos temas”, remarcó el parlamentario DC por Coquimbo.
No fue el único que defendió las palabras del jefe de gabinete. El ministro secretario general de la Presidencia, el PPD Nicolás Eyzaguirre, también insistió en la búsqueda de un acuerdo parlamentario para preservar a la coalición oficialista. Una postura que, según dijo, venía repitiendo desde hace días en toda sus conversaciones con diputados, senadores y dirigentes políticos.
Las palabras de Eyzaguirre sólo incrementaron los reparos de parte de los presidentes de los partidos que apoyan la candidatura presidencial del senador Alejandro Guillier. En mayor o menor medida, Ernesto Velasco (PR), Gonzalo Navarrete (PPD), Francisco Parraguez (IC) y Guillermo Teillier (PC) respaldaron el reclamo del timonel socialista por la prescindencia del gobierno en las decisiones que están tomando los partidos.
Para entonces, las directivas de los partidos que sostienen la candidatura presidencial de Guillier miraban con creciente recelo e inquietud el tardío interés de La Moneda por involucrarse en el tema, tratando de revertir lo que, para muchos, era una decisión zanjada desde el momento en que la Democracia Cristiana anunció, en la junta nacional del 29 de abril, que llevaría a Carolina Goic como abanderada presidencial a la primera vuelta en noviembre. Una determinación inédita en los últimos 28 años.
-¿Es una decisión del gobierno?-, preguntó la directiva del PS a la ministra vocera de gobierno, la también socialista Paula Narváez, para despejar si estaba la Presidenta Michelle Bachelet detrás de la iniciativa que instaba a un entendimiento en la Nueva Mayoría, a pesar de la existencia de dos candidatos presidenciales. La respuesta que les dio su compañera desde Palacio no despejó las dudas: al gobierno le preocupa preservar la unidad en torno a la agenda legislativa, explicó.
En el ala de izquierda de la Nueva Mayoría creen otra cosa. Tras el inesperado afán de La Moneda por empujar un acuerdo parlamentario, afirman, lo que sospechan es la existencia de una operación política impulsada por la DC, una última jugada previa a que se formalice ante el Servel el jueves 11 la candidatura de Carolina Goic a la primera vuelta presidencial.
Por eso, el mismo lunes 8, sólo horas después del comité político de La Moneda. Elizalde hizo una jugada política igual de imprevista. En la sede del PS, tras dar cuenta del estado de las negociaciones al interior del oficialismo en materia electoral, pidió a los miembros del organismo intermedio ratificar de inmediato un voto político que cerraba la puerta a un acuerdo parlamentario con la DC mientras coexistan dos candidatos presidenciales.
Se trataba, admiten miembros de la mesa socialista, de dar una señal a la DC como al gobierno, para frenar la ofensiva en marcha desde la semana anterior.
Informe en la Segpres
La alerta en los partidos que impulsan la carrera presidencial de Guillier se había encendido el viernes 5, durante el almuerzo de coordinación de los secretarios generales de la Nueva Mayoría con la Segpres.
A la cita que encabeza el subsecretario de la cartera, Gabriel de la Fuente, llegaron todos los representantes de los partidos oficialistas, con la sola excepción del secretario general del MAS, Fernando Zamorano. Al entrar al despacho se encontraron que además del subsecretario había dos asesores de gobierno. Uno de ellos era Víctor Maldonado, ex secretario general de la DC, quien se desempeña actualmente en el equipo de seguimiento de crisis del Ministerio del Interior, y sobre quien recaerían poco después todas las miradas.
Aunque guardó silencio durante la reunión, al sociólogo DC y ex vicepresidente de la Fundación Dialoga, creada por Bachelet al término de su anterior mandato, se le sindicó como autor del informe electoral -cualitativo y cuantitativo- que les leyó una funcionaria de la Segpres a los secretarios generales durante esa cita y que desató la molestia en el PS y el Partido Radical.
