El otro efecto colateral del caso Penta

Los controladores del holding empresarial, Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, concretaron en los últimos días su salida del Consejo Directivo de la Universidad del Desarrollo. Un efecto no esperado del llamado caso Penta y -aseguran sus cercanos- uno de los de mayor carga emocional para quienes participaron de la fundación de la casa de estudios.

Las celebraciones por los 25 años de la universidad fueron algo incómodas. En medio del caso judicial que ha puesto el foco en el holding de empresas Penta, esta semana Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín concretaron su salida del Consejo Directivo de uno de los proyectos más influyentes e íntimamente estimados de su historia empresarial: la Universidad del Desarrollo.

La decisión de Délano y Lavín se suma a la reciente renuncia de los empresarios a los directorios de las compañías Penta Vida, Penta Security, Banmédica y Banco Penta, en el marco de una reorganización iniciada tras la investigación que abrió el fiscal Carlos Gajardo, donde ya han sido citados a declarar en calidad de imputados.

Según fuentes de la universidad, la reorganización que lleva adelante el grupo, así como la posibilidad de una eventual formalización en los primeros días de enero por parte de la fiscalía, formó parte de la decisión de los ejecutivos de salir del consejo directivo de la UDD, a pesar de sus intenciones de continuar en el proyecto que iniciaron en 1989.

Ante las dos sillas vacantes, el economista José Ramón Valente y el ingeniero comercial Felipe Silva arribaron a las oficinas de Av. Plaza 680 para ser parte del consejo de la fundación universitaria que ahora integran junto a Hernán Büchi, presidente de la entidad; Federico Valdés, rector de la universidad y ex presidente de Azul Azul; Alfredo Moreno, ex ministro de Sebastián Piñera y presidente de Empresas Penta; Renato Peñafiel, gerente general de Grupo Security, y los representantes de la Corporación Chileno-Alemana de Beneficencia en la universidad: Rolf Kühlenthal, Gerardo Köster y Marcelo Magofke.

Valente y Silva, los nuevos directores, son cercanos a los dueños de Penta. Según informa un hecho esencial de Penta Vida del 17 de diciembre, la llegada de Valente a la UDD coincide con su ingreso el martes recién pasado al directorio de la empresa de seguros también como uno de los reemplazos de los puestos que dejaron Délano, Lavín y el ejecutivo Manuel Antonio Tocornal, otro de los implicados en la causa que dirige Gajardo.

Felipe Silva Méndez, en tanto, tiene una amplia historia vinculada a la UDD, ya que además de ser ex jefe de gabinete de Joaquín Lavín en el Ministerio de Educación -quien vendió su participación en las sociedades relacionadas a la universidad y fue parte del Consejo Directivo hasta 2010 al asumir en el gabinete de Piñera-, es hermano del presidente de la UDI, el diputado Ernesto Silva, e hijo de Ernesto Silva Bafalluy, fundador de la UDD y su rector hasta su muerte en 2011.

Los movimientos en el consejo de la UDD a raíz de los cambios en Empresas Penta consolidaron, de paso, una decisión que se activó el año 2013 para blindar a la universidad ante sus operaciones con sociedades relacionadas. Ello, debido a la ofensiva por la reforma educacional impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet que apunta a dar término a las llamadas “sociedades espejo”.

Así, en diciembre de 2013, los entonces miembros del Consejo Directivo tomaron medidas para terminar con las operaciones relacionadas entre la universidad y la Inmobiliaria Ainavillo, sociedad constituida en agosto de 1991 por Carlos Alberto Délano, Carlos Eugenio Lavín, Luis Ernesto Silva Bafalluy, Cristián Larroulet, Joaquín Lavín, Federico Valdés y Alfredo Valdés (padre de este último), para administrar los inmuebles del proyecto universitario y así tener acceso a créditos bancarios para la expansión de la UDD.

Como resultado, el 27 de diciembre de 2013 se dio término a los contratos de arriendo de la principal sede de Santiago y de los inmuebles en Concepción con la sociedad controlada por los directores de la fundación educacional, los que según los estados financieros entregados este año al Mineduc, respecto del término del ejercicio en 2012 y 2013, gestionaron un pago a la Inmobiliaria Ainavillo S.A. por parte de la universidad de $ 3.344 millones en 2012 y $ 3.400 millones en 2013.

Retiro de Ainavillo

El registro de más de 20 escrituras públicas en la notaría de Santiago de Patricio Raby dan cuenta de la operación financiera que realizó el Consejo Directivo de la universidad para dar término a los contratos de arriendo con Inmobiliaria Ainavillo, nombre que alude a la calle en Concepción donde se ubicó el primer campus de la UDD.

Según los documentos revisados por Reportajes, el primer paso de la operación fue el finiquito del contrato de arrendamiento entre Penta e Inmobiliaria Ainavillo, cuyo origen data de un contrato de leasing inmobiliario suscrito entre ambas sociedades nueve años antes, el 27 de diciembre de 2004, tras la construcción del principal campus de la UDD ubicado en calle Plaza, comuna de Las Condes.

