“Creo que la historia de cada persona va construyendo cómo te perciben los otros”, sostiene el líder natural de Revolución Democrática al referirse a las críticas que genera Javiera Parada -quien disputa la presidencia del partido- por su cercanía con la ex Nueva Mayoría. Por eso, no duda en manifestar su apoyo a la diputada Catalina Pérez.
Decidió sacar la voz y marcar su preferencia por la diputada Catalina Pérez -en desmedro de Javiera Parada y Alejandra Millán- como su candidata a la presidencia de RD en las internas que se realizarán el viernes 25 y sábado 26. Aquí explica por qué.
¿Qué se juega RD en sus elecciones de directiva?
Hay un primer desafío: superar el número de personas que participaron en la última elección, ver cuánto nos falta por acercarnos a la militancia. Y, en segundo lugar, la conducción va a determinar la forma en cómo se relacionan los actores políticos de cara a la municipal de 2020 y eso preconfigura lo que va a pasar el 2021. Si bien los lineamientos generales están dados por el Congreso, cada directiva le da su sello, su énfasis.
¿Ha tomado una definición respecto de su candidata?
Me parece que la que ha concitado un proyecto político que, a mí al menos me convence, es la lista Nueva Revolución, liderada por Catalina Pérez. Y digo la lista, porque no se trata de quién la encabeza, sino de quienes componen las sensibilidades, la cohesión interna para liderar el partido dos años. Me gusta pensar en un partido que, anclado desde un domicilio frenteamplista, se propone disputar el liderazgo de la oposición.
El 2018 hizo una opción por estar fuera de la primera línea. ¿Por qué ahora saca la voz para dar su opinión sobre la interna?
Hoy día puedo descansar en que el liderazgo de RD en el Parlamento está representado por distintas voces; antes me tocaba jugar un rol de unidad. Hoy eso no tiene que ser así, ya han salido parlamentarios y parlamentarias a manifestar sus opciones y me hace sentir más libre de transmitir, manifestar e invitar a la gente a que participe y apoye la lista que encabeza Catalina Pérez.
Esta elección despierta no solo interés en RD, también en el Frente Amplio e incluso la ex Nueva Mayoría. Se entiende que Javiera Parada -la contendora de Pérez- está más llana a pactar con la ex Nueva Mayoría con miras a los próximos desafíos electorales. ¿Cree que eso es así?
No me imaginaría que alguien dentro de una directiva de RD quisiera ir en contra del mandato que le otorgó el Congreso, que en este caso es tratar de ir a disputar. Mi impresión es que hoy hemos jugado un liderazgo importante dentro del Frente Amplio en las conversaciones con otras fuerzas políticas y se reconoce a RD como un actor válido para tener esas conversaciones. Me temo que RD pueda perder ese liderazgo porque el Frente Amplio no confíe en nuestro liderazgo como partido para tener esas conversaciones con la ex Nueva Mayoría.
¿Eso pasaría en caso de ganar Parada?
Me temo que RD pierda liderazgo dentro del Frente Amplio, como interlocutor, por la percepción que puedan tener los actores. Es importante el rol, el tono en que contribuye RD dentro del Frente Amplio para ser una opción real de cambio, de gobierno. Creo que ese factor puede verse debilitado con Javiera.
¿Le parece que ella ha sido muy entusiasta de dar a conocer cuál es su postura respecto de esos temas?
Creo que Javiera es una tremenda dirigenta y tiene muchísima fuerza. Mi diferencia es política, no es personal. Creo que la historia que cada persona va construyendo va definiendo cómo las otras personas te ven, te perciben. Eso se transforma en símbolos difíciles de desprenderse. Lo que veo es un riesgo real de que lo que ha generado RD en estos dos años dentro del Frente Amplio, que ha sido indiscutidamente un liderazgo donde muchas de las conversaciones median y pasan por RD, se pierda.
No son pocos los que piensan que para contrarrestar el avance de la derecha es inevitable una alianza de toda la oposición…
Uno podría decir: “¿Saben qué? En términos numéricos, si es que uno suma toda la oposición, somos más que la derecha”. Pero ¿qué es lo que pasa? Las sensibilidades de cada una de las personas muchas veces generan incompatibilidades. Esto no se trata de cerrarse a hablar con el resto, sino de olvidarnos de que existen tesis políticas distintas y simplemente nos ponemos todos contra algo… Me convence más no subordinarse al todos contra, sino proponer algo distinto que podamos encabezar.
¿Cómo enfrentar las municipales, entonces?
Lo que más fortalece el sistema democrático chileno es una segunda vuelta, porque lo que permite es que los que pasen tengan que aglutinar apoyos de concejalías y de fuerzas políticas para conducir un proyecto mayoritario en la comuna. Sin eso, lo más probable es que todas las conducciones en los municipios vayan a tender a ser más débiles y debilitemos a los gobiernos locales. La segunda vuelta es el mecanismo para que nadie esté con el chantaje de “si ustedes se postulan le hacen el juego a la derecha”, porque nosotros también le podríamos decir lo mismo a la ex Nueva Mayoría. Es una reforma muy simple que yo no entendería que no la apoye el gobierno.
Pueden decir que solo es una manera de resolver las diferencias en la oposición ¿o no?
