Según arroja el último informe de la CEPAL, la tasa de pobreza, que aumentó con la pandemia en la región, se ha reducido a un nivel similar al del 2014, sin embargo, pese a los avances, 172 millones de personas en América Latina y el Caribe aún no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades elementales y, entre ellas, 66 millones no pueden adquirir una canasta básica de alimentos.
El informe “Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024: desafíos de la protección social no contributiva para avanzar hacia el desarrollo social inclusivo”, indicó además que la región se caracteriza por una alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social con políticas sociales y sistemas de protección débiles, que no reducen los efectos de la desigualdad arraigada en el sistema productivo.
El fortalecimiento de los sistemas de protección social “en particular la protección social no contributiva, es un espacio estratégico para la adopción de un enfoque integrado que pueda tener impactos significativos en la reducción de la pobreza, las diversas causas de la desigualdad y los bajos niveles de cohesión social”, afirma.