Por Esteban Sepúlveda Carrasco/ Presidente Sindicato Líder. Integrante Federación Walmart
El Mercurio “descubrió”, con bastante sentido de la oportunidad, en Abril de este año, que existe una estrecha relación entre la CUT y el gobierno, evidenciada por los millonarios traspasos de financiamiento a la multisindical desde el Ministerio del trabajo. El articulo en mención[1], señala que el encargado de la unidad de Diálogo Social y Formación Sindical de esta cartera, responsable de adjudicar los montos fue, nada más y nada menos que Víctor Ulloa Zambrano, dirigente de la CUT desde 1998 y elegido tesorero de la misma en 2012. Esta semana, por si fuera poco, nos enteramos por el mismo medio, de los millonarios montos adjudicados desde la misma fuente de financiamiento, tanto por la CUT, como por el Sindicato Interempresas Líder (SIL), sindicato patronal, creado por la alta gerencia de Líder[2], para impedir la afiliación de trabajadores en organizaciones de trabajadores genuinas y cuyos dirigentes reciben, al día de hoy, onerosos salarios a cambio de los servicios prestados a sus amos[3]. Su presidente vitalicio, es actualmente uno de los 60 consejeros de la CUT. Luis Emilio, sacúdete en tu cripta.
Por fortuna, “el diario de Agustín”, no nos va a venir con primicias en esta materia. La Confederación Coordinadora de Sindicatos del Comercio (futura Central del Retail y del Comercio) ha sido pionera en manifestar públicamente su repudio al comportamiento de la CUT, en relación tanto, a sus prácticas eleccionarias, como al apoyo que ha entregado a iniciativas que no significan avance alguno en las reivindicaciones laborales (Ley del multirut, por ejemplo) u otras que francamente constituyen un retroceso, como lo es la Reforma laboral ( la tibia oposición que la multisindical expresa hoy en día a la reforma, no alcanza para disimular su complicidad con el gobierno desde los albores de esta iniciativa). De público conocimiento son las acciones que La Coordinadora de Sindicatos del Comercio ha llevado a cabo, en búsqueda de cambios: congelar su militancia en la CUT, mientras Arturo Martínez continuara siendo su presidente y abandonarla definitivamente, a raíz de que Juan Moreno se instalo como consejero. Por su parte, La Federación de Trabajadores de Wal-Mart, puso al corriente personalmente a Barbará Figueroa, durante su visita a uno de sus congresos nacionales, de las prácticas históricas del SIL y sus secuaces. Su falta de pronunciamiento en estas materias, asociadas quizá al cálculo electoral, llevo a los dirigentes de dicha Federación a rechazar por enésima vez formar parte de la CUT.
EL DIABLO VENDIENDO CRUCES.
Queda claro que, obedeciendo a mezquinos intereses, la derecha política y económica, persigue capitalizar la publicación de los antecedentes mencionados, para la construcción de representaciones sociales artificiales (es decir, crear una vinculación en el imaginario colectivo entre sindicatos y actos de corrupción). Lo que se busca, en definitiva, es dañar la imagen de las organizaciones de trabajadores genuinas (que constituyen la inmensa mayoría) y de sus portavoces y de deteriorar aun mas los niveles de sindicalización y de influencia que estas organizaciones tienen en la búsqueda de mayor simetría entre trabajo y capital, a través de, entre otras cosas, una reforma laboral en serio, que apunte a derribar definitivamente los 4 pilares del plan laboral de la dictadura[4].
Sin embargo, lo anterior no excusa el comportamiento de la CUT, desde los oscuros días de Martínez (aprovechamiento económico, instrumentalización de las demandas de los trabajadores, falta de representatividad, crisis de legitimidad y complicidad con agentes políticos y de gobierno, entre otras) y sus alianzas con dirigentes corruptos, que no hace sino entregar argumentos al adversario para deslegitimar, aun más, la lucha de los trabajadores.
¿TENEMOS TODO PROHIBIDO SALVO CRUZARNOS DE BRAZOS?
