Por Jenet Noseda/ Psicóloga Clínica
Últimamente he leído varias columnas de opinión acerca del acompañamiento psicológico y su cuestionamiento desde los derechos humanos de la mujer a la que se le ha obligado a seguir un embarazo producto de una violación, cuando su vida está en peligro o cuando el feto es inviable. Todo esto, analizado desde los derechos humanos de una persona que está básicamente siendo sometida a tortura.
Como Coordinadora de la Comisión de Género y Diversidad Sexual del Colegio de Psicólogos de Chile A.G., debo decir que NADIE se ha acercado a nuestro Colegio para preguntarnos la opinión de este acompañamiento psicológico, lo cual es, a lo menos, una falta de respeto y de rigurosidad.
Los diputados de la UDI, que quieren seguir criminalizando el aborto terapéutico en Chile (aun cuando el resto del mundo, literalmente, comprende que tiene que haber una interrupción legal de los embarazos en ciertas instancias), lanzaron un video hace pocos días donde se jactan de haber enviado un proyecto de ley de acompañamiento a la mujer que se encuentre en cualquiera de las tres situaciones que contempla el aborto terapéutico. Nadie de la UDI se acercó al Colegio de la orden para preguntarnos sobre el acompañamiento psicológico en estas situaciones. ¿Es eficaz un acompañamiento en las tres causales de embarazo, para lograr la disminución considerable del sufrimiento psicológico?, ¿de qué tipo de acompañamiento estamos hablando?, ¿logra este acompañamiento un deseo de aquel hijo y así asegurar el apego?
Lamentablemente, debo decir que el acompañamiento psicológico que se plantea es una instrumentalización de la Psicología para conseguir un objetivo: que nazca el hijo. Es decir, el fin justifica los medios.
Desde un acercamiento general, debo decir que la Psicología es aplicada siempre respetando los derechos humanos y los Psicólogos y Psicólogas nunca deben participar ni entregar sus conocimientos para la tortura, ocasionar daño o trabajar en pos de sus ideologías personales por sobre las de las personas a las que trata. Con esto, estoy nombrando a lo menos tres causales de sanción según el código de ética de nuestro Colegio profesional y debo agregar que el pasar a llevar los derechos humanos es la más grave falta ética. Los Psicólogos y Psicólogas trabajamos para lograr disminuir y/o erradicar el sufrimiento humano. En ningún caso utilizamos nuestros conocimientos para poder “soportar” un poco mejor el sufrimiento que se está imponiendo por razones religiosas e ideologizadas. Es como si nos pidieran que ayudáramos a que se soportara un poco mejor la tortura física.
Veamos parte por qué el acompañamiento psicológico es ineficaz y antiético en embarazos no viables, con riesgo de muerte materna, fetal o producto de una violación.
No, señores, su acompañamiento no solo es ineficaz, sino también antiético y viola los derechos humanos. No hay técnica psicológica que sirva para los síntomas en los embarazos por incesto o por algún familiar.
¿Es eficaz un acompañamiento en las tres causales de embarazo, para lograr la disminución considerable del sufrimiento psicológico?
Contextualicemos. No todos los tipos de sufrimiento son iguales. Estos varían según el estímulo al que responden, pudiendo llegar a incapacitar totalmente a un ser humano, como es el caso de estrés postraumático, caracterizado por conductas desordenadas y sin sentido, temblores en todo el cuerpo, alerta máxima ante cualquier ruido o estímulo, llanto, mutismo y retrocesos a estadios anteriores del desarrollo psicológico, como, por ejemplo, orinarse en la cama. El estrés postraumático se presenta, de hecho, en la mayoría de las víctimas de violación. Sumemos que el 70% de las violaciones son a menores de edad y que entre las víctimas de siete a once años, las violaciones son reiteradas en el tiempo, versus un episodio ocurrido en otra mujer y el victimario, es un familiar, donde muchas veces estamos frente a incesto. Tenemos así a niñas con alerta máxima, orinándose en las noches, temblorosas o llorando a gritos al momento de volver a su casa desde el colegio. Súmele que esa niña luego se entera de que en su vientre está creciendo un bebé de su padre.
