Hace pocos días conocimos el resultado del primer estudio realizado por Fundación Sol y Organizando Trans Diversidades (OTD) respecto a las condiciones laborales y de exclusión que vive la comunidad trans y no binaria en Chile. Dentro de los puntos más importantes que desarrolla el estudio, se cita a una persona consultada que plantea la importancia de la participación de personas trans y NB en todos los niveles del estado, quien indica: “El estado necesita trabajar con nosotros porque nosotros somos parte del grupo que está dejando de lado”.
En esta frase nos hace cuestionar: ¿Cómo el Estado puede generar los cambios necesarios para integrar a una población, históricamente excluida, a formar parte de la conversación y para llegar a una solución? ¿Cómo podemos confiar en representantes que no saben cuáles son nuestros problemas cotidianos? ¿Podemos dejar de sentirnos discriminades sin tener representación en los diferentes poderes del Estado? Y es que este no es solo un problema o un sentimiento que manifieste la comunidad LGBTIQA+, sino que es un problema que afecta a muches más personas en nuestro país.
Durante el proceso constituyente anterior, el lamentablemente rechazado el 4 de septiembre del 2022, fue tal vez uno de los únicos procesos donde las disidencias sexogenerias, pueblos originarios y una gran parte de la población, logramos sentirnos representades. Sin embargo, si pensamos en el proceso constituyente actual, a nivel general la población ya siente desconfianza. Hasta el minuto que escribo esta columna, aún no tenemos nombres de líderes o lideresas que representen nuestros problemas y con el paso de los días crece la incertidumbre. Y no es porque no existan cuadros o personas preparadas, con las capacidades para esta representación, sino que una vez más, debemos conformarnos con tomar palco y mirar desde lejos.
A pesar de esto nosotres, la comunidad, las disidencias y Chile, necesitamos de una nueva Constitución que garantice derechos sociales, tal como son la educación, salud, vivienda, entre otros. Aquí, es donde nuestras demandas y las demandas del pueblo de Chile son transversales para la construcción de una vida más justa para todes. Pero ¿Cómo lo hacemos sin aquellos que representan nuestras demandas? Las demandas de los excluidos, los silenciados, los escondidos en closet, por imposición de otros.
Nuestra desconfianza, la de las personas trans, no binarias y la desconfianza de tantas mujeres y del pueblo, es totalmente justificada. Finalmente, no sentirlo sería negar nuestra propia realidad. Creo y estoy profundamente convencida que vivir discriminación y exclusión entrega una mirada única respecto a aprender a incluir. Y en esa línea sostengo la importancia de que, dentro de los nuevos consejeros/as constituyentes, estemos inluides las disidencias: la comunidad LGBTIQA+, las personas con capacidades diferentes, las mujeres y todo aquel que fue excluido de este sistema.
“La mirada de la exclusión es la que nos llevará a la inclusión”.
Fuente: El Mostrador