“Ya no hay excusa para cometer errores”. La frase sonó nítida entre los 23 ministros que el lunes 28 de mayo participaban del tercer consejo de gabinete convocado por el Presidente Sebastián Piñera en La Moneda.
Los secretarios de Estado, que habían llegado sonrientes hasta el Salón Toesca, se miraron entre ellos y entendieron que las palabras del Mandatario eran algo más que una advertencia: en realidad, pretendían marcar un hito en su segundo gobierno.
Cuando faltaban cuatro días para la cuenta pública del viernes 1, Piñera continuó su alocución informando a sus ministros que, una vez finalizado su discurso en Valparaíso, terminaba la etapa de instalación del Ejecutivo. Desde ese día, la tolerancia a los errores de cada funcionario de gobierno se reducía a cero, no habría más espacio para excusas y se pondría especial énfasis en el desempeño comunicacional de cada uno.
Cercanos al Mandatario señalan que el propio Piñera ha sostenido en privado que este aspecto -el comunicacional- fue una de las debilidades de su primer mandato, donde pese a haber tenido una buena gestión -desde su punto de vista- no logró la elección de su sucesor y debió devolver la banda presidencial a Michelle Bachelet.
Es por eso que una de sus exigencias permanentes es “saber comunicar”, ya que “tan importante como hacer las cosas bien es que se sepa”. Y esa misma inquietud es la que explica el férreo control del Mandatario al funcionamiento de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), a cargo del sicólogo Jorge Selume, y el debut en este mandato de las “bilaterales comunicacionales”, a cargo de la ministra de la Segegob, Cecilia Pérez, quien es la encargada de reforzar y corregir a sus pares en el área comunicacional.
El mismo Presidente se ha autoimpuesto una dura rutina para mejorar sus habilidades comunicativas y, por ejemplo, para su primera cuenta pública no quiso dejar nada al azar: en los días previos a su discurso abandonó pasadas las 10 de la noche La Moneda, se preocupó de ensayar al menos por media hora diaria el uso correcto de los teleprónter, enfatizó los momentos donde debía destacar sus palabras e innovó con la redacción de un discurso que superó las dos horas, todo con el objetivo de mantener la atención de los espectadores y transmitir con éxito el relato de su gobierno y las medidas que en él se implementarán.
Pero más importante aún es el giro que ha dado al desempeño de su propio rol como Mandatario en el área comunicacional. Atrás quedó el Presidente que solía responder preguntas con facilidad, esta vez Piñera ha dejado claro a su equipo que solo dará declaraciones cuando haya algo concreto que comunicar y responderá a los requerimientos de la prensa cuando sea estrictamente necesario, evitando que la agenda se salga de la ruta que ya había sido delineada.
En el gobierno sostienen que el Mandatario sigue con estricto rigor cada uno de los pasos comunicacionales de sus ministros, al punto que revisa cada una de sus entrevistas y es común que les envíe comentarios sobre estas.
La obsesión por las comunicaciones es tal, que en La Moneda existe una planificación con los hitos a destacar para todo el 2018 y esta semana se iniciará una evaluación más sistemática de cada uno de los ministros.
Para cumplir ese objetivo, la Secom ha sufrido varias modificaciones respecto del anterior gobierno.
En primer lugar, se devolvió a esa repartición el área de estudios -que antes estaba en Presidencia- y cuyos contenidos son manejados con mano de hierro por Selume.
El sicólogo -militante de Evópoli- es especialista en big data, procesamiento y depuración de datos, y en su escritorio tiene un informe con el número de intervenciones de cada ministro, las palabras que más usa, cómo es su intervención en redes sociales y cómo están evaluados por la opinión pública, mezclando distintos estudios de opinión.
A eso se agrega que la propia repartición comenzó a funcionar como una suerte de agencia de comunicaciones: cada uno de sus integrantes está encargado de monitorear al menos tres ministerios. A este enlace las autoridades de cada cartera deben informar desde sus pautas diarias a las entrevistas que conceden.
En esta línea, el rol de la vocera Pérez cobró importancia en el consejo de gabinete del lunes 28 de mayo. La ministra tuvo un claro protagonismo en el encuentro en el que, además del propio Presidente, solo intervinieron Pérez y el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
“Ellas tienen la experiencia más reciente de haber transitado por universidades prestigiosas del país y haber experimentado esas pequeñas humillaciones y discriminaciones que son las que estamos llamados a solucionar”. Sin nombrar directamente al ministro de Educación, Gerardo Varela, la vocera proyectó en un Power Point las 10 frases más negativas y las 10 frases más positivas que los secretarios de Estado han pronunciado en los poco menos de tres meses de administración.
Ante un evidentemente incómodo titular de Educación, la secretaria de Estado ejemplificó -con esa frase que Varela pronunció en el Senado en medio de la ola feminista- una clara muestra de una errada declaración.
Varela y el titular de Salud, Emilio Santelices, han sido ejemplos recurrentes de mala administración de sus conflictos, y si bien hasta ahora se les disculparon sus desaciertos en base a su falta de experiencia política, luego de casi tres meses de gobierno y cuando los equipos ya están completamente desplegados, están notificados de que su inexperiencia en cargos públicos ya no será considerada al momento de un nuevo error.