El cuerpo de esas niñas fue usado y su voluntad ni siquiera fue consultada. Es a esas niñas a las que los diputados UDI (quiero pensar que por inocencia) quieren obligar a llevar a cabo esos embarazos, haciendo precisamente lo mismo que sus victimarios: usar sus cuerpos para que el bebé nazca y no preguntarles si desean o no tenerlo. ¿Quieres? Eso sí que es terapéutico.
Sin embargo, el acompañamiento que se propone en el embarazo obligado es un segundo asalto y quieren usar las herramientas psicológicas para que no duela tanto. Nos están pidiendo que seamos cómplices. Que usemos nuestros conocimientos para que a esa niña violada la pongan sobre la cama ginecológica, donde le harán tacto para saber cuán dilatada está, cuando sabemos que en la violación las mujeres tienen flashbacks de sus abusos durante el alumbramiento y de que ni siquiera las podemos tocar en una contención, pues saltan inmediatamente al tocar sus cuerpos.
No, señores, su acompañamiento no solo es ineficaz, sino también antiético y viola los derechos humanos. No hay técnica psicológica que sirva para los síntomas en los embarazos por incesto o por algún familiar.
En el caso de las mujeres cuya vida corre peligro o que llevan en sus vientres a fetos que morirán en cuanto nazcan o simplemente llevan fetos muertos en sus vientres porque deben esperar a que el cuerpo los expulse espontáneamente, es exactamente lo mismo. Nos quieren hacer cómplices de una situación así de macabra.
No sólo el acompañamiento es ineficaz y antiético, sino que los señores UDI, en su proyecto de ley, hablan de “consejería”. La consejería la puede hacer cualquier profesional, médico, matrona, enfermera, etc., y cuando es consejería psicológica, esta contempla intervenciones breves, como por ejemplo la que se realiza antes de tomar el examen para VIH, lo cual es muy distinto en un embarazo no deseado y en situaciones tan límites. Entonces, señores y señoras UDI, ustedes le están mintiendo a la ciudadanía. El acompañamiento no es la solución. Ustedes no se están preocupando del feto y de la madre. De hecho, no se están preocupando de ninguno. Lo que están haciendo es preocuparse de que haya parto. Nada más.
¿Logra este acompañamiento asegurar el apego?
Hay un segundo elemento que aquí no se está considerando: el apego, el deseo de la madre por su hijo que la vuelve atenta a sus necesidades y efectivamente responsiva a estas. En el estudio de Praga (lo puede googlear), se entrevistó a hijos de madres a las cuales se les había negado el aborto versus hijos de madres que no habían solicitado aborto alguno y se encontró que los hijos de embarazos no deseados tenían mayores problemas de salud mental en comparación con los hijos deseados, mayor tasa de abuso de alcohol y drogas, personalidades limítrofes y problemas de tipo ansioso depresivo.
El único caso en que podríamos estar hablando de la posibilidad de un hijo nacido vivo y sano, sería en la violación y de una relación sexual no consentida, no deseada, es muy poco probable que nazcan hijos deseados, aunque hay casos en los que sí ocurre. Sin embargo en la mayoría de los casos de violación, el temor que le sigue al volver a ser violada, es el estar embarazada producto del asalto sexual. Las mujeres viven el embarazo como un segundo ataque en sus cuerpos, con horror y pánico, que les recuerda una y otra vez a su victimario. Es altamente probable que se golpeen ellas mismas, a sus vientres y que intenten abortar a como dé lugar, incluso quitándose la vida. ¿Y el niño, cuando nace? Tiene apego desorganizado o inseguro, producto de una madre que no lo desea.
Quisiera llamar a los honorables a la reflexión. Si discutimos sólo pensando en “ganar” el parto, no llegaremos a ningún lado. Abramos nuestras mentes a las vivencias de las niñas y mujeres que están viviendo un embarazo producto de una violación, que podrían morir o que llevan en sus vientres hijos que morirán en sus brazos o nacerán muertos. Conversemos acerca de las implicancias psicológicas y la factibilidad de un acompañamiento psicológico pero, por favor, no le mintamos a la ciudadanía, haciendo parecer la figura del Psicólogo o Psicóloga como un mago o hada con varita mágica, porque no lo somos.
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