Nuevamente este 8 de marzo las principales calles del país se vieron repletas de mujeres marchando en la conmemoración del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”. Mientras se cantaba “Un violador en tu camino” de Las Tesis y se levantaban pancartas en contra del femicidio y la violencia del Estado contra la mujer, se veían miles de pañoletas por el aborto. Un 8M distinto, según activistas del movimiento feminista, porque estuvo marcado por el contexto de la revuelta social, y por un cariz “abiertamente más político”, es más, uno de los gritos que más se replicaba era: “Renuncia Piñera”.
Además, aunque con menor presencia, también se levantaron banderas por el Apruebo y varios cánticos se centraron en la disputa por la nueva Constitución y el plebiscito del 26 de abril. Una de las principales características de esta jornada de huelga fue el separatismo, a pesar de que el año pasado se criticó el llamado a que los hombres se marginaran, en esta jornada el grito “los pololos pa’ la casa” se hizo sentir. A lo que se suma el rechazo a presencia de carabineras en el inicio de la marcha en Plaza de la Dignidad, en Santiago.
“Sin duda, es un 8M distinto, que se encuadra dentro del 18 de octubre. Es el movimiento feminista que se pega un salto político muy importante que viene de un ciclo de lucha desde el 2016, que toma un carácter estructural, ‘de lleno feminista’, develando la violencia institucional, que el colectivo Las Tesis refleja muy claramente”, señala la directora de Nodo XXI, Daniela López.
La abogada recalca que “es un movimiento feminista que impugna los tremendos niveles de desigualdad y precarización que se agudizan en las mujeres” y que deja al descubierto “la crisis de los cuidados, de la reproducción social a nivel mundial, un movimiento feminista que lidera una revuelta mundial por mayor justicia y un nuevo orden social. Es un 8M que crece en su nivel de politización y que crece en su convocatoria, llegando a los 2 millones de mujeres marchando”.
Al interior del Gobierno aseguran que sacaron nota azul, “logramos sobrevivir”, sostienen desde La Moneda. Destacan que pudieron observar un movimiento distinto, “mucho más duro” y “menos diverso” que el año pasado. La lectura interna es que “las demandas superan lo que puede hacer este Gobierno” y que, por lo tanto, “esta movilización cambia la ruta definida a principios de año”. Además, Carabineros cifró en 150 mil a las mujeres asistentes a la marcha en Santiago, una cifra muy por debajo de los 2 millones de mujeres que contabilizó la Coordinadora 8M.
En la práctica, siguieron al pie de la letra el plan establecido, optaron por tener una estrategia “totalmente distinta a la del 2019”, pues el año pasado, tras minimizar el movimiento y su alcance, debieron subirse a la cola del carro y salir a celebrar la masiva marcha que repletó las calles. Respecto al despliegue policial, indican que “resultó para lo que se necesitaba” y que solo se buscaba “hacer un gesto”.
Esta vez, La Moneda quiso marcar la pauta e inició la jornada con el Presidente Sebastián Piñera anunciando dos proyectos de ley: el monitoreo telemático, que busca “hacer más eficaz” las medidas cautelares en caso de violencia intrafamiliar, y el Dicom para aquellos que no pagan la manutención alimenticia. El Mandatario pidió un minuto de silencio por las mujeres víctimas de femicidio durante el 2020 y hasta resaltó la aprobación de la paridad para la Convención Constitucional, a pesar de que al interior de Palacio se “sabía que el Presidente no estaba de acuerdo”.
Una puesta en escena que estuvo pensada cuidadosamente por el equipo político del Jefe de Estado, además, algunas ministras y asesoras habrían levantado “la expresa solicitud” de que “el Presidente contuviera sus salidas de libreto”.
La bajada política la puso la ministra Isabel Plá, quien tuvo una compleja semana al enfrentar una interpelación en la Cámara de Diputados, además del impasse provocado por los dichos del Primer Mandatario. Según señalan fuentes de Gobierno, el objetivo para este 8M era tener una «marca propia» para su sector, el que aseguran “ya no se ve reflejado en la marcha convocada”.
La línea de que la movilización del Día de la Mujer “se politizó” y que ya no es reflejo “de la diversidad de mujeres” fue bajada a todo el oficialismo, seguida por la defensa de la ministra Plá a las carabineras destinadas a cubrir el perímetro inicial de la marcha. Pero ese despliegue era para la primera parte, la cobertura de la marcha misma estuvo monitoreada por el Ministerio del Interior.
El jefe de la cartera, Gonzalo Blumel, y el subsecretario Juan Francisco Galli, levantaron una especie de centro de operaciones que fue mostrado a la prensa, mientras que la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, fue la encargada de hacer un leve guiño a la calle, señalando que “la concurrencia a la marcha fue muy grande, 150 mil personas, mayoritariamente mujeres”.
La idea es centrarse en “no hacer un tema el 8M” y destacar los avances que tendría la agenda liderada por la ministra Plá. Sin embargo, reconocen que están conscientes de que en la marcha hubo “un sentir en contra del Presidente”, el que se vio profundizado por el cacerolazo de la noche de este domingo. Es más en el círculo interno se habría reconocido que la marcha en Santiago llegaba hasta las 500 mil personas, pero que “bajo ningún motivo” reconocerían más de los 150 mil que informó Carabineros.
Rosario Olivares, vocera de la Asamblea Plurinacional de Mujeres, recalca que el hecho de que “la derecha diga que hoy el movimiento feminista no representa a todas las mujeres es realmente un despropósito, es no tener ninguna conexión con lo que vivimos, es temor a una fuerza que avanza ampliamente. Fuimos millones en las calles en todo Chile, y en el mundo entero, qué muestra más clara que esa. Hoy somos más precisamente porque hemos logrado mostrar lo transversal de nuestras demandas, frente a un sistema machista y de mercado que creía haber naturalizado sus prácticas, priorizando las nuestras sin vuelta atrás”.
En la medida de lo posible
Por otra parte, en mundo de la defensa de las mujeres violentadas vieron con atención el anuncio del Mandatario, y puntualizan que son medidas que llevan años trabajándose, las que surgen desde la sociedad civil, que prácticamente es una paradoja que esta gobierno las apruebe y que, aunque si “se aplican bien” pueden ser un avance, “aún quedan al debe”.
Sobre el monitoreo telemático, la abogada de AML Defensa de Mujeres, Daniela López, recalca que esta medida surge al “constatar el sistema fallido que ha resultado tener a Carabineros a cargo de las cautelares. Hay que dejar en claro que esto no es solo por la falta de personal, como lo han querido reducir los altos mandos de Carabineros, sino que principalmente es por la normalización que tiene Carabineros de la violencia de género (…). Podría ser una política que avanza en el sentido correcto solo si es una prioridad para el Gobierno”, lo que debería ir acompañado del robustecimiento del presupuesto para el sistema de combate a la violencia contra la mujer.
Agrega que “lo del boletín comercial es una idea muy anterior a este Gobierno”, a la vez que resalta que hay que distinguir “que apunta a gestar la medida de mantención que decretan en tribunales, que más del 80% no lo cumplen, por lo tanto, son madres las que deben sostener la manutención completa (…). Sin embargo, el problema de la ley de pensión de alimentos no se reduce a su cumplimiento, como lo ve la mirada reduccionista de este Gobierno, la actual ley de pensión de alimentos no reconoce el trabajo de cuidados, la madre debe costear el 50% de los alimentos y cuidar, los hombres jamás se precarizan, jamás se preocupan, ni se hacen cargo del cuidado, las mujeres siempre van a correr en desventaja”.