El origen de este arriendo con compromiso de compra y los movimientos relacionados quedaron registrados en un hecho esencial donde Penta Vida comunicaba a la SVS de la operación debido a la magnitud de los montos involucrados y frente al hecho de que Luis Ernesto Silva Bafalluy -cuyo nombre lleva ahora el campus antes mencionado- era, en ese entonces, director de Penta y, a su vez, dueño de parte de la Inmobiliaria Ainavillo. Según el documento, el valor de compra por parte de Penta a Ainavillo -previo al contrato de leasing- alcanzó más de 710.000 UF.

El mismo término se dio en el caso de los contratos de arriendo originales de los inmuebles de la sede de Concepción y del fin de un contrato de las mismas características por otro de los edificios de la sede de San Carlos de Apoquindo, campus donde hoy se imparten la mayoría de las carreras.

En este último documento, referido a un edificio cercano a la esquina de calle San Francisco de Asís, no era Inmobiliaria Ainavillo la contraparte de Penta Vida, sino Inmobiliaria Los Estancieros S.A.

Otra seguidilla de documentos da cuenta del siguiente paso de la operación, el término y finiquito de los contratos de subarriendo que sostenían Ainavillo, Penta Vida y la Universidad del Desarrollo.

En los documentos entre Ainavillo y la universidad respecto de inmuebles en Santiago y Concepción, se deja constancia que Ainavillo restituyó a la UDD la suma total de $ 2.870.071.448, por concepto de “garantía por los nueve contratos de arriendo y subarriendo que la universidad mantenía con Ainavillo”.

En los mismos términos, el fin del contrato de Los Estancieros y la UDD quedó registrado bajo el número 17.541 en otra escritura pública.

En relación a estos movimientos, cercanos a la UDD confirman que el término de la relación de la Inmobiliaria Ainavillo con la universidad buscaba acabar con el manto de duda respecto de las denuncias por lucro de las universidades privadas con las llamadas “sociedades espejo” de sus controladores.

Y fue esa la razón que tuvo la Cámara de Diputados al incluir a la UDD como una arista de la comisión investigadora del caso Penta y de eventuales donaciones políticas irregulares. Pero el vínculo, al menos de Inmobiliaria Ainavillo con la universidad, parece haber finalizado, según los documentos hallados por Reportajes que reflejan la salida de Ainavillo. Ello lo confirma el balance presentado por la UDD al Mineduc que señala, en su nota 20, que “en diciembre de 2013 se dio término a este contrato”, refiriéndose a los arrendamientos a Inmobiliaria Ainavillo.

De hecho, son seis contratos de compraventa de Inmobiliaria Ainavillo S.A. a Penta Vida los que dan cuenta de que la inmobiliaria “vende, cede y transfiere” una serie de inmuebles, los que, en suma, en el caso de sedes en Concepción alcanzan un precio de más de 106.215 UF por distintos inmuebles individualizados en las escrituras.

Pero completados los traspasos, dos documentos notariales advierten de nuevos contratos de leasing por las sedes universitarias, ahora entre Penta Vida y la Universidad del Desarrollo.

Los contratos de arrendamiento con compromiso de compra a 25 años estipulan que la UDD -representada por el rector Federico Valdés junto a un abogado, entregó a Penta Vida una suma equivalente a 40.239,64 UF y 153.929,30 UF, respectivamente, a título de “fondo de opción”, que se constituyen como “imputación al precio de los inmuebles arrendados” si es que la universidad manifiesta la intención de ejercer su opción de compra.

Asimismo, en el artículo decimotercero de ambos contratos, se desprende que Penta “se obliga irrevocablemente a venderle todos y cada uno de los inmuebles arrendados” a la Universidad del Desarrollo en el precio total de 430.541,69 UF y 810.195,65 UF, según cada contrato respectivamente.

Consultados por Reportajes, la Dirección de Asuntos Públicos de la UDD no entregó una versión oficial respecto de la administración de los inmuebles, aunque fuentes de la institución sostienen que, gracias a la operación descrita, hoy es la UDD la dueña de todos sus campus universitarios, lo cual le ha significado un fortalecimiento patrimonial de 5.000 millones de pesos. Por eso, agregan, las celebraciones de los 25 años continuarán con mucha intensidad. Si bien no precisan la fecha exacta o el registro de dicho traspaso, según los estados financieros aprobados en sesión ordinaria del directorio de la Universidad del Desarrollo al 18 de junio de este año, al menos hasta esa fecha “no han ocurrido otros hechos de carácter financiero o de otra índole que afecten en forma significativa la situación financiera y patrimonial de la fundación”, tras el término de los arriendos con Ainavillo a fines de 2013.

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