“Por lo que conocemos del proyecto, estamos profundamente preocupados del impacto que esta reforma laboral pueda tener en la economía”, advierte el presidente de la Sofofa Hermann von Mühlenbrock, tras los últimos avances que tuvo la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) sobre la materia, y de cara al envío de la iniciativa al Congreso el próximo 29 de diciembre.
¿Qué es lo que más les preocupa de esta reforma?
Lo que más nos preocupa es que esta reforma no beneficia a los trabajadores ni a quienes están buscando empleos, principalmente, mujeres y jóvenes. Esta reforma afecta seriamente la libertad de asociación y le da un poder monopólico a los sindicatos. Las políticas públicas se hacen para que la gente esté mejor, pero en este caso, es para que los sindicatos sean más poderosos. Creo que los sindicatos son necesarios y buenos, pero de ahí a establecer incentivos forzados a la sindicalización es un profundo error.
La libertad de las personas es mucho más importante que un reforzamiento por ley del mundo sindical. La esencia básica del ser humano es su libertad de elegir.
¿Por qué dice que no está claro que se beneficie a las personas? Según el gobierno a eso apunta.
Las últimas recomendaciones de la Ocde son lo suficientemente claras con lo que hay que hacer para hacer más inclusivo el mercado laboral chileno y ninguna está en lo que se sabe del futuro proyecto de ley. Por ejemplo, en este informe se habla de que es indispensable mejorar el empleo femenino, de los jóvenes, la capacitación y, por lo tanto, de la productividad, concepto que en la práctica se traduce en mayores remuneraciones, y una mejor calidad de vida para las personas. Si queremos que la reforma laboral vaya en beneficio de la gente, estos son los temas que debiéramos considerar.
A principios de semana la CUT golpeó la mesa porque no se sentía escuchada por el gobierno y el jueves, tras una nueva reunión con el Ejecutivo, su ánimo cambió al lograr colocar las temáticas de su interés, ¿qué le parece?
No me parece que porque se golpea la mesa el gobierno aparezca cediendo cosas que no son beneficiosas para el país. Siempre hemos sido partidarios de un diálogo, de una conversación, y si aquí el que gana es el que golpea más fuerte la mesa, no es como debiera funcionar la democracia. Nosotros quisiéramos que con la misma claridad con que la CUT logra instalar cambios en el proyecto, los distintos actores de la sociedad tengan la posibilidad de hacer sus planteamientos y ser escuchados.
¿No ha sido así hasta ahora?
No ha sido así. Uno ve la comisión laboral de la CPC, que preside Rafael Guilisasti, que a pesar de los análisis y las conversaciones que ha tenido para hacer sentir nuestros planteamientos, no han sido considerados. Seguimos hablando de no reemplazo en caso de huelga, de titularidad sindical, de pisos de negociación colectiva. Estamos llegando al extremo de forzar a las compañías a tener que hacer negociaciones colectivas casi automáticas. Si hay que negociar en momentos de crisis los trabajadores van a poner sobre la mesa el pliego de la negociación anterior y eso atenta contra las empresas. El no poder hacer extensivo los beneficios a las personas que no están en el sindicato también nos parece tremendamente injusto. Los sindicatos son necesarios, pero deben hacer bien su trabajo para tener muchos adeptos y ojalá el sindicato los gane por su eficiencia, su aporte, por convencimiento. Que toda la gente esté sindicalizada de esa forma sería fantástico. Y si no quieren estar también, pero que lo decidan ellos.
Uno de los argumentos de la autoridad para abordar estas materias es que la sindicalización en Chile es baja ¿Por qué cree que no hay más sindicalizados?
En las grandes empresas y las medianas hay muchos y buenos sindicatos.
Pero el gobierno y la CUT se quejan…
En el diagnóstico estamos razonablemente de acuerdo. Hay una baja sindicalización y negociación colectiva en ciertas empresas, que son las más pequeñas. Pero están tomando medidas para avanzar en un cierto sector que van a afectar brutalmente a otras. Los slogan de que no hay mayor sindicalización porque si se forma un sindicato los empresarios ponen las penas del infierno es muy del pasado, de allá por el año 90. El empresario de hoy tiene muy claro el rol de las personas en la competitividad de la compañía. Si uno quiere tener mayor sindicalización ¿por qué vas a obligar a que por ley se llegue al 100%? No tiene lógica, y como eso hay un montón de cosas, el no reemplazo en huelga, por ejemplo.
¿Por qué les afecta tanto la eliminación del reemplazo en caso de huelga si se usa muy poco?
