En los descuentos de su mandato, Presidente Piñera busca forzar noción del “legado” sin dar giro de timón y abre flanco interno con matrimonio igualitario

En su última Cuenta Pública ante el Congreso, el Mandatario comenzó su discurso haciendo un guiño a la exConcertación, y pidió “perdón” a las familias afectadas por la crisis económica que dejó el Covid. Pero no pudo evitar lanzar frases rimbombantes para defender con uñas y dientes su gestión y tratar de proyectar lo que sus cercados bautizaron como un “legado”. De paso, también se adjudicó un rol protagónico en el proceso constituyente, al señalar que “para abordar la crisis política propusimos y promovimos un Acuerdo por la Paz, la Justicia Social y una Nueva Constitución”, y sacó bajo la manga la urgencia al proyecto de ley de matrimonio igualitario, que tomó por sorpresa incluso a sus propias filas.

Un discurso en el que si bien asumió errores, siguió defendiendo con porfía su gestión e insistió en una serie de ideas fuerza para tratar de instalar lo que en La Moneda llaman “el legado”. Así se podría resumir la última Cuenta Pública del Presidente Sebastián Piñera ante el Congreso pleno, marcado también por un par de anuncios de último minuto que tomaron por sorpresa incluso a sus propias filas, y abrirá todo un flanco valórico, como lo es la urgencia al proyecto de ley de matrimonio igualitario.

Ante un Salón de Honor con aforo reducido, el jefe de Estado estructuró un discurso en torno a ideas fuerzas que ya se le conocen, como “los niños primeros en la fila”, avanzar hacia una plena y total igualdad de dignidad, derechos, deberes y oportunidades entre hombres y mujeres, una educación de calidad, y un mejor trato a los adultos mayores.

También mencionó “Migración. Poner orden en nuestra casa”, el desafío de La Araucanía “con una mirada integral”, mejor salud, mejores ciudades y protección a la Clase Media.

Pero el Mandatario comenzó su discurso haciendo un guiño a la exConcertación, tratando de hacer un gesto político a sus antecesores, mencionando los avances de los gobiernos que lo precedieron. «Todos los Gobiernos, desde que recuperamos la democracia, aportaron para hacer un país mejor (…) Estos avances y progresos con sus luces y sus sombras son reales”, recalcó.

Al mismo tiempo, para dar contexto a la crisis detonada el 18-O, asumió que “estas tres décadas de progresos también dejaron grietas y personas postergadas”. “Fuimos ingratos con nuestros adultos mayores, no cuidamos como lo merecían los niños más vulnerables no redujimos con velocidad las desigualdades adversidad (…) Nos transformamos en un país mejor, pero aún distante del país que queremos ser”, señaló.

En su intervención, Piñera lanzó frases rimbombantes, sin dosis alguna de autocrítica, como cuando dijo que “frente a la pandemia nuestra reacción fue decidida y oportuna” o que “la proyección solo hasta agosto de este año es que las ayudas familias directas alcanzan a cerca de 20 mil millones de dólares”. Y de paso, también se adjudicó un rol protagónico en el proceso constituyente, cuando señaló que “para abordar la crisis política propusimos y promovimos un Acuerdo por la Paz, la Justicia Social y una Nueva Constitución”.

Pero, al intentar buscar el equilibrio, y al evaluar la respuesta del Gobierno frente a la pandemia, el Mandatario indicó que “muchas personas sienten rabia y frustración porque no siempre recibieron la ayuda que necesitaban en el momento oportuno”.

«A ellos, les pedimos perdón”, dijo, apelando a la vez a un llamado a la unidad. “El adversario a derrotar no es el Gobierno, es el coronavirus”, recalcó.

Los anuncios

Asimismo, en la cuenta regresiva de su mandato, el Presidente sacó un as bajo la manga y anunció que “ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario”, al informar que pondrá urgencia al proyecto de ley que descansa en el Congreso, argumentando que “se construye reconociéndonos como iguales en dignidad y derechos y valorando la diversidad de identidades y proyectos de vida”.

También hubo otros anuncios. Dijo que “en conjunto con el Ministerio Público, crearemos una Fiscalía Especializada en delitos contra los Derechos Humanos” y a la par, anunció que se incrementarán los recursos para el Servicio Médico Legal, del Instituto Nacional de Derechos Humanos y la Defensoría de la Niñez, “para que estas importantes instituciones puedan cumplir su labor, con especial énfasis en el acompañamiento a las víctimas”. Al hablar del conflicto mapuche, se abrió a un programa de “tierras para comunidades pacíficas” de La Araucanía, sin dar detales, un tema donde su presidencia no ha tenido un relato previo.

Asimismo, anunció “el envío de un proyecto de ley para crear un Fondo de Salud Extraordinario por U$ 4 mil millones, para financiar la lucha contra el Covid y sus secuelas, fortalecer los servicios y cobertura del Hospital Digital, y reducir las listas de espera, especialmente en atenciones de  salud mental, especialistas y cirugías”, varios temas exigidos por la oposición en la negociación por los “mínimos comunes”.

De paso, informó  que “pronto enviaremos al Congreso tres Proyectos de Ley”, uno de ellos  es la creación de un nuevo Ministerio de Seguridad Pública, distinto y separado del Ministerio del Interior, que se especializará y concentrará en el resguardo del orden público. Se trata de una idea que es solicitada transversalmente, para que por fin Interior se haga cargo del trabajo político, pero que se ve compleja de avanzar por los tiempos políticos que corren.

El “legado” y la Nueva Constitución

Piñera también se ocupó de tratar de remarcar un “legado” e insistió en fijar nuevamente algunos contenidos para la futura Convención, para no quedar al margen de toda la discusión que dominará el panorama político nacional. Por eso hizo con un llamado al diálogo, al plantear que “un acuerdo sólo será posible si estamos dispuestos a dialogar y escucharnos entre todos y a abandonar la política de las trincheras”.

También Piñera buscó posicionarse en  algunos de los temas que están en boga y cerró la puerta al proyecto de ley que busca un indulto a los presos del estallido social que se tramita en el Senado, y que ha sido enarbolado como bandera de lucha por candidatos presidenciales como Gabriel Boric (FA) y Daniel Jadue (PC), y por los constituyentes electos por la Lista del Pueblo.

“En Chile no hay presos políticos (…) nos oponemos a una ley de indulto o amnistía”, indicó. Con todo, el Presidente asumió que durante el estallido “hubo casos dónde no se respetaron los protocolos, reglamentos e instrucciones recibidas y se cometieron delitos, abusos y atropellos de derechos humanos”.

Fuente: El Mostrador