El exministro de Energía sale a la cancha. Ha hecho más de 40 viajes por Chile para promocionar su libro, tiene un grupo de asesores con el que se reúne una vez al mes, y solo está dedicado a esta etapa de «rearme», como la llama. ¿Inminente carrera a La Moneda? «Cuando la gente me pregunta si voy a ser candidato presidencial, yo les respondo que, cuando llegue el momento, no le voy a hacer el quite».
Barrio República. 09:30 horas del jueves 13 de septiembre y Máximo Pacheco Matte llega al centro de Santiago para preparar la charla número 41 de su libro «Revolución Energética en Chile», esta vez en la sede del DuocUC Alameda.
Falta aún un poco más de una hora y Pacheco decide tomarse unos minutos para caminar entre los transeúntes, en su mayoría oficinistas y estudiantes. Se cuelga del hombro un bolso café en el que guarda una serie de copias de su libro, y recorre unas cuadras por la Alameda.
Máximo Pacheco, ex Mapu, ex vicepresidente de operaciones de Codelco durante el gobierno de Patricio Aylwin, ex ejecutivo muy exitoso de grandes corporaciones como International Paper y exministro de Energía de Michelle Bachelet, que dejó su cargo con 47 por ciento de valoración positiva, camina por Santiago centro pero nadie lo reconoce. Nadie parece asociar al hombre canoso y de ojos muy azules con un famoso, con alguien que sale en televisión, con un exsecretario de Estado que impulsó durante su cargo modificaciones a algunas leyes eléctricas que tuvieron como consecuencia una baja en los precios de las cuentas de los chilenos.
Menos al exjefe de campaña de la segunda y fallida carrera presidencial de Ricardo Lagos el año pasado.
El exsecretario de Estado decide entonces romper el silencio. Tras caminar en medio de vendedores ambulantes que ofrecen desde carcasas para celulares hasta jugos de naranja natural, se acerca a un grupo de jóvenes en la estación del Metro República: «¿Dónde estudian?», les pregunta. «En la Mayor», responde uno de los estudiantes.
La conversación llega hasta ahí.
Pacheco acelera el paso para reunirse ahora con el director del DuocUC Alameda.
En la sede de avenida España, el panorama es distinto. En su entrada principal lo espera la directora de comunicaciones y los máximos representantes del instituto profesional para darle un tour guiado por las dependencias del edificio y explicarle los principales desafíos a futuro. Mientras, el Auditorio del DuocUC se va llenando con los asistentes que van a escuchar la exposición de Pacheco. Son los estudiantes de las carreras de técnico en instalación y proyectos eléctricos, técnicos en construcción, técnicos en administración y topografía, que luego serán evaluados por su participación en el encuentro. La asistencia es de carácter «obligatoria».
El exministro comienza su presentación igual que las anteriores cuarenta, con un video en el que el excandidato presidencial estadounidense Al Gore destaca la política energética de Chile por las innovaciones que el propio Pacheco impulsó en la administración anterior. Muestra también diapositivas de las portadas de los diarios The New York Times y Washington Post que hablan del desarrollo de nuestro país en materia energética.
Comenta de su buena relación con quien fuera su «jefa» -la exmandataria- y destaca el que su libro se venda hoy «en versión pirata». «Significa que llegó a la calle», dice. Los alumnos miran algo distantes.
Pero el 10 de mayo, cuando lanzó su libro en el salón de honor del ex Congreso, tuvieron que cerrar las puertas 15 minutos antes de comenzar. Ya estaba repleto y 200 personas se quedaron afuera, entre ellos Rodrigo Valdés, Marta Lagos, Bernardo Larraín Matte, y dos de sus hijas. Los 200 ejemplares que había llevado el editor de ediciones UDP Matías Rivas -sello que publicó su libro- se agotaron. Eso, dicen algunos cercanos a Pacheco, fue una enorme sorpresa para él. Quizá el momento en que algo empezó a moverse en su cabeza, en que comenzó a evaluar un potencial liderazgo, aunque ya le venía dando vueltas una idea.
Las privadas gestiones
«Voy a empezar a viajar por Chile y creo que deberían saberlo». Era abril pasado y en una reunión reservada, Máximo Pacheco, militante socialista desde 2008, le informó de sus planes al secretario general del partido, Andrés Santander. «Vamos a apoyarte en lo que necesites», le respondió Santander.
De eso ya han pasado cinco meses. Solo en los últimos días Pacheco estuvo en Antofagasta y Valdivia. También en San Bernardo y en Santa Cruz, donde participaron 400 asistentes, en su mayoría estudiantes de cuarto medio junto a sus profesores. El libro ya vendió dos mil ejemplares en su primera edición y no se descarta la redacción de uno nuevo.
«Lo que más he aprendido de esta gira es lo que me dijo un joven en Copiapó. Mientras hablaba, se paró y me dijo: «Lo que nosotros queremos es que nos dejen pensar». O sea, en mi recorrido por Chile he visto este enorme interés por conversar. Las personas, más que andar buscando líderes, lo que buscan son interlocutores. Y creo que tanto en el mundo político como en el mundo académico no hay una comprensión acabada de las transformaciones que ha tenido la sociedad», señala Pacheco.
Pero no solo se reúne con jóvenes y estudiantes.
Para el exministro, las bases partidistas son clave en este proceso. Por eso, en cada viaje que realiza por Chile coordina siempre previamente un encuentro con militantes de cada región. «Hay que animar la vida partidaria», dice.