A los representantes partidarios no se les entregó copia, para, según se dijo, evitar filtraciones. Pero en su carilla y media, afirman fuentes de la Nueva Mayoría que conocieron el texto, se resaltaban las bondades electorales y políticas que tendría para el sector ir juntos en una lista parlamentaria, pese a llevar dos candidatos presidenciales a primera vuelta y el “desastre” que implicaría para el gobierno y los partidos de la coalición llevar listas separadas. Como graficó uno de los timoneles de la Nueva Mayoría, “era escuchar la imagen del infierno de Dante Alighieri”.
Según la minuta, que el gobierno hizo circular esta semana en sus conversaciones con algunos parlamentarios, la Nueva Mayoría arriesga bajar de 80 a 60 diputados en caso de ir separados. En senadores, los principales costos los pagaría el PS y el PR, en mayor medida, y en menor grado el PPD. Por lejos, los más afectados, sin embargo, serían los partidos pequeños del bloque, en especial el PC, que vería mermados sus escaños en el Parlamento. Y aunque de ir separados la DC sufriría mermas en el número de parlamentarios electos, éstas serían bajas.
Pero no sólo números figuraban entre las advertencias.
Si vamos separados, se señalaba en la minuta que les leyeron en la Segpres, el oficialismo no sólo perderá la mayoría en el Parlamento, sino que, además, dará a la ciudadanía una señal de que hemos dado por perdida la carrera presidencial y que cada partido sólo está preocupado de los escaños que pueda obtener. Un costo que deberán compartir las dos candidaturas presidenciales del sector.
La minuta también auguraba un complejo escenario para el gobierno: ¿Qué puede ordenar la acción del Ejecutivo en los meses que restan de la administración, si todos sus partidos y parlamentarios están luchando por su cuenta?, afirmaba el documento, sosteniendo al tesis de que en un escenario de listas separadas y dos candidatos presidenciales, la izquierda de la Nueva Mayoría se concentrará en evitar la fuga de votos hacia el Frente Amplio mientras la DC buscará diferenciarse cada vez más del gobierno para favorecer el crecimiento electoral de su abanderada, la senadora por Magallanes Carolina Goic.
“Ir separados es el fin de la coalición”, las posibilidades de apoyo en segunda vuelta se verán dificultadas si durante la campaña se ha puesto el acento en las diferencias, concluía la minuta.
La reacción de los secretarios generales del PS y el PR fue inmediata. Según testigos, el más duro fue el socialista Andrés Santander. Calificaron el texto de “surrealista”, de basarse en datos irreales y criticaron con dureza la tardía reacción del gobierno, al que acusaron de no haber querido involucrarse antes para salvar las primarias legales al interior de la Nueva Mayoría, ni para impedir que la DC levantara una candidatura presidencial a primera vuelta.
“Se le advirtió a la DC por todos los canales, formales e informales, de que esto pasaría si levantaban por fuera la candidatura presidencial de Goic. Pero la DC no dimensionó hasta ahora que la decisión de los partidos que apoyamos a Guillier de que no aceptaríamos un acuerdo parlamentario con dos candidatos presidenciales era irreversible”, coinciden miembros de las mesas directivas del PS y el PR.
Mantener por más tiempo el debate sobre un acuerdo con la DC, añaden las fuentes, sólo favorece a un sector de la falange que nunca se sintió cómodo con la coalición. De paso, reconocen, la urgencia que se le ha puesto desde el entorno de Guillier por empezar ya el despliegue de una candidatura que se ha enredado más tiempo de lo prudente en conflictos por el mecanismo, tensiones dentro del oficialismo y dificultades con los partidos.
Ministros al ruedo
Pese a la molestia de las colectividades que apoyan al senador Guillier por la tardía intervención del gobierno en la negociación parlamentaria, al día siguiente de la reunión en la Segpres, los ministros Nicolás Eyzaguirre y Mario Fernández concedieron entrevistas para insistir en la necesidad de un acuerdo parlamentario del oficialismo, que no deje fuera a la DC.
