Más de 5 mil negociaciones colectivas tuvieron lugar en 2016 y 2017, según cifras de la Dirección del Trabajo (DT). Este año, el panorama no será muy distinto, ya que rubros emblemáticos como la minería y el comercio tendrán un abultado número de trabajadores negociando sus contratos colectivos.
Además de la minería -que tiene 33 negociaciones colectivas agendadas para este año-, los trabajadores del comercio también enfrentarán un calendario intenso en términos de negociaciones, ya que al menos cinco grandes tiendas del retail negociarán colectivamente, lo que representa a cerca de 20 mil trabajadores.
Con la reforma laboral impulsada por la actual administración y que entró en vigencia en abril pasado, las reglas del juego para ambas partes negociadoras cambiaron. La definición de servicios mínimos, la extensión de beneficios por acuerdo de ambas partes, la eliminación completa del reemplazo en huelga y el vacío legal en que quedaron los grupos negociadores, son algunas de las principales modificaciones que han incentivado el ingenio de sindicatos y empresas para esquivar los cambios.
Uno de los métodos que ha abierto camino entre las firmas y trabajadores es adelantar las negociaciones respecto de la fecha reglada en que vence el instrumento colectivo. Esto ha permitido, en algunos casos, evitar la calificación de servicios mínimos y también que la empresa realice una mejor oferta de contrato colectivo a los trabajadores.
Este es el mecanismo que se apronta a utilizar en marzo la Federación de Trabajadores de Walmart, la más grande de la firma de origen estadounidense y del comercio, con unos 15 mil socios agrupados en cerca de cien sindicatos que negocian juntos. La federación -asesorada por Carlos Cano, director del Centro de Estudios del Trabajo-Cetra- ya negoció colectivamente el año pasado, con un instrumento que agrupaba a cerca de dos mil trabajadores; sin embargo, en junio vence el contrato madre de la federación y, con ello, completarían cuatro procesos de negociación en un período de seis años. Esto es posible gracias a un efecto inadvertido de la reforma laboral, ya que al no incorporar la extensión de beneficios por parte de los empleadores a los trabajadores nuevos y a los no sindicalizados, los sindicatos pueden presentar proyectos de contrato colectivo en cualquier momento del año, en beneficio de sus nuevos afiliados.
Además, a mediados de septiembre vence el contrato de la Federación del Trabajador Ripley, que agrupa a unos 2.500 socios, y por esa misma fecha deberá negociar el sindicato principal de la tarjeta de crédito Cencosud, que son otros mil trabajadores. Unos meses más adelante, en noviembre, vence el contrato de la Federación del Trabajador Paris, que cuenta con cerca de dos mil socios.
Hacia fines de año, una de las más emblemáticas será la negociación de Falabella, ya que la tienda actualmente tiene sus contratos colectivos asociados a los locales de la multitienda, pero este año, asesorados por Cetra, se espera que formen una gran alianza y negocien en conjunto.
Las complicaciones que se asoman
Para Carlos Cano, director de la consultora Cetra, una de las dificultades que hubo en el primer año de reforma y que cree que se prolongará en 2018 -además de la calificación de servicios mínimos- es el de la legalidad de los grupos negociadores.
«Cabe aclarar que los grupos negociadores como instrumentos de las empresas son pocos, estas han preferido optar por el respaldo a sindicatos formales. También, los grupos negociadores han servido para constituir bloques de negociación con sindicatos interempresas que no tienen quórum para negociar», comenta Cano.
2.277 negociaciones colectivas fueron iniciadas durante 2017, el mismo año en que entró en vigencia la reforma laboral. Implica un 18% menos que el año anterior, cuando sumaron 2.765.
Cinco grandes tiendas de retail negociarán en 2018, representando a al menos 20 mil trabajadores. La minería, con 33 negociaciones, también tendrá un rol protagónico.
Denos su opinión