El escenario electoral de las últimas semanas indicaba que Beatriz Sánchez, candidata del Frente Amplio, se encontraba en una situación agonizante, sin opciones de pasar a segunda vuelta. Si bien eso último –y solo eso último– fue efectivo, el porcentaje obtenido por sobre el 20% la posiciona ahora como la alternativa que estuvo más cerca de romper el duopolio político histórico en Chile, a tan solo dos puntos y fracción de Alejandro Guillier.
Los más de un millón 200 mil votos obtenidos por ella, sumado al paupérrimo desempeño de Sebastián Piñera –muy por debajo del 40% o 45% que proyectaban las encuestas–, le habilitaron un poder negociador poco esperado ante la carta presidencial de la Fuerza de Mayoría. De ese modo, la probabilidad de que ambos sostengan una conversación es alta. No solo por la cercanía que cultivaron en sus años compartiendo un set de televisión o un estudio de radio; también por la evidente oportunidad que posee Sánchez de influir, en la medida de lo posible, en el programa presidencial que pretende darle continuidad al mandato de la Presidenta Michelle Bachelet.
Por lo tanto, la candidata que no pasó al balotaje se transformó, al mismo tiempo, en un elemento trascendental para el oficialismo en esta etapa nueva. No por nada, el discurso emitido por Alejandro Guillier a eso de las 22 horas este domingo comenzó con un saludo especial para ella.
Armar una tercera fuerza
Las buenas noticias para el Frente Amplio comenzaron desde temprano. Beatriz Sánchez ganó entre los chilenos y chilenas residentes en Nueva Zelanda. Luego, avanzada la jornada, se supo además que su votación en el exterior peleaba codo a codo con la de Alejandro Guillier.
Los avisos del éxito se concretaron, eso sí, desde las seis de la tarde, cuando el Servicio Electoral dio inicio a sus boletines. Estos la situaron cerca del 20%, lejos del pronóstico que le entregaban encuestas como CEP, Adimark y Cadem. A esas empresas apuntó la candidata cuando se dispuso frente a las cámaras de televisión, minutos después de la conferencia del candidato de Fuerza de Mayoría. Tenía algunas lágrimas en los ojos.
“A todas las encuestas que dijeron que íbamos a estar abajo. ¿Dónde está ese oráculo que es la CEP, borrándonos del mapa? ¿Dónde está la Cadem diciendo que estamos afuera? Si esas encuestas hubieran dicho la verdad, a lo mejor sí estaríamos en segunda vuelta. Mañana quiero una explicación de estos que se creen dueños de Chile. Explíquenme en qué momento íbamos a sacar un 8%”, disparó.
Hasta el cierre de esta edición, el incipiente conglomerado tenía logrados 20 escaños en la Cámara de Diputados y uno en el Senado. Ese antecedente le entregaría a Beatriz Sánchez un sitial complementario al de haber resultado una alternativa competitiva en una elección presidencial; en concreto, la ubicaría en la historia como la mujer que tomó los riesgos para hacer efectiva una bancada de congresistas paralela a la del duopolio.
“Estamos tan felices. Chile quiere cambios. Chile quiere un cambio y lo dijo hoy día, votando. Lo primero es agradecerles a todas las personas que fueron a votar contra toda la corriente. Muchas y sinceras gracias. Lo que les digo es que vamos a seguir trabajando para ustedes, de puertas abiertas y dialogando. El Frente Amplio llegó y para quedarse”, añadió en su discurso.
Y terminó así: “esta fue una competencia desigual. Tenemos pocos alcaldes y concejales, y así, la hicimos. La hicimos porque aquí hubo trabajo, seriedad, responsabilidad, coherencia, convicción, honestidad, y no quisimos engañar nunca a nadie. Hubo ingenuidad. Esta ingenuidad le hacía falta a Chile. Esta mirada de inocencia le hacía falta a la política chilena”.
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