No necesariamente, porque a lo que voy es que esto sería una forma de mejorar nuestro sistema democrático para que no salgan electos gobiernos locales con 21%, con 25%, con 35%. Si el gobierno se opone a una idea como esta es porque está actuando con la calculadora en mano y que le está haciendo un daño a la democracia.
¿La mayoría de RD no ve a la ex Nueva Mayoría como un potencial socio?
Si nos miramos autocríticamente, como Frente Amplio tenemos un déficit todavía en cuanto al proyecto político que estamos haciendo, y la ex NM lo tiene más, porque está dividida, fragmentada. Eso dificulta un diálogo, además de las diferencias o desconfianzas históricas. En el Parlamento nos ha ayudado con algunos sectores a esbozar nuevas confianzas y eso es positivo, porque va generando un día a día, un codo a codo. Hay complicidad en las comisiones, hay complicidad con gente de otros partidos, así se construye la política el día a día, pero se requiere mucho más madurez de a la que se ha llegado.
Hay un tema de madurez política…
Mi impresión es que no se ha llegado a una madurez, que es súper prematuro y, por lo mismo, todavía estamos en un campo tensionado de disputa entre tesis política, de liderazgo de la oposición y no es momento de desde arriba resolver esa tensión.
En 2018, varios episodios hicieron recurrente la crítica sobre rasgos infantiles en el FA…
Sí, hemos pisado ese palito varias veces. Vivimos en una época de la política del espec- táculo; es tan fácil que quienes defendieron a Pinochet, quienes votaron por el Sí, quienes nunca estuvieron dispuestos durante muchos años a condenar las violaciones a los DD.HH., quienes recibieron con aplausos a Pinochet cuando se paró en su avión después de volver desde Inglaterra, armen un escándalo por recibir de una manera totalmente inadecuada y errada una polera y hacer una muy mala broma de humor negro.
Pero ahí no hay frivolidad, es un debate sobre la violencia política…
Entiendo, y por eso es muy delgada la línea, pero cuando discutimos sobre la violencia política, que es un tema súper importante, ¿cuál es el aspecto más importante de los últimos dos meses respecto de la violencia política? Es la polera o es que un comunero mapuche sin armamento en un tractor con un menor de edad fue baleado por fuerzas del Estado con recursos públicos.
¿Y si en la polera hubiese estado Catrillanca con dos balazos y un diputado de la UDI la celebra?
Creo que está bien que haya sido tematizado, mi observación es respecto de la magnitud y al aprovechamiento que ha tenido esto en torno al contexto de la violencia política. Yo creo que está bien que se cuestione, nos va subiendo los estándares morales y nuestras reacciones futuras, ¿no? Nos va enseñando.
Los sectores más de izquierda del FA también se han aglutinado. ¿Eso podría generar una ruptura en casos de acercamientos con la ex Nueva Mayoría?
Lo que he visto en el ejercicio de la bancada del FA durante este primer año es que todos, sin excepción, se han articulado con parlamentarios de otras fuerzas para llevar adelante su agenda. Eso me hace pensar que dentro de su análisis político, independiente de los grados de madurez que eso llegara a necesitar, nadie está cerrado per se a tener conversaciones con objetivos políticos que pueden ser un proyecto de ley, que puede ser una indicación, que puede ser una acusación, que puede ser lo que sea, pero de ahí a que haya una conversación respecto de una alianza política, hay, no sé, kilómetros y kilómetros de distancia. Seguimos en una fase en la que el FA le quiere disputar el liderazgo a la Nueva Mayoría. No me parece que sea contradictorio tratar de construir acuerdos en el Congreso y luego competir.
Parece que esta semana se les acabó la paciencia con la DC…
A mí me preocupa que cuando se han comprometido a ciertas agendas y luego al interior de sus partidos, tanto la DC y el Partido Radical, no han sido capaces de comprometer todos los votos y le dan los votos al gobierno, el tema es sumamente sensible. Esos son los que le permiten al gobierno hoy tener certeza de que no hay oposición en el Congreso, por lo tanto, ¿cuál es el sentido que tiene prorrogar un acuerdo de oposición si es que no existe una mayoría opositora?
Cuando el acuerdo de la Cámara se firmó, ustedes pusieron énfasis en su carácter administrativo. Hoy lo rompen por una conducta política…
Era un acuerdo administrativo con un apellido: es un acuerdo administrativo de oposición, nosotros no hubiéramos hecho un acuerdo administrativo con la UDI, RN o Evópoli. Es un acuerdo en oposición al gobierno, no queremos que el gobierno tenga el control de la agenda para pasar por sobre los canales formales y, por lo tanto, facilitar la posibilidad de que tengamos cierto freno, eso estaba tácito… Lo que ha pasado ha sido que en el último segundo no tenemos idea qué es lo que va a pasar con los proyectos y los peleamos en la sala y pensamos en la ilusión de que van a estar los votos, miramos la pantalla y nos damos cuenta de que perdimos por un voto, por dos votos. Uno se enrabia y se olvida, dos veces, tres veces, pero cuando ya es un comportamiento sistemático, prefiero ser sincero y decir saben qué, no hay mayoría en el Congreso.
¿Esto no tiene vuelta atrás?
Me cuesta mucho imaginarme un escenario en el que esto cambie.
Fuente: La Tercera
Fotografía: Mario Téllez
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