De acuerdo a la evaluación del Banco Integrado de Programas Sociales, una entidad dependiente del Ministerio de Desarrollo Social que evalúa algunos programas estatales, en el caso de los fondos para Formación Sindical, que justifican los millonarios aportes, tanto a la CUT como al SIL, no sería posible obtener información sobre metas o resultados de eficiencia para los programas de capacitación (si es que en verdad se realizaron[5]). Además, no sería posible comparar la conflictividad de una empresa tras la participación de los trabajadores en el programa, por lo que no se justifica el aumento de recursos.
Cualquier dirigente de Líder sabe que el SIL no capacita a sus delegados. Menos aun a sus socios. Cualquier dirigente de Chile (y por supuesto la CUT) sabe que existe una amplia oferta de escuelas sindicales gratuitas, de variadas instituciones, de distinta duración y contenidos. Los hay específicamente para mujeres, por ejemplo. Incluso diferenciadas, dependiendo del grado de conocimiento del dirigente. Y cualquier persona con dos dedos de frente cae en cuenta que es imposible medir el grado de impacto que dichos programas de formación tienen para los trabajadores. Tomando en cuenta los niveles de sindicalización y de reivindicaciones económicas reales (datos medibles) se concluye que el impacto es nulo. Tomando en cuenta el mejoramiento de los ingresos de determinados dirigentes y un trabajador “común y silvestre”, se concluye quien ha sido beneficiado con esta “repartija”.
En conclusión, que la derecha no rompa vestiduras, cuando todos conocemos sus prácticas habituales de financiamiento y que la CUT, no siga llorando sobre la falta de sindicalización, cuando lo único que ha hecho con su comportamiento es promoverla. Que termine con sus prácticas sectarias y se habrá a la inclusión de dirigentes honestos e independientes, cuyo único norte sea el bienestar de quienes representan, honrando decididamente los ideales que la fundaron.
Que el gobierno no siga escuchando los consejos de Somavia. Ni siga pactando con la CUT, que a estas alturas no representa a nadie. Que no siga financiando tampoco al SIL, pues si conociera la real influencia que tiene en el mundo sindical, descubriría que dilapida sus inversiones.
No se necesita más poder para los dirigentes. Ni más dinero. Lo que hace falta es empoderar a los sindicatos a través de herramientas efectivas para la consecución de sus legitimas reivindicaciones, en un marco de autentica libertad, respeto y solidaridad, sin reemplazos durante la huelga, sin grupos negociadores auto-impuestos, que no cuenten con ningún control, tanto de sus bases, como de la Inspección del Trabajo y sin acuerdos entre cuatro paredes, ni grupos de cualquier ralea política que intenten instrumentalizar la lucha de los trabajadores.
[1] Economía y negocios on-line. Pablo Obregón Castro. domingo, 26 de abril de 2015
[2] Fundado a fines de 2007, después de una conversación en Ginebra entre el presidente del sindicato nacional de Sodimac y el gerente general de D&S, Lo cual fue confirmado en una declaración pública del presidente de la Consfecove (confederación del comercio).
[3] La cúpula del SIL cobra, desde su origen bonos coorporativos, que se camuflaron en el sueldo base. Datos oficiales, emanados de una investigación reciente del juzgado del trabajo, sitúan los salarios de este grupo en torno a $1.500.000.
[4]a) Negociación solo de nivel de empresa, prohibida por rama; b) Huelga que no paraliza o “no monopolista”, al ser admitida solo dentro del proceso de negociación colectiva de empresa y con reemplazo de trabajadores en huelga;
c) Pluralismo a ultranza o “liberalismo organizativo”, permitiendo sindicatos que compiten entre sí y a la vez con grupos negociadores dentro de la empresa, como en un mercado; d) Despolitización sindical, desvinculando la acción sindical de los asuntos generales de la sociedad.
[5] La ejecución presupuestaria a agosto 2014 llegaba solo a 7,19%. Lo mismo ocurre con el Programa de Diálogo Social, cuya ejecución a agosto 2014 llegaba solo a 25%.
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