El Colegio de Profesores inició el 1 de junio un paro nacional de carácter indefinido que ya se prolonga por dos semanas y que incluye «concentraciones», asambleas, «cabildos pedagógicos» y marchas.
La movilización cuenta con el apoyo de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech)y tiene como principal motivo el rechazo a lproyecto de Nueva Política Nacional Docente, que el Gobierno presentó el 20 de abril y que, según ha dicho desde entonces el presidente del gremio, Jaime Gajardo, «no representa» a los profesores.
Según recordó el Magisterio en su página web, «durante más de tres meses» conversaron con la subsecretaria Valentina Quiroga, a quien le presentaron «una sólida propuesta de carrera profesional que se ha construido a través de los años», pero que, «desafortunadamente, no fue recogida en el proyecto enviado al Congreso».
El gremio critica «la informalidad con la que el Mineduc asumió la discusión, dejando temas sin tratar y obligando a los profesores a debatir documentos sin firmas ni logos oficiales, asunto que en el marco de la fuerte desconfianza de los profesores y profesoras tras años de maltrato, generó molestias».
En cuanto al fondo, plantea que el proyecto «sustenta el modelo educativo de mercado» e «intensifica el ejercicio de una profesión basada en la competencia entre pares y en el individualismo, provocando serias diferencias entre los docentes al interior de los establecimientos, en circunstancias que educar se entiende como un proceso de trabajo en equipo y de colaboración».
Según explicó el directorio nacional del Colegio de Profesores en una carta que envió el 19 de mayo a la Presidenta Michelle Bachelet, los maestros consideran que el proyecto se basa en la «desconfianza» hacia los docentes, al establecer «certificaciones» para ingresar y avanzar en la carrera, «desconociendo gravemente la responsabilidad de las instituciones formadoras, que han hecho de la pedagogía una carrera barata de implementar para lograr mayores beneficios económicos».
«El proponer que el título que otorgan las universidades o institutos profesionales sea requisito para ingresar a contrata a la vida del trabajo y no a la carrera, demuestra que ni el mismo Gobierno confía en cómo se están formando los docentes en nuestro país; pero insisten en no producir cambios en la formación docente, permitiendo que continúe la libertad para establecer mallas curriculares a cada instituto formador«, alegan.
La misiva alerta también sobre la necesidad de una «formación continua que apoye el trabajo docente en aula», critica el aumento de las causales de despido y el retroceso respecto de «conquistas históricas del Magisterio», como la disminución de las asignaciones de perfeccionamiento.
También argumenta que, «de no enfocarse en el desarrollo integral del ser humano como el centro del proceso educativo», los profesores chilenos seguirán «teniendo las peores condiciones laborales y salariales de los países de la OCDE y una carga horaria anual que supera las 1200 horas, con un currículo recargado y sesgado que relativiza las áreas del saber en desmedro de la Formación de Ciudadanía, de las Artes, de la Filosofía, por ejemplo«.
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