El hospital JJ Aguirre inicia segunda semana de movilización

En entrevista con la presidenta de la Asociación de Funcionarios de la Universidad de Chile, Verónica Rojas, indagamos sobre las demandas de los trabajadores y de cómo se plantean el paro esta vez, a 7 años de la última movilización.

Estuvimos en el paro indefinido que remece a la dirección del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, que ya cumplió una semana, votado por administrativos, auxiliares, técnicos y una parte de los profesionales no médicos; con una adhesión de más de 47 servicios que se unen para mostrar su descontento.

Gran convocatoria y las autoridades, «sordas» y antisindicales

En medio de la movilización, entrevistamos a la presidenta de la Asociación de Funcionarios de la Universidad de Chile, Verónica Rojas, quien sostuvo que «somos una organización representativa con al rededor de 1500 socios, casi la mitad de los funcionarios del hospital.»

Sin embargo, la dirección del hospital no se ha quedado paralizada, con el objetivo de debilitar la organización de los funcionarios, ha desarrollado una práctica antisindical, según afirma Rojas, para llegar a acuerdos inconsistentes y alejados de la base real que sustenta el paro y sus demandas.

En ese sentido, Verónica Rojas, nos comentó que la dirección «ha levantado una mesa de negociación con dirigentes de otras organizaciones que no representan a ninguna mayoría».

Ocho años con los sueldos congelados

Pero ¿a qué se enfrenta la Dirección del Hospital y por qué no escucha a tantos funcionarios? Partamos de la base que son ocho años en qué los sueldos de auxiliares, técnicos, auxilares y porfesionales no médicos, se mantienen congelados por las malas gestiones del hospital.

Ante esto Verónica nos explicita que son cuatro las demandas principales «la devolución de los corte de clase y bienios, un Bono Reparatorio (400 mil pesos), el Grado 22 como inicio de la carrera funcionaria y y la devolución de categorías a los profesionales no médicos».

La respuesta de las jefaturas es irrisoria y plantea la implementación gradual de las reivindicaciones laborales en un proceso que garantice la viabilidad y factibilidad en el tiempo. Esto se traduce en 7 años más de espera para cumplir con una deuda que ya es histórica.

Resistiendo con organización

A pesar de que la dirección del hospital universitario busca negociaciones paralelas para destrabar el conflicto con una propuesta más que insuficiente, la dirigenta destaca la organización de la base «con delegados por servicios que se reúnen en asambleas y cumplen un rol importante en las decisiones y el traspaso de la información entre los funcionarios». Un gesto democratizante en la práctica sindical que se suma a la solidaridad de las colectas y ollas comunes que la misma base implementa para sostener el paro.

Un paro indefinido, de funcionarios y funcionarias cansadas de las promesas incumplidas y que sólo buscas sus reivindicaciones laborales. Un paro que requiere de la máxima unidad y apoyo de otros sectores de la salud, así como de estudiantes, trabajadores y el movimiento de mujeres; coordinando sus demandas y resistiendo la intransigencia de quienes precarizan los sueldos y la vida de quienes mantienen funcionando las instituciones y empresas del país.

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