Gabriel de la Fuente, ministro de la Segpres: “Los partidos tienen que hacerse cargo de la defensa del legado de Bachelet”

El ministro, responsable de la agenda legislativa del gobierno, dice que las colectividades de la Nueva Mayoría, sus institutos y los actuales secretarios de Estado, deberán resguardar la obra de la Mandataria. Sostiene también que ese trabajo servirá de “base” para que la futura oposición “se aglutine y pueda transitar políticamente durante el próximo período”.

Asumió en agosto pasado, haciéndose cargo de las reformas de la Presidenta en un período complejo: la recta final del gobierno. Cuando queda sólo una semana legislativa -a inicios de marzo-, el ministro de la Segpres, Gabriel de la Fuente (PS), plantea como tarea de la futura oposición defender la obra de Michelle Bachelet.

¿Cuál es su expectativa para el cierre legislativo?

Pretendemos cerrar cosas pendientes. Mi expectativa es poder terminar la tramitación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, tratar de avanzar lo más que podamos en el Servicio Nacional Forestal (…), mejorar los otros proyectos que habíamos presentado en materia de pensiones -ahí hay que hacer un pequeño esfuerzo- y presentar el proyecto de CAE, un compromiso que la Presidenta va a cumplir.

Sigue pendiente el proyecto de nueva Constitución…

Hemos hecho un itinerario que ha ido cumpliendo todas sus etapas: participativo, que creo que lo logramos con creces con más de 204 mil personas que participaron (…); la sistematización, con un consejo de observadores muy plural; el proceso de consulta indígena. Se entregaron las bases, y esos antecedentes la Presidenta los tiene a la vista para elaborar su propuesta de nueva Constitución que va a hacer al Parlamento antes de concluir su mandato.

¿Enviar el proyecto a pocas semanas del término del gobierno no es algo cosmético?

No lo es. Es la culminación de un proceso de participación ciudadana, y la Presidenta dijo que quería hacer este proceso bajo su mandato y que, a la luz de la reforma del sistema electoral, quería que su proyecto de nueva Constitución fuera revisado por el nuevo Parlamento. Y van a estar dadas las condiciones para que el nuevo Parlamento pueda hacerse cargo de este proyecto.

Piñera no ha dado señales de que sea una prioridad de su gobierno…

No la ha dado, por eso creemos que presentando un proyecto de nueva Constitución las bancadas parlamentarias tengan la capacidad de darle impulso legislativo, porque son bases desde las cuales la futura oposición se puede aglutinar en base a objetivos comunes.

La gratuidad fue más acotada que la comprometida. ¿El gobierno quedó al debe o se generó un cumplimiento real de las reformas?

De la reforma educacional, entendida como el eje central del programa de gobierno, estamos muy orgullosos de lo hecho. Una reforma como nunca en la historia republicana de Chile se había hecho, que va desde crear una subsecretaría de Párvulos (…), terminar con el lucro, el copago y la selección en el sistema escolar con fondos públicos. Tantos años discutiendo sobre la desmunicipalización y logramos terminar con la municipalización a través de un procedimiento gradual, como hemos hecho todas las cosas, porque se nos ha acusado que legislamos a mata caballo. En materia de nueva educación pública, fortalecimiento de la educación pública, se hizo gradualmente. Quince CFT públicos, dos universidades públicas, en O’Higgins y Aysén, donde no había oferta. Y como guinda de la torta, la gratuidad, que la teníamos sólo vía glosa presupuestaria, pero nuevamente con gradualidad y responsabilidad, llega para quedarse.

Ustedes destacan que las reformas benefician directamente a la ciudadanía. ¿Por qué, entonces, el gobierno se va con baja aprobación?

Son las paradojas de la política. En algún minuto se planteó que en reformas tan profundas no hemos sido capaces de transmitir sus beneficios, su sentido más trascendente. Hay alguna anomalía, porque cuando uno ve la adhesión que tiene la Presidenta en terreno, uno dice cómo no se traduce electoralmente.