-“Todos tienen que comunicar”, afirmó la vocera a sus pares del gabinete. “El cuándo, cómo y para qué deben ser definidos a la hora de transmitir un mensaje y no se debe improvisar”, fueron parte de las recomendaciones que entregó Pérez, quien, como gesto a sus propios pares- agregó a su presentación una mala frase que ella misma había pronunciado en días anteriores.
No fue la única intervención de la ministra en este tema. En un hecho poco usual, el martes 23 de mayo, Pérez convocó a los jefes de prensa y directores de comunicaciones de cada cartera a una reunión, donde advirtió a los profesionales que el Presidente no toleraría más errores comunicacionales y que los responsables de velar por el éxito de sus respectivos ministros o ministras recaía en cada uno de ellos.
Como responsable de ser la voz oficial del gobierno, Pérez tiene sus propias exigencias y solo realiza tres vocerías a la semana, cada una de media hora. Y aunque no tiene restricciones para los requerimientos de la prensa, la secretaria de Estado responde las preguntas con el resguardo de que cuando se trate de crisis sectoriales serán las propias carteras las que deberán responder ante las inquietudes de los medios.
Bajo la lupa
Hasta ahora, la estrategia global del gobierno descansa en tres pilares: comunicación, gestión y política. “Todo tiene sentido si estos tres pilares funcionan y dialogan”, afirman en el gobierno.
La estricta evaluación a la que serán sometidos, particularmente los ministros, tras la cuenta pública del viernes 1, contempla el cumplimiento de varias instrucciones.
Una de las premisas básicas para el gabinete será no solo el cuidado, sino que también el potenciamiento de la figura presidencial. En esta línea, cada secretario de Estado debe asegurar que los principales anuncios de su cartera sean reservados para ser comunicados por Piñera. Así, una de las varas para la medición de su desempeño en el área comunicacional será la capacidad de sus equipos para generar espacios comunicacionales para el Mandatario.
Según señalan en el gobierno, cada ministro debe generar al menos una vez a la semana un acto público y precaver que las pautas comunicacionales de su cartera tengan un tono positivo, además, cada secretario de Estado ha sido mandatado a informar de todas las entrevistas que realicen a la Segegob y a usar recurrentemente las redes sociales, compartiendo vía Twitter, Instagram y Facebook cada una de las actividades que realicen.
Otra exigencia para los miembros del gabinete apunta a hacerse responsables de la coordinación con sus respectivos subsecretarios y jefes regionales, y en particular se les ha conminado a visitar las regiones para transmitir los logros del gobierno. Cada equipo, también, debe informar la cantidad de veces que visiten una determinada zona.
Y si el énfasis de la vocera Pérez en el consejo de gabinete estuvo referido al trabajo de los ministros en sus respectivas carteras, el titular del Interior sumó nuevas complejidades a sus pares.
Es así como Chadwick pidió a sus pares que se convencieran de que -aun cuando tuvieran una cartera técnica- sus mensajes fueran siempre en clave política, destacando no solo los logros de sus áreas, sino en particular los cinco temas que son eje para el gobierno: infancia, seguridad ciudadana, salud, paz en La Araucanía y desarrollo económico.
Chadwick, señalan en La Moneda, apuntó a la lógica de un gobierno que pretende reelegir a alguien de su sector en 2021 y prolongarse por ocho años.
Despliegue en la calle
“¿De qué manera podemos seguir en esta nueva etapa de gobierno poscuenta pública?”.
Era el lunes 28 de mayo y Chadwick pidió la opinión a los presidentes de partidos de Chile Vamos para la nueva etapa que se inició para el gobierno tras la cuenta pública.
Fue entonces que el ministro comunicó a los máximos dirigentes del oficialismo que el gabinete se desplegará por Chile -el 7, 8 y 9 de junio- explicando los alcances del discurso presidencial, por lo que pidió al conglomerado que cooperara con las actividades de cada secretario de Estado en sus respectivas regiones y se hicieran partícipes del despliegue.
Según señalaron en el conglomerado oficialista, Chile Vamos no solamente decidió sumarse activamente al despliegue territorial del gobierno, sino que, además, acordó retomar la impronta de lo que fueron las campañas electorales de primera y segunda vuelta presidencial, cuando, pese a las diferencias que evidencia cada colectividad, se mantuvieron unidos con el fin de ganar la carrera presidencial.
“La unidad dentro de la diversidad”, será la frase que se comprometieron a defender, en medio de un proceso de instalación que ellos mismos reconocen que no ha estado carente de ripios -no solo de parte de los errores comunicacionales de cada ministro-, sino que también ha debido enfrentar serias diferencias internas dentro del bloque, principalmente en lo que respecta a proyectos de ley de carácter valórico, como el matrimonio homosexual, la adopción homoparental y la identidad de género.
Así, Chile Vamos comprometió la salida a terreno de sus alcaldes y parlamentarios, quienes se sumarán a intendentes, seremis, subsecretarios y ministros que recorrerán el país para reforzar los anuncios de la cuenta pública en el primero de los despliegues del segundo mandato de Piñera.
“Si nos queremos proyectar por ocho años, no podemos perder el concepto de Chile Vamos”, señala un parlamentario oficialista.
A cada ministro, en tanto, se le pidió que realizara un gabinete regional , que tuvieran al menos una entrevista con el principal medio de la zona, una actividad con Chile Vamos y, lo más importante, un encuentro con la ciudadanía.
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