En el cierre de la Teletón, cuando se esperaba que las empresas comprometidas expusieran su generosidad con números contundentes, los televidentes contemplaron perplejos cuando apareció un señor bajito y otras personas a entregar el aporte de RIPLEY. Durante las 36 “horas de amor” se anunció hasta el cansancio que todas las ventas extraordinarias de este gigante del retail serían para contribuir en la obra que conduce Don Francisco. Cuando llegó el momento de la verdad quién encabezaba la delegación señaló que el aporte de RIPLEY era poco más de 500 millones de pesos y que esta cifra era la suma de cantidades casi iguales entre el resultado de las ventas y lo que entregaron los trabajadores.
Tal cual. Es obvio que estábamos ante un problema considerando las proporciones del aporte. En ninguna de las grandes empresas que “donaron”, el peso de lo reunido por los empleados equiparó al dinero entregado por las compañías. Si consideramos la parte de RIPLEY-compañía, esta no alcanza, ni de lejos, a pagar la publicidad que recibió durante la campaña de la Teletón. RIPLEY entonces hizo un excelente negocio pero muchos nos percatamos que más bien fue un buen “chanchullo”.
¿Quién estaba detrás de este “brillante” negociado?
La respuesta es que el responsable fue el caballero de baja estatura que además se caracteriza por su perfecta manicure y trajes de buena calidad. Rubén Sepúlveda se llama este ejecutivo corporativo de Ripley que gusta llamarse Gerente de Personas, en reemplazo del concepto de Recursos Humanos.
Lo triste es que en el desempeño de su cargo utiliza las mismas mañas que se hicieron evidentes en la Teletón. Pretende transformar la realidad como ocurre en la novela de anticipación “1984” en que los nombres de los ministerios de un futuro gobierno expresan exactamente lo contrario a su cometido (el ministro de la “libertad” se ocupa de las prisiones y la represión).
Cuando asumió hace tres años levantó un discurso moderno e inclusivo de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. Esto, mientras reducía los ingresos de quienes eran contratados por primera vez y lograba que las negociaciones colectivas del periodo fueran las peores en la historia de la empresa.
En marzo de 2013 existen varias investigaciones por Practicas Antisindicales y Desleales durante la Negociación Colectiva iniciadas por los sindicatos que negociaron “en Bloque” en septiembre del año pasado. En esa oportunidad y posteriormente se han desplegado todas las maniobras que Sepúlveda acostumbra ejecutar para debilitar a los trabajadores y sus capacidades para negociar.
A fines de 2011, Ripley declaró que unía todas las razones sociales de sus decenas de tiendas en un RUT, provocando que todos sus trabajadores pudieran negociar en conjunto. Pero esta posibilidad es sólo eso, una linda opción que es impedida por la existencia de múltiples instrumentos colectivos por local con fechas de vigencia diferentes. Entonces la acción de negociar juntos de los trabajadores requiere inteligencia estratégica. Así lo comprendieron siete sindicatos de Ripley que reunieron poco más del diez por ciento de la dotación de la compañía. No imaginaron las dimensiones que adquirirían los enfrentamientos con la empresa. Primero fue en el terreno legal donde vencieron, a pesar de los esfuerzos de Sepúlveda y sus asesores jurídicos incluyendo ex funcionarios de la Dirección del Trabajo y el poderoso grupo legal Cariola y Asociados. Luego los sindicatos salieron a la calle en una huelga que duró dos días, sin que sufrieran descuento alguno por no trabajar además de que la empresa reconociera y pagara un total equivalente al tercio de los huelguistas. En relación a los resultados de la negociación, esta fue la mejor a la fecha si se le compara con cualquier negociación de los años en que Sepúlveda ha estado a cargo.
Todo bien hasta el momento, pero los sindicatos y sus asesores no contaban con las “armas secretas” del gerente, el engaño y la guerra sucia en las relaciones laborales. Más de alguien dirá que esto sería normal en las negociaciones colectivas, pero se equivocaría. Estas formas de actuar son propias de empresas donde no hay relaciones estables o donde quienes ejecutan tales procedimientos buscan victorias inmediatas con fines personales. Tal fue el caso de Sepúlveda quién estaba interesado en esos días en el puesto equivalente en Walmart Chile, sin conocimiento de sus jefes suponemos. Pretendía demostrar que era capaz de “controlar” a los asesores de los sindicatos Ripley que éramos los mismos que preparábamos la mayor negociación reglada en la historia de la transnacional (que culminaría unos meses después sin conflicto).
¿Por qué hablamos de engaño y guerra sucia? En las particulares técnicas de negociación de este señor se encuentran la mentira, la negación con descaro de lo pactado y la dilación en la firma del acuerdo con el fin de obtener nuevas ventajas jamás pactadas. Con la alianza de sindicatos que estamos mencionando demoró 43 días en la firma sin ganar nada, pero lo mismo ha hecho en otras negociaciones con más éxito. Respecto de sus maniobras sucias, Sepúlveda es conocido por cancelarle remuneraciones superiores a dirigentes afines. Apoyar sindicatos paralelos y otorgarle mejores beneficios aparentes (porque son instrumentos colectivos a mayores plazos) a estas organizaciones. En el caso de los sindicatos que se unieron para negociar hay sindicatos paralelos minoritarios respaldados por la Gerencia de Personas en casi todos los locales.
Estas conductas que se ejecutan en Chile también se replican con otros medios en Perú, donde también hay graves acusaciones de Prácticas Antisindicales. ¿Qué harán los sindicatos que deben negociar este año en Chile? ¿Se unirán para constituir una fuerza relevante o habrá triunfado la política divisionista de Sepúlveda? ¿Negociarán por separado como quiere Sepúlveda o le hará caso a su renunciado Gerente de Relaciones Laborales quien dijo que la mejor forma de negociar en la empresa era en grupo?
Una explicación final. No pretendemos discriminar a Sepúlveda por el tamaño pero en su caso se aplica el viejo dicho de que el perfume y el veneno vienen en frascos chicos. Está claro que Sepúlveda no es oloroso a pesar de sus lociones caras.
Equipo de Comunicaciones
CETRA
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