Con un 9,8% como pedida, partió la negociación del sector público. Este guarismo, como les gusta decir a los dirigentes recordando a sus interlocutores «técnicos» de la Dirección de Presupuesto, es nominal, es decir incluye el IPC más un delta de crecimiento de la economía.
En las fotos se aprecian la ministra Matthei y el ministro Larrain sonrientes y acompañados de sus subsecretarios y asesores. Sus contrapartes son los catorce presidentes(as) de las respectivas organizaciones sindicales participantes de la mesa, coordinados por el presidente de la CUT. Es interesante ver como se sentaron en la mesa de negociación los líderes sindicales. Claramente hay un polo de quienes se oponen a la actual conducción de la multisindical. No obstante tal detalle, lo relevante será ver como enfrentar un tema común, como levantar niveles de movilización suficientes para provocar un acuerdo que beneficie a los trabajadores públicos, a lo menos en porcentajes de incrementes similares al que tuvo el Ingreso Mínimo Legal (5,8%), más aún con una inflación mayor a que se consideró en aquella oportunidad y también en la construcción de la cifra solicitada.
Llama la atención la estrategia que ha hecho pública Martínez y que han compartido varios dirigentes más. Se trataría de entrar con un acuerdo listo al parlamento para que este actúe como buzón y apruebe sin modificar. Esto es muy raro porque supondría la existencia de lazos de confianza entre las partes negociadoras, cuando debería ser lo contrario. Los sindicalistas públicos parecieran querer dar un ejemplo de diálogo con el Ejecutivo a los estudiantes, considerando que estos últimos están tratando de unificar un cierto frente común con la oposición. Aquí alguien esta equivocado.
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