Por Carlos Cano. Director Ejecutivo CETRA
El miércoles 9 de septiembre se inició en siete tiendas de Ripley una Huelga Legal. Participaron similar número de sindicatos y poco más de 1.100 trabajadoras y trabajadores habilitados. Es la fuerza sindical más importante que haya negociado en Bloque durante los últimos 15 años en Ripley. Los otros 48 sindicatos negocian individualmente existiendo a veces hasta dos instrumentos colectivos por tienda. Cabe indicar que la empresa simplificó sus razones sociales en 2011, asignando un único RUT a la totalidad de tiendas en el país. Esta oportunidad fue usada por la Federación del Trabajador de Ripley para unificar sus negociaciones colectivas en 2012, que también terminó en una Huelga de 2 días para mejorar los Bonos de Término del local de Florida, que luego abandonó la alianza, por razones que habría que consultar a la directiva.
La paralización legal actual terminó este lunes 14. Las diferentes maniobras de la movilización tuvieron ritmos flexibles al servicio siempre de la negociación, que no se interrumpió nunca con la empresa. La consigna fue siempre que no importaba una buena huelga sino que un cierre adecuado de la negociación. El primer día de huelga se actuó en los locales de Punta Arenas, Costanera, Arauco Maipú, Huechuraba, Alameda Plaza Egaña y Tobalaba. Las tiendas vieron obstaculizadas sus operaciones y Tobalaba no abrió sus puertas. En la segunda jornada se concentraron las fuerzas de Santiago en los malls Costanera y Plaza Egaña ingresando a las instalaciones y ocupando los establecimientos de Ripley. El tercer día se concentraron mil trabajadores en el patio de comida y mall Parque Arauco, sede de una de las tiendas principales y de las oficinas corporativas de la compañía. Lo particular es que en la ocasión no se realizó manifestación alguna. Era sólo un acto de presencia que en cambio al día siguiente, el cuarto, se transformó en la ocupación por largas horas del local de Parque Arauco. Luego el domingo se otorgó libre y descanso, salvo dos centenares de huelguistas que acordaron dirigirse al Tedeum Evangélico, pero fueron impedidos de su actuar por Fuerzas Especiales. En la ocasión se vio un espectáculo inusual; personal de seguridad de Ripley estaba situado tras las barreras de seguridad del acto denunciado a Carabineros a los trabajadores de Ripley. El lunes 14 los huelguistas se concentraron de nuevo en Parque Arauco sin realizar actividad de protesta alguna. No obstante ello, por precaución, la tienda bajó sus cortinas.
Esta descripción corresponde a la movilización en Santiago, pero también el centenar de socios de Punta Arenas alcanzaban un buen despliegue mientras su presidenta les representaba en la capital.
En paralelo se negociaba intensamente y al término del día lunes se alcanzó un pre-acuerdo. Se citó para el martes a mediodía, de nuevo en Parque Arauco, a una Asamblea Resolutiva que por inmensa mayoría aprobó el acuerdo alcanzado, luego de la propuesta unánime de los dirigentes de los sindicatos base. Al finalizar la reunión masiva se convocó a las tiendas para integrarse al trabajo o mantener la huelga si no había un Contrato Colectivo firmado en los términos pactados. La noche del martes la Comisión Negociadora permaneció en CETRA hasta asegurar la firma del texto, lo que ocurrió finalmente a las 08.30 horas del miércoles 15 de septiembre, después de largas horas pactando el cierre. Con este dato se depuso la huelga definitivamente.
Un dato sorprendente es que durante la semana de huelga efectiva las distintas Inspecciones del Trabajo no fiscalizaron reemplazos durante la huelga ni tampoco si la empresa cumplió con las normas para reemplazar (art.381). Los sindicatos hicieron todas las gestiones necesarias pero no contaron con respaldo alguno de la autoridad administrativa.
¿Cuál fue el resultado de la huelga? ¿Hubo incrementos entre el día previo a la huelga y el término de la misma? Estas preguntas clásicas buscan responder sobre la utilidad práctica de la huelga como herramienta de negociación.
En el caso de Ripley, la empresa no tenía ofertas de mejoramientos ni bonos de término de negociación antes de la huelga. La última Oferta del Empleador, propuesta legal tampoco mejoraba lo vigente ni proponía Bono de Término, un elemento principal en las negociaciones del Retail debido a la alta rotación de trabajadores.
En los días previos, la empresa transparentó sus objetivos: i. Reducir el costo mensual de las planillas de remuneraciones; ii. Establecer la vigencia del Contrato Colectivo en el máximo legal de 48 meses, como había ocurrido en 13 de las últimas 15 negociaciones de la compañía, iii. No aceptar que las negociaciones de distintos grupos de trabajadores, con fechas diferentes, se unieran.
Frente a esos objetivos, la Comisión Negociadora de los Sindicatos estableció las distintas maniobras de su estrategia. La determinación inicial es que sólo habría negociación con huelga en desarrollo y que por tanto la graduación de la intensidad de la movilización debía adecuarse al ritmo de la negociación. Hay muchos ejemplos en que las huelgas tienen movimiento propio y terminan siendo sólo actos de demostración de rabia e impotencia. Por cierto, no fue nuestro caso.
En las siete jornadas de negociación los números y condiciones mejoraron en los términos que será posible ver en detalle, porque creemos que los Contratos Colectivos deben ser públicos. Por ahora señalamos que las cifras de beneficios son superiores a las vigentes y sus incrementos superan los demás instrumentos colectivos. En los Bonos de Término, se logró a tres años cifras mayores a las que se han pagado por vigencias de cuatro años. En los acuerdos de cierre, la empresa descontará 6 de los 7 días de huelga, a razón de una jornada por mes. También se pactó el pago de 350 reemplazos (recordando que la Dirección del Trabajo no hizo constatación alguna), lo que significará un pago a cada huelguista de poco más de $35.000 por una vez, reduciendo la pérdida a números menores a trabajadores de jornada completa y dejando con ingresos a favor en trabajadores de tiempo parcial.
No alcanzamos nuestras metas completas en la unificación de instrumentos colectivos. Confirmamos una vez más que la ley que terminaría con el multirut resultó inútil. Las secuelas continúan por eso requerimos afinar las voluntades y estrategias para tener alianza poderosas que negocien en bloque. Perseveraremos a partir de los resultados igualmente exitosos alcanzados.
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