Por Patricia Politzer/ periodista
La Presidenta Bachelet acogió la propuesta de la Comisión Engel para reinscribir a los militantes y transparentar ante los ciudadanos quién es quién. Más aún, para permitir que al interior de los partidos unos pocos dejaran de ser los que manejan a su antojo quién milita y quién no, quién llega a dirigente y quién no, quién puede ser candidato y quién no.
Se enojó más de la cuenta el senador Ignacio Walker. Criticado por Eduardo Engel, quien presidió el Consejo Asesor contra la Corrupción, acusándolo de debilitar el proyecto de ley que obliga a la reinscripción rápida y total de los militantes para que los partidos puedan recibir financiamiento público, Walker explotó: “Estoy cansado de los catones de la moral, de aquellas personas que pontifican desde el pizarrón. La política es algo demasiado serio para dejársela a intelectuales que desconocen la historia de Chile y que no alcanzan a entender la importancia que tiene el desarrollo de los partidos políticos en el sistema chileno”.
La semana pasada, durante la discusión sobre el tema, el senador Walker propuso –entre otras cosas– aumentar el plazo de reinscripción de 12 a 24 meses, mantener en reserva la nómina de afiliados a un partido y no borrar sino solo suspender a los militantes que no se reinscribieran.
Curiosas iniciativas, cuando paralelamente se pide que el financiamiento público comience de inmediato, es decir, antes que los partidos hagan el ejercicio de reinscripción.
Walker justifica sus planteamientos en la protección de aquellos militantes que “libre y voluntariamente” decidieron ingresar a un partido en los últimos 50 años. Sostiene que borrar a los que no se inscriban es “desproporcionado y atenta contra la autonomía de la voluntad y el derecho de libre asociación, que está garantizado por la Constitución”.
Pero, senador, ¡si la inmensa mayoría de esos militantes hace mucho que abandonaron el partido, o al menos sus ganas de participar en él! Basta ver que el padrón de su partido tiene unos 120 mil militantes y en sus elecciones vota con suerte el 20 por ciento. Así ocurre por lo demás con todos los partidos. Y justamente por eso, la Presidenta Bachelet acogió la propuesta de la Comisión Engel para reinscribir a los militantes y transparentar ante los ciudadanos quién es quién. Más aún, para permitir que al interior de los partidos unos pocos dejaran de ser los que manejan a su antojo quién milita y quién no, quién llega a dirigente y quién no, quién puede ser candidato y quién no.
De todo esto está cansada la ciudadanía, y también los militantes que hace años no aparecen por el partido ni siquiera el día de sus elecciones internas. Porque sencillamente ya aprendieron que su voto vale poco y nada.
Se equivoca, senador, Engel y los integrantes de la Comisión que presidió no parecen ser catones de la moral sino más bien chilenos desesperados por la debilidad y la opacidad de nuestro sistema político. Son hiperrealistas respecto de la debacle que se nos viene si los dirigentes políticos siguen defendiendo sus cuotas de poder en vez de fortalecer la democracia con partidos transparentes, preocupados de la sociedad en su conjunto, capaces de representar a la ciudadanía que hoy mira a los partidos con desconfianza y muchas veces con desprecio.
Los partidos jugaron un rol trascendental en nuestra historia política. La mayoría de los chilenos que sabemos de historia queremos que así ocurra nuevamente en el futuro. Desgraciadamente, en los últimos años, los partidos dejaron paulatinamente de representar a los ciudadanos que, desde que el voto es voluntario, optaron masivamente por ignorar las elecciones. ¡Esa es la realidad que es necesario y urgente revertir! No se equivoque, senador Walker, en este asunto, los ciudadanos están con la Comisión Engel y con el ministro Nicolás Eyzaguirre que intenta concretar el compromiso adquirido al respecto por la Presidenta Bachelet.
Ignacio Walker señala que la política es un asunto demasiado serio para dejárselo a los intelectuales. Lo cierto es que, en democracia, la política es un asunto de todos los ciudadanos y no de los expertos, por más elevada que sea su formación y por más profunda que sea su especialización. Esto es de la esencia de la democracia moderna: un ciudadano-un voto. No es necesario leer muchos libros de historia, filosofía o ciencia política.
Esta semana la discusión continúa en la Comisión de Probidad del Senado, los temas pendientes son clave: cómo se hará concretamente la reinscripción; cuándo se borrarán los afiliados que no se reinscriban porque, si bien se aprobó suspenderlos, el senador Guillier propuso borrarlos definitivamente dentro de 24 meses; desde cuándo recibirán financiamiento público los partidos, si será con o sin reinscripción previa; aunque se aprobó que el 80 por ciento del financiamiento público se distribuirá solo entre aquellos partidos que tengan algún parlamentario, hay quienes quieren volver a discutir el punto, dado que, si un partido obtiene cinco por ciento de los votos pero no elige un diputado, se queda sin recursos para funcionar.
De las decisiones que adopten los senadores dependerá en buena medida que los partidos y la democracia chilena se fortalezcan. La ciudadanía está atenta.
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