La crisis de las instituciones ha estallado en todos los ámbitos, por tanto el mundo sindical no podía pasar incólume. Reflejo de aquello es la multiplicidad de centrales, el desperfilamiento de la CUT, el menor poder de convocatoria que ostenta y el desapego de los sindicatos más numerosos.
El 8 de noviembre la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, convocó a un paro nacional que pasó a llamarse paro activo tras la baja convocatoria que no superó los 10 mil manifestantes, muy lejos de las más de 100 mil que en 2016 logró el movimiento NO+AFP; sintomático de una central que se vio en medio de una polémica en 2017 cuando la elección de la actual directiva encabezada por Bárbara Figueroa no solo fue cuestionada, sino que debió repetirse y enfrentar una serie de dudas de sus afiliados. Dudas que si bien en el último año se han tratado de aplacar, dejaron una nueva grieta, ya que uno de los candidatos de ese entonces, Arturo Martínez, se alejó para fundar una nueva multisindical, siguiendo la misma ruta que anteriormente había trazado Diego Olivares cuando creó la UNT.
Actualmente hay cuatro centrales sindicales vigentes de acuerdo a la Dirección del Trabajo (DT): Central de Trabajadores de Chile (CTC, de Martínez); la CUT, que es la que cuenta con más socios según la última información de 2017; la Central Autónoma de Trabajadores de Chile (CAT); y la Unión Nacional de Trabajadores de Chile (UNT). Hasta ahora, la única no debidamente inscrita es la Central Clasista de Trabajadores de Chile, pese a que se autodenomina como tal.
Fuente: El Pulso
Fotografía: Miriam Leiva
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