El presidente de la comisión de Trabajo del Senado confía en lograr un acuerdo al interior del oficialismo, para despachar la iniciativa en enero.
Con la intención de evitar una “lucha fratricida” en el Congreso, el senador socialista, Juan Pablo Letelier, planteó la semana pasada a los ministros de Hacienda, Rodrigo Valdés, y Trabajo, Ximena Rincón, explorar un acuerdo político en torno a la reforma laboral.
Este camino no sólo permitiría consensuar posturas con el sector más “moderado” de la Nueva Mayoría -representado por parlamentarios de la DC y el PPD-, sino que también asegurar el despacho del proyecto antes del 31 de enero, tal y como se lo propuso La Moneda.
Será en la comisión de Trabajo del Senado, que preside Letelier, en donde se concretaría este acuerdo, en el que también participarán los diputados oficialistas y la oposición. Así, la Nueva Mayoría y el gobierno evitarían un complejo escenario en la Sala de la Cámara Alta, especialmente con la eventual reposición de la indicación que permite al empleador realizar “adecuaciones necesarias” durante la huelga, lo que es visto por un sector del oficialismo como “un reemplazo encubierto”.
Si el Ejecutivo insiste en esta moción, ¿cuenta con los votos para su aprobación? ¿Qué pasa si el respaldo corre por parte de la oposición y el sector “moderado” del oficialismo? ¿Cómo enfrenta el gobierno el inminente rechazo de esta indicación en la Cámara de Diputados?
Escenarios que en el bloque gobernante prefieren evitar. Por eso la posibilidad de alcanzar un “acuerdo político” tuvo buena acogida al interior del oficialismo.
– ¿Ha intentado el gobierno moderar el proyecto durante la discusión en el Senado?
– El gobierno ha estado procurando encontrar un equilibrio que satisfaga y permita un acuerdo entre todos. En parte de este esfuerzo, objetivamente hubo señales equívocas, una muy mala redacción de una indicación (adecuaciones necesarias) que generó muchas inquietudes respecto de las intenciones del gobierno. El lenguaje de la indicación del Ejecutivo creó un momento de debate que no fue muy constructivo.
– ¿Qué espera lograr con la búsqueda de este acuerdo?
– Un acuerdo al interior de la Nueva Mayoría para asegurar que la votación del segundo informe de la comisión de Trabajo cuente con el respaldo mayoritario no sólo en la Sala del Senado, sino que también en la Cámara. El objetivo es buscar un buen acuerdo, para que en enero podamos despachar el proyecto en su totalidad.
– En el mundo sindical, entre ellos la CUT, existen fuertes cuestionamientos con la reforma laboral. ¿Cómo se enfrenta esta molestia?
– Como estamos llegando al final del debate, surgen todas las dudas y fantasmas. Y me refiero a fantasmas porque el mundo del trabajo ha estado esperando hace muchos años recuperar los derechos que perdieron durante la dictadura.
En lo formal, la CUT ha expresado su respaldo a lo que despachó la comisión de Trabajo del Senado. Lo que ha manifestado es que no le gustaron algunas opiniones e indicaciones que en su momento no fueron aprobadas. La CUT tiene la inquietud de que se puedan llegar a renovar esas indicaciones y que nosotros no acogimos.
– Usted calificó el proyecto del gobierno como “moderado y de una socialdemocracia bastante tibia”.
– Cuando usé esa descripción, es porque los socialistas tenemos una opinión de que se debería avanzar mucho más allá. Queremos negociación por rama, lo que tiene que ver con cómo se distribuye el poder en la sociedad y el peso relativo que tienen los trabajadores organizados.
Yo mantengo que este proyecto es un proyecto moderado, propio de un país socialdemócrata. Nosotros no renunciamos, como aspiración, a entregar más poder a los trabajadores.
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