Marchas fatales: las similitudes de la tragedia de Antuco con la muerte de Franco Vargas

Por:Felipe Avendaño

A días de que se cumplan 19 años de la tragedia de Antuco -considerada la mayor catástrofe del Ejército chileno en tiempos de paz-, la institución castrense nuevamente se ve envuelta en una desgracia, tras el fallecimiento del conscripto Franco Vargas el pasado 27 de abril en Putre. Los dos hechos comparten aspectos como la confusa información entregada por las Fuerzas Armadas, la casi nula preparación de los conscriptos y la inadecuada ropa con la que contaban.

«No están solos, están con especialistas en montaña, son sus instructores, son gente que sabe lo que hace. Tenemos confianza en que ellos van a aparecer en buenas condiciones».

Esa fue la información que, en mayo de 2005, el Ejército entregaba respecto a los conscriptos del Regimiento de Infantería Nº 17 de Los Ángeles, que se habían perdido en los faldeos del volcán Antuco, en la región del Biobío.

Pese a la información proporcionada por las Fuerzas Armadas, la incertidumbre de las familias de los jóvenes soldados era total, por lo que se agolparon en el gimnasio del regimiento Antuco para saber qué pasaba.

El viernes 20 de mayo, las aprensiones de las familias se hicieron realidad luego que el presidente, Ricardo Lagos, anunciara el hallazgo de 13 cadáveres, lo que generó el caos en el gimnasio del regimiento.

Finalmente, el saldo total fue de 44 conscriptos y un suboficial fallecidos, quienes, a pesar de las malas condiciones climáticas – viento blanco y temperaturas bajo -35°C-, fueron obligados a marchar 24 kilómetros por los faldeos del volcán Antuco, a dos mil metros de altura, desde el sector de Los Barros hasta el refugio La Cortina.

Ropa inadecuada e información errónea

A una semana de que se cumplan exactos 19 años de la tragedia de Antuco -considerada la mayor catástrofe del Ejército chileno en tiempos de paz-, la institución castrense nuevamente se ve envuelta en una desgracia, tras el fallecimiento del conscripto Franco Vargas, de 19 años, quien perdió la vida el pasado 27 de abril en la comuna de Putre, región de Arica y Parinacota, mientras participaba de una marcha por los gélidos terrenos del norte de Chile junto a otros 244 jóvenes que realizaban el servicio militar.

“Yo no quisiera por ningún motivo que tuviéramos un Antuco 2”, dijo hace un par de días el senador Gastón Saavedra en la Comisión de Derechos Humanos, donde se escuchó el testimonio de Romy Vargas, la madre del joven fallecido.

Los dos hechos, con casi dos décadas de diferencia, tienen ciertas similitudes respecto a la poca e imprecisa información entregada por el Ejército, como también por la casi nula preparación de los conscriptos y la inadecuada ropa con la que contaban.

La primera información de que algo estaba pasando en Antuco fue entregada por Radio Bío Bío. A las 16:50 horas del 18 de mayo, el medio de comunicación daba cuenta del volcamiento de un camión en la cordillera, con dos soldados fallecidos.

«Posiblemente ellos sepan algo y simplemente no quieren darlo a conocer, porque deben saber. Si del momento en que saben que ya son cuatro los que ya han muerto, deben saber quiénes son y no dan ninguna información tampoco», decía en ese entonces a la prensa un familiar de los conscriptos.

“El Ejército, cuando dimos la información aquí, todavía no sabía que había personal perdido”, recordó años después el periodista Nibaldo Mosciatti.

Hoy se sabe que lo que realmente ocurrió fue que, pese al mal tiempo, los instructores ordenaron a los jóvenes conscriptos iniciar la marcha.

Antes de iniciar la mortal caminata, los jóvenes desayunaron un pan y medio café. La ropa de alta densidad para estar a 1.500 metros sobre el nivel del mar y soportar 35 grados bajo cero nunca les fue proporcionada.

Ya iniciada la caminata, los conscriptos se cruzaron con una patrulla de Carabineros que les advirtieron que no siguieran porque la situación climática iba a empeorar. Sin embargo, los superiores hicieron caso omiso y ordenaron continuar.

Cuando la situación empeoró, los conscriptos en medio de la tormenta iban muriendo a medida que avanzaban.

La marcha comenzó a las 5:00 de la madrugada del 18 de mayo y el primero en arribar a La Cortina lo hizo a las 17:00 horas. Muchos soldados ni siquiera conocían la nieve.

Algunos lograron llegar a un refugio de la Universidad de Concepción. Otros murieron congelados, abrazados y cubiertos por metros de nieve.

Prácticas que se repiten después de dos décadas

“Uno hubiera esperado que hubiera un aprendizaje y que este tipo de hechos no volvieran a repetirse”, dice a El Desconcierto el abogado Alfredo Morgado, quien representó a las familias de los conscriptos fallecidos en Antuco.

“Uno ve que se van repitiendo como factor común respecto a esta fatídica marcha con una muerte en Putre. Entonces, uno se plantea varias apreciaciones: lo primero que se haga una aguda y acuciosa investigación tanto desde la perspectiva penal como también de la perspectiva administrativa, pero no tan solo ellos, sino que cuando tenemos que han pasado 19 años y se repiten ciertas y determinadas conductas, significa que o no se aprendió o lisa y llanamente se omite lo aprendido e instruido”, señala Morgado.

En el caso de lo ocurrido en Putre el 27 de abril, la primera información oficial que entregó el Ejército fue que Franco Vargas, había llegado con vida al Cesfam de Putre, sin embargo, esa versión fue desmentida por el director del centro asistencial.

“A las 06:52 horas se recibe a un paciente sin previo aviso, se recibe a un conscripto que venía trasladado en un vehículo militar. Se constata que esta persona venía sin signos vitales ni tampoco con respuesta a estímulos ni verbales ni físicos”, explicó Rivera en sesión extraordinaria del concejo municipal de la Municipalidad de Putre.

Al pasar los días, se fueron conociendo más antecedentes. 45 conscriptos que participaron de la marcha en la región de Arica y Parinacota fueron hospitalizados por presentar cuadros infecciosos -uno perdería una mano a los pocos días-, además de testimonios de los mismos jóvenes que acusaban maltratos y no contar con la ropa adecuada.

Cinco días después de la primera versión entregada por la institución castrense, el comandante en Jefe del Ejército, Javier Iturriaga, reconocía ante los medios de comunicación las contradicciones y “falta de precisión” en la información entregada en un primer momento, dejando una “duda razonable respecto de la correcta ejecución de la instrucción”.

El abogado Morgado señala que, a casi 20 años de la tragedia de Antuco, se repiten algunas prácticas como, por ejemplo, que los conscriptos no tenían ninguna posibilidad frente a una orden superior jerárquica de negarse, pese a que a poco de iniciada las marchas, acusan que no pueden seguir. Por el frío y la nieve en el caso de Antuco y por presentar cuadros infecciosos en la caminata en Putre.

“Se reiteran estas prácticas que afectan no solamente la vida sino que la integridad física de personas y también la integridad psicológica de los mismos jóvenes conscriptos, conscriptos que en su mayoría, también en el caso de Antuco, eran conscriptos voluntarios, es decir, para que tuvieran un mejor futuro ingresan al Ejército en condición de conscripto y la familia los entrega a la patria, los entrega al Ejército convencidos de que van a tener resguardo, cuidado, atención y ello no ocurre”, señala.

Fuente: El Desconcierto