Con la directiva de su partido, sin embargo, su relación no es del todo cercana. La «bajada» del expresidente Lagos de la carrera presidencial en 2017 -decisión liderada principalmente por el presidente del PS, Álvaro Elizalde- fue un hito de división en el partido, principalmente porque algunos -entre ellos Máximo Pacheco- consideraron que la manera en cómo se dio no fue la mejor de todas. A Pacheco le dolió, dice un cercano al exministro, que Elizalde nunca hablara claramente con Lagos.
Al interior de la colectividad señalan que así como tras ser jefe de campaña de Lagos Pacheco se distanció de algunos dirigentes, sumó también nuevos adherentes, como la vicepresidenta del Frente Feminista, Karina Delfino, y la presidenta de la juventud, Niki Cardoch, y estrechó sus lazos con el ex secretario general Pablo Veloso, con la ex ministra Paula Narváez y el exsubsecretario del Interior Mahmud Aleuy, de quien su hija Paula era jefa de gabinete. También es cercano al senador Carlos Montes.
Karina Delfino, exlíder «pingüina», cuenta que Pacheco le ha pedido ayuda en temáticas de género y aquellas que estén vinculadas con los jóvenes. «Y mi posición es que siempre voy a estar dispuesta a ayudar a liderazgos socialistas», afirma.
De todas maneras, el senador Elizalde (PS) participará en las próximas semanas en el relanzamiento del libro de Pacheco en el Maule, «en señal de apoyo», dicen en el PS, aunque nadie se refiere con claridad a una precandidatura.
En cambio en su estilo directo, el exministro y PPD Francisco Vidal apunta: «Máximo Pacheco está trabajando para ser candidato en la primaria. Eso es evidente. Se va a tener que enfrentar con los candidatos de mi partido. Los radicales también tienen a uno, (José Antonio) Gómez, y Pacheco además tendrá otro rival que es implícito, José Miguel Insulza».
Y agrega: «Pacheco tiene el tremendo desafío de definir, en términos gruesos, si quiere volver a la Concertación o es la continuidad de la Nueva Mayoría».
Pacheco dice: «Yo a la oposición no le pongo apellido, somos todos. Aquí no me complico, tengo claridad total de que el juego democrático es así. Es el juego entre el Gobierno y la oposición. Y así como ellos tienen sus propias discusiones internas, la oposición también».
El círculo de hierro
Se autodenominan «grupo de reflexión» y se reúnen una vez al mes a debatir sobre distintos temas. Otros ya lo han tildado como el «Grupo Peumo».
Hoy el verdadero círculo de hierro de Pacheco va más allá de sus redes políticas y de las que forjó en su vida empresarial, y que incluyen entre otros al empresario Andrónico Luksic, de quien es muy cercano.
Pacheco se ha encargado -dice él- de que quienes lo acompañen en este período de «rearme» representen la «diversidad» de los chilenos. «Es un equipo multidisciplinario conformado por sociólogos, economistas y periodistas y son en su mayoría sub 40», dice. Todos cercanos al exministro. Han participado la sicoanalista Constanza Michelson, el ex asesor del ministerio de Energía,, Gonzalo Tapia; el director de ediciones UDP, Matías Rivas; la periodista Emilia Edwards y, en ocasiones, su hija Paula Pacheco, quien tiene una importante conexión con figuras del socialismo. «Hay una necesidad de recambio generacional a través de una perspectiva horizontal. Y esa es la gracia de lo que estamos tratando de hacer, porque aquí hay muchos actores», agrega Pacheco.
Más que «precomando», para algunos es un grupo de exploración de un potencial liderazgo, aunque Máximo Pacheco Matte sabe de política y de primera fuente. Por su madre, Adriana Matte Alessandri, es bisnieto del expresidente Arturo Alessandri Palma y sobrino de Jorge Alessandri Rodríguez, también exmandatario. Su padre, Máximo Pacheco Gómez, fue senador, ministro de Educación del Presidente Frei Montalva, embajador de Chile en la Unión Soviética -cuando Pacheco era niño- y muchos años después en la Santa Sede, durante el gobierno de Aylwin.
En sus últimos años como alumno del colegio Saint George y después en ingeniería comercial en la U. de Chile, fue militante del MAPU y durante la UP trabajó en Dirinco, órgano que fijaba los precios durante el gobierno de Allende. Después del golpe tuvo que esconderse algunas semanas, y pese a que siguió estudiando no abandonó su militancia clandestina, ni tampoco cuando empezó su vida profesional en una agencia de publicidad. Su trabajo lo llevó después al Banco Osorno, al Banco de Talca, a ser gerente de Leasing Andino, y luego a convertirse en un alto ejecutivo en International Paper, puesto por el que vivió 10 años en el extranjero, entre Rusia y Brasil.
«En mi caso -dice ahora, sentado en un café del centro-, soy una persona transversal, distinta, que trabajó ya en el mundo privado y en el mundo público. No estoy encapsulado ni en las ocho manzanas del centro cívico de Santiago ni en las ocho torres de «Sanhattan»».
-¿Pero este despliegue tiene fines electorales?, ¿la presidencial?
-He percibido que en estos viajes uno se da cuenta el para qué queremos gobernar, ¿por el poder?, ¿para ayudar y darles una oportunidad a nuestros amigos y conocidos?, ¿o queremos gobernar porque tenemos proyectos, ideas y propuestas? Obviamente, me quedo con lo último. Y tenemos que poner nuestra concentración. Entonces, cuando la gente me pregunta si voy a ser candidato presidencial, yo les respondo que, cuando llegue el momento, no le voy a hacer el quite».
«Máximo Pacheco está trabajando para ser candidato en la primaria. Eso es evidente. Se va a tener que enfrentar con los candidatos de mi partido», dice Francisco Vidal.
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