El Centro de Estudios del Trabajo saluda la participación DE LAS TRABAJADORAS Y TRABAJADORES en la gran victoria de este domingo. En estos largos años, hemos participado con y junto a grandes Confederaciones, Federaciones, Sindicatos Nacionales y Sindicatos Base, en las luchas por un mejor país, por condiciones dignas para todas y todos. Este 25 de octubre cambió el ciclo político y con ello los espacios para que avancen las conquistas de quienes viven de su trabajo.
El itinerario de lo que estamos viviendo desde el Octubre 18 pasado en que millones de chilenas y chilenos irrumpieron en las calles ante un gobierno y una clase política indolente a sus necesidades. Luego, el 15 de noviembre el Acuerdo de los sectores políticos que estableció el camino a una Nueva Constitución, y si bien criticamos determinados aspectos del pacto supimos que era una oportunidad real. Ayer se abrió una puerta institucional, ahora es necesario ganar la Convención Constituyente el 11 de Abril. Es un nombre correcto. Se ha ganado con tremendos sacrificios, más allá de discusiones semánticas. Aunque los modos y medios de las elecciones serán los del sistema político que nos rige, con sus defectos y escasa legitimidad, la votación de abril que exige una representación paritaria tiene un potencial tremendo que debe todavía construirse. Queda pendiente definir la representación de Pueblos Originarios. Sobre la participación de independientes no debemos equivocarnos. No queremos facilidades para más listas. Es una trampa destinada a aumentar la dispersión de votos.
El resultado electoral de ayer es una tremenda esperanza. Pero hay que estar atentos a los peligros pendientes para el futuro de transformaciones que queremos. Aumentó el universo total de votantes, pero la abstención sigue siendo muy alta para la importancia de este acto electoral. No votaron aquellas personas que perdieron la esperanza y no confían en este proceso constituyente o no les interesa. La pandemia también dejó gente en la casa. Tampoco votaron quienes dieron por perdida la disputa de este 25 de octubre, pero si lo harán en abril. En ellos las fuerzas que quieren impedir los cambios tienen un margen de reserva de votos para superar el tercio electoral.
En este trance histórico, la unidad social y política es obligatoria. Cualquier otro cálculo de interés político partidario o personal será sometido duramente a castigo por las ciudadanas y ciudadanos. No es tolerable que la mezquindad de grupúsculos dañe nuestras opciones en el proceso constituyente. Nadie saque cuantas alegres para su propio beneficio. Se requiere una mayoría sólida para garantizar una nueva constitución realmente transformadora.
Demandamos UNIDAD a las fuerzas políticas de oposición. Requerimos UNIDAD de nuestras compañeras y compañeros que militan en las grandes organizaciones sociales y sindicales. Debemos tener LISTA ÚNICA PARITARIA de candidat@s a la Convención Constituyente en cada distrito, con INCLUSIÓN SIN CONDICIONES, de personalidades y dirigentes sociales independientes según el protocolo que se acuerde. Como nunca las responsabilidades políticas de la oposición son intransferibles y mayores, así como la de los actores sociales que sólo pueden estar teñidas de grandeza y visión de futuro. Se requiere garantizar una mayoría contundente para afianzar los contenidos progresistas en la Nueva Constitución. El grito de anoche era el mismo de muchas jornadas; “El Pueblo Unido jamás será vencido”. ¿La dirigencia social y política lo escuchará”.