Pero hay empresas medianas que sí lo usan. Si se elimina y no existe esa alternativa pronto los bancos llamarán a esa empresa para ver cómo responderá con los créditos. La casuística es súper importante y aquí se está colocando una barra completa.
El gobierno dice que busca empoderar a los trabajadores que hoy están en una situación de desventaja.
Es una visión anacrónica. Hoy los sindicatos despolitizados tienen peso, las personas son las que tienen poder y eso hace que mejoren sus remuneraciones y sigan mejorando dentro de la estructura de la empresa. Dicen “hay que hacer una reforma moderna donde se gane en estabilidad”, ¡De qué me hablan! Hoy muchos trabajadores, en particular los más jóvenes, prefieren la movilidad. Si te quedas en el pasado, en temas ideológicos puedes sacar conclusiones erradas.
Entre los puntos propuestos por la CUT ¿Qué le parece los límites a los artículos 161 y 159?
¡Pésimo! Que realmente se empiece a participar y a coartar la libertad de gestión de las compañías es malo. Eso ya pasó hace mucho tiempo y no cabe ninguna duda de que detrás de esta reforma siempre hubo interés de algunos por introducir inamovilidad en las empresas.
¿Y la posibilidad de abrirse a la negociación interempresa?
Las empresas enfrentan distintos contextos, ya sea por su tamaño, por sus mercados de destino, niveles de productividad, etc. ¿Cómo es posible que distintas realidades se negocien con los mismos estándares? Eso atenta contra el concepto de eficiencia y de justicia y puede terminar empujando a las empresas de menor tamaño fuera del mercado, con los graves impactos que eso genera en el empleo.
También plantearon elevar las sanciones frente a prácticas antisindicales…
Uno de los aspectos que incorpora la reforma es la prohibición de extender beneficios a los trabajadores no sindicalizados. No puede ser considerada una práctica antisindical otorgar beneficios a los trabajadores que no están en el sindicato, ¿por qué? No se entiende que aquellos trabajadores que deciden libremente no sindicalizarse, y que no obstante son ejemplos de eficiencia, no puedan optar a los mismos beneficios que los trabajadores sindicalizados.
Uno de los grandes ausentes, es que esta reforma no se hace cargo de las huelgas violentas y los paros ilegales que obstruyen el normal desenvolvimiento de las actividades empresariales.
Hay consenso en el mundo privado en que la reforma tributaria es mala ¿cree que la laboral podría ser peor?
Temo que esta reforma tendrá efectos más severos que la tributaria porque va a afectar seriamente la generación de empleos, a las personas y sus familias.
Los errores que se cometan con la reforma laboral serán más difíciles de corregir en el futuro.
¿A qué se refiere?
Al encarecer artificialmente el factor trabajo se generan incentivos para que las empresas inviertan en actividades intensivas en el factor capital y esto lamentablemente tiene impacto directo en las personas.
Frente a eso los trabajadores dicen que los empresarios hacen campaña del terror.
Eso lo dicen algunos dirigentes sindicales que intentan desconocer lo que ocurre en la práctica, motivados por intereses de otra índole. Las decisiones de inversión y contratación son tomadas individualmente por las empresas que evalúan objetivamente las condiciones de mercado para llevar adelante sus proyectos. Nadie puede pensar que cambios tan profundos y equivocados no tendrán impacto en la forma en que las empresas toman sus decisiones.
Lo mismo se dijo con la reforma laboral de 2001 ¿Hubo algún cambio en ese sentido?
La reforma de 2001 no estuvo ni cerca de esta reforma. Hay que diferenciar entre una reforma laboral y una sindical como esta, donde el foco ahora está puesto en empoderar artificialmente al sindicato y no en la empleabilidad. Está absolutamente demostrado que para mejorar los índices de desigualdad tenemos que incorporar más personas a la fuerza laboral. Chile tiene casi 8 millones de trabajadores y podría tener 10 millones, lo que cambiaría el coeficiente de Gini, pero para eso hay que generar mecanismos que incentiven la contratación y aseguren la empleabilidad. Exactamente lo contrario a lo planteado en esta reforma sindical.
A su juicio, entonces, ¿esta reforma no va en la dirección de recuperar las confianzas?
No me gusta hablar de confianza porque confío en la gente por definición, lo que no significa que no tenga derecho a discrepar. Como sea, no van en la dirección correcta para tener más empleo, mejor remuneración, más gente contenta. Sólo a fortalecer el poder sindical.
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