“En la elección de 2005, la entonces Alianza tuvo dos candidatos presidenciales y una sola lista parlamentaria. No hay ningún principio de ninguno de los partidos de la Nueva Mayoría que diga que si no tenemos un único candidato presidencial la coalición no existe. Es perfectamente posible tener un pacto de apoyo mutuo en la segunda vuelta y, ojalá, un acuerdo parlamentario”, dijo a La Tercera el titular de la Segpres el sábado 6.
Ese mismo día, el jefe de gabinete, Mario Fernández, concedió una entrevista a El Mercurio para, en su particular estilo, apelar a la unidad del sector. “No doy por muerta a la Nueva Mayoría, porque subsiste incólume una base fundamental: todos los partidos declararon esta semana que están comprometidos con el gobierno hasta el fin del mandato”, señaló.
Las intervenciones de los miembros del comité político, afirman dirigentes DC, no fueron casuales.
El martes 2, tres días después de que la junta nacional DC definiera llevar a Goic a la primera vuelta presidencial, desechando en forma definitiva las primarias legales de la NuevaMayoría, el vicepresidente de la DC, Matías Walker, se comunicó con el ministro del Interior para manifestarle los “riesgos” de que se marginara a la DC de un pacto parlamentario. Otros dirigentes falangistas, como el diputado Fuad Chahín, líder de los “colorines”, facción a la que pertenece la abanderada DC, se sumaron a la ofensiva sobre el gobierno. Los mensajes no sólo fueron destinados a Fernández y Eyzaguirre, también se habló con el subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, a quien, en su calidad de experto electoral del PS, se le planteó distrito por distrito las consecuencias que tendría para la coalición de gobierno “aislar a la DC”.
Según un dirigente de la DC que participó de esa ofensiva sobre el gobierno, la falange decidió llamar a los ministros ese mismo día tras escuchar a la vocera de Palacio afirmar que “aquí tanto lo partidos de la Nueva Mayoría como el gobierno tenemos responsabilidades, roles distintos que se complementan, el gobierno está centrado en seguir adelante haciendo su tarea para todos los chilenos”.
No sólo eso, el gobierno había anunciado esa misma mañana que pretendía redefinir la participación de las colectividades en las diferentes instancias de coordinación para disminuir los conflictos, algo en lo que debió recular más tarde.
Paralelo a esta ofensiva, la DC constituyó una comisión integrada por el vicepresidente Sergio Espejo; el coordinador de la campaña de Goic, Pablo Badenier; el secretario general de la DC, Gonzalo Duarte, y los diputados Roberto León y Fuad Chahín, para llevar adelante conversaciones informales con parlamentarios y dirigentes del PS, PR, PPD y el PC para insistir en la búsqueda de un acuerdo parlamentario. Tarea en la que ha colaborado desde la distancia el senador Andrés Zaldívar, quien estaba fuera de Chile.
Los plazos son cortos. En la propia DC reconocen que tienen hasta fines de mayo para convencer a sus socios. Más allá es casi imposible, pues las colectividades tendrán desplegadas sus propias candidaturas y se entrará en un camino de difícil retorno.
Desde la izquierda de la Nueva Mayoría aseguran que la puerta para una negociación ya se cerró. El PS y el PR ya tomaron el acuerdo político de marginar a la DC mientras haya dos candidatos presidenciales y el PPD anticipó el lunes 8 que este fin de semana, junto a la proclamación de Guillier como su abanderado presidencial, votará un voto político similar.
A los personeros de la DC que se han acercado a conversar de manera informal, dirigentes del PR y del PS les han pedido transmitir un claro mensaje: para que haya acuerdo deben bajar la candidatura de Goic. Incluso, han ofrecido que la senadora asuma como jefa de campaña de Guillier, en momentos en que comienza a configurarse el comando presidencial del abanderado de la izquierda.
Un imposible, dicen en la DC, mientras ven cómo la creciente tensión entre los partidos diluye uno a uno los esfuerzos y ofensivas de última hora por cerrar un acuerdo.
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