En la elección presidencial tampoco hubo una inclinación hacia el proyecto de Bachelet. ¿Asume el gobierno alguna responsabilidad en entregarle la banda a Sebastián Piñera?

La que pueda correspondernos en términos, tal vez, de no haber sido capaces de haber transmitido adecuadamente los beneficios de las políticas que estábamos llevando a cabo, no hacer la pedagogía política de qué significa un programa de gobierno de corte progresista, de centroizquierda, versus otros proyectos. Ahí evidentemente que hay un rol que tiene que cumplir el gobierno, pero también uno muy importante que tienen que cumplir los partidos. Los gobiernos gobiernan; los partidos son los que hacen la política, los que deberían estar más en contacto con la ciudadanía, Es una responsabilidad compartida.

¿Que tipo de alianza debe hacer la Nueva Mayoría en la futura oposición?

No estoy para darles recetas a los partidos, pero uno a lo que aspira es a que exista una oposición articulada. También que aquellos que fueron parte del gobierno y formaron parte de la coalición, esto que hemos denominado la centroizquierda, incluso los demócratas progresistas, como dijo la Presidenta, se mantengan unidos para los efectos no sólo de hacer oposición, sino que para la defensa y proyección del legado, que constituye una base sustantiva de elementos que deberían coadyuvar a que la oposición se aglutine y pueda transitar políticamente durante el próximo período.

¿Cree que el sector podría sostenerse en base al legado de Bachelet?

Ese es un aspecto fundamental, creo que principal. No es sólo eso, evidentemente, no es solamente legado ni mucho menos. Tiene que ver también con una reflexión de cada uno de los partidos sobre el diagnóstico de la situación política, de por qué pasó la derrota. Pero ineludiblemente tenemos que buscar formas de coalición para enfrentar la oposición al gobierno de Piñera, una oposición constructiva, también para plantearle a la ciudadanía un proyecto alternativo al que está gobernando. Los partidos tendrán que determinar cuán amplio es ese arco, si es esta coalición, una 2.0, con otro nombre, que va desde democratacristianos a comunistas o, como han planteado también sectores en los partidos, mucho más extensa, hacia el Frente Amplio o formas de convivencia con el Frente Amplio.

¿Y qué cree usted?

Creo que adelantar un juicio es poner la carreta delante de los bueyes.

¿Pero ve posible una alianza con el Frente Amplio?

Hay que hacer un diagnóstico primero, ver qué pasó, cuál es mi objetivo. Y a partir de esas definiciones yo determino mi política de alianzas. Además, hay que ver la voluntad de los otros, porque a lo mejor un partido dice “yo quiero tener alianzas que vayan desde la DC al FA”, pero (a lo mejor) el Frente Amplio no quiere, por ejemplo, porque ellos están en su propia discusión.

¿Cuál es su análisis de las causas de la derrota presidencial?

Uno está también tratando de escudriñarlas. Hay elementos que están a la vista, que tienen que ver con esta falta de pedagogía de las propias reformas, la debilidad del sistema de partidos políticos.

Piñera nombró a Gerardo Varela en Educación y a Isabel Plá en el Ministerio de la Mujer. Algunos lo consideraron un gabinete conservador, sobre todo en áreas en que Bachelet hizo sus mayores reformas. ¿Coincide con eso?

Creo que, efectivamente, es un gabinete conservador, que, como bien dice usted, en las áreas claves los nombramientos indican -sin prejuzgar ni mucho menos- que vamos a tener algunos derroteros de conflicto. Hemos visto también una actitud en algunos de los ministros nombrados de críticas muy fuertes a las reformas que hemos hecho, injustamente, además. En algunos casos devela, a mi juicio, una falta de conocimiento real de lo que hemos hecho, por ejemplo, en materia de educación. Para qué decir respecto de temas como despenalización, valóricos. Estas políticas van a tener que ser defendidas desde el Parlamento por nuestros parlamentarios.

¿La Nueva Mayoría va a tener que defender el legado de la Presidenta?

No me cabe la menor duda de que lo van a hacer.

¿Hay inquietud porque puedan estar en amenaza las reformas?

Hay una inquietud a partir de los dichos de los propios personeros del nuevo gobierno.

¿Le preocupa que se pueda retroceder?

O sea, siempre está la amenaza de retrotraer las conquistas sociales y políticas que hemos logrado durante estos cuatro años. Ahora, muchas de estas conquistas están consagradas legalmente.

Entonces, ¿es la Nueva Mayoría la encargada de velar por la obra de la Presidenta?

Sin lugar a dudas, y también de los centros de estudio de los partidos de la Nueva Mayoría, de la oposición, a partir del 11 de marzo, que tendrán como tarea salir a defender las importantísimas y profundas reformas que hemos hecho.

Cuando Piñera salió del gobierno creó una fundación y estuvo activo. La experiencia de Bachelet en 2010 fue distinta. ¿Qué rol va a tener la Presidenta en esa defensa?

Es una decisión que tiene que tomar ella. Ella dijo en una entrevista que no se iba a ir del país y, por lo tanto, ella estará.

No irse del país es distinto a tener un rol activo…

No, por supuesto, es que vamos de a poco. No se va a ir del país. Yo creo que, efectivamente, los partidos y sus institutos tienen que hacerse cargo de la defensa de su legado. No sé cómo, porque no lo hemos conversado con la Presidenta cómo se va a materializar más concretamente aquello. Pero, sin duda, les atribuyo un rol muy importante a los ex ministros de su gobierno, ya sea en los institutos de los partidos o en el rol político que tengan que jugar dentro de sus propios partidos, para estar atentos a la defensa también de ese legado. Creo que tienen una tarea que es la defensa de ese legado, que es la defensa de su propio trabajo, de sus propias convicciones, porque aquí uno no viene a cumplir una tarea donde uno marca un horario. Aquí hay adhesiones políticas, convicciones, hay mucho de amor por lo que uno está haciendo. Entonces, a lo que uno aspiraría es a que aquellos que compartieron con la Presidenta y tuvieron el honor de trabajar con ella, sigan haciendo la tarea de defender lo que hicimos.

¿Cuáles son sus planes cuando termine el gobierno?

Primero, tener vacaciones (se ríe). Una tarea que uno se autoimpone, pero que también conversa informalmente con el resto de los ministros, es esto que le estoy diciendo. Creo que hay que estar atentos, desde los lugares donde uno vaya a desempeñar su desarrollo profesional, a defender el legado de la Presidenta y a colaborar con los partidos y con los parlamentarios en esa tarea.

¿Y usted, desde dónde lo va a defender?

Mire, tengo varias ofertas, que uno las está estudiando, pero siempre he creído en el desarrollo de los institutos de los partidos. Y ese yo creo que es un lugar muy adecuado.

¿El Instituto Igualdad?

Tengo varias ofertas que van más o menos en ese sentido.

¿Pero se va a articular algo en torno a Bachelet, a lo mejor una fundación, un centro?

No lo he conversado con la Presidenta, pero creo que es necesario ayudar a los partidos para la defensa del legado, que es histórico: la reforma educacional; despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales; Ministerio de la Mujer; la agenda de probidad y transparencia y mejor democracia; el cambio al sistema binominal; reforma de los partidos políticos -por fin tenemos financiamiento de los partidos-; Servel autónomo; Subsecretaría de la Niñez.

¿A usted le parece necesario que pueda articularse algo como una fundación?

Creo que es necesaria la coordinación, que exista una acción deliberada.

Esa acción es más fácil con un domicilio, me imagino…

Sí, por supuesto, es mucho más fácil.

¿Ha conversado ya con su sucesor en la Segpres, Gonzalo Blumel?

Sólo por WhatsApp, todo muy moderno, donde me planteó que cuándo nos íbamos a juntar, y yo le dije que lo íbamos a comunicar, tal como lo hicimos, de que el encuentro formal iba a ser el día primero de marzo. No he tenido comunicación nuevamente con él, y obviamente que a partir de esa reunión tenemos la mejor disposición para poder hacer todas las aclaraciones y traspasos que sean necesarios, porque nos interesa que en eso haya una continuidad del Estado.

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