Ha sido reportero escrito, rostro de TV, fugaz vocero de las isapres, potencial rostro del Transantiago y senador por Antofagasta. Ahora es un contendor presidencial que espera lanzar su campaña en marzo. Alejandro Guillier comenzó como un parlamentario marginado de las esferas de influencia, pero las encuestas lo perfilaron como el más serio oponente de Ricardo Lagos en caso de una primaria oficialista. Sin los partidos, con distancia de Bachelet y a pesar de su inexperiencia política, el periodista se hizo un espacio impensado en la agenda.
Una fotografía de 20 x 30 centímetros, en la que aparece dándole la mano al ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, destaca sobre el resto de los retratos que el sociólogo y periodista Alejandro Guillier Alvarez colgó en la pared de su oficina senatorial, en el piso 9 del edificio del Congreso en Valparaíso. Es la única foto en la que aparece con algún político, el mismo que asoma como su principal competidor en la carrera por ser el abanderado presidencial de la Nueva Mayoría.
Desde la pared, la imagen de Lagos observa impávida los movimientos del senador independiente por Antofagasta, a quien las encuestas elevan como el político mejor evaluado del país. Guillier, sin embargo, no pretende apresurar los tiempos. En los últimos días, el ex lector de noticias de TVN y Chilevisión ha conversado con timoneles oficialistas y miembros de las directivas partidistas de la Nueva Mayoría, con quienes ha estado coordinando las visitas a terreno para apoyar a los candidatos a las elecciones municipales. El mensaje que les ha dado es claro: postergará hasta marzo la definición presidencial.
Guillier está consciente de que el tema provoca fuertes tensiones al interior de los partidos, por lo que considera que sería un error forzarlos a tomar decisiones anticipadas, más aún cuando el senador no ha logrado establecer vínculos fuertes con las elites partidistas.
El senador tiene previsto convocar a grupos de trabajo para elaborar una propuesta programática propia a comienzos de noviembre. En su equipo senatorial confían en que sumarán a varios de los técnicos y expertos a los que Guillier recurre habitualmente para que le den opiniones en su trabajo parlamentario.
Desde que llegó al Senado el 11 de marzo de 2013, Guillier ha echado mano a profesionales y expertos en diversas áreas, a los que conoció como periodista. Con el tiempo ha estructurado pequeños grupos en temas de defensa, minería, energía y descentralización, a los que consulta en forma habitual para formarse una opinión antes de votar un proyecto de ley, preparar una moción, escribir una intervención en sala o una columna para los medios de comunicación. Los nombres de quienes participan de estas redes los mantiene en reserva, siguiendo el viejo principio del periodista de proteger a las fuentes. En el entorno del senador afirman que entre esos colaboradores hay, incluso, gente de oposición.
La convocatoria de un grupo programático le permitirá hacer frente a uno de los principales flancos de crítica: el desconocimiento respecto de sus definiciones políticas y sobre su proyecto de sociedad.
“Sería bueno que candidaturas como la de él también establecieran una propuesta concreta”, dijo a fines de septiembre el ex ministro del Interior de Bachelet Jorge Burgos, uno de los promotores del ex Presidente Ricardo Lagos en la DC.
Los adherentes a Guillier refutan este planteamiento. El diputado PPD Tucapel Jiménez -quien no refichará por el partido- asegura que “Guillier ha estado en la calle, hablando con la gente, mientras Lagos está publicando libros para hablarle a la elite”.
Para muchos en el oficialismo -un diagnóstico que comentan en reserva y con preocupación-, el posicionamiento alcanzado por Guillier en las encuestas se debe más que nada a que la gente lo asocia todavía más como un periodista que como un político. “No ha pagado todavía los costos de ser un político, la gente le da una alta valoración y credibilidad porque lo siguen viendo como un comunicador”, señala un colega de la Cámara Alta.
Aunque su padre era radical, hay compañeros de universidad que recuerdan a Alejandro Guillier como un joven simpatizante socialista a principios de los años 70, cuando estudiaba Sociología en la Universidad Católica del Norte. Allí, su jefe político fue el ex jefe de Comunicaciones del gobierno de Bachelet, Juan Carvajal, con quien años después se reencontraría.
Anteriormente había sido presidente del Centro de Alumnos del Liceo 1 de Antofagasta, por lo que se perfilaba como un estudiante políticamente activo. El Golpe de Estado de 1973 cambió todo. Su carrera fue clausurada temporalmente y Guillier decidió aproximarse a la política por fuera, como periodista. Se demoró siete años en obtener ambos títulos. “Yo voy al periodismo por la política. Y el periodismo político es una forma de hacer política”, contó Guillier a Reportajes en 2014.
Su camino de reportero comenzó en La Estrella del Norte y como corresponsal de Radio Cooperativa y revista Hoy. A través de esta publicación, en 1981 le llegó una oferta de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) -que se había ido de Santiago tras el Golpe- para cursar un magíster en Ecuador. Una vez en Quito, se instaló en el condominio El Inca, que era ocupado por varias familias chilenas en el exilio. Una de ellas estaba conformada por Cristina Farga y sus dos hijos. Ella estaba saliendo de una relación difícil con el padre de los niños cuando conoció a Guillier. Al poco tiempo comenzaron una relación y se casaron. Quienes vivían allí durante esos años recuerdan al periodista jugando fútbol con los dos niños en el patio del complejo. Sus nexos con la oposición al régimen militar se intensificaron por esa época.
Guillier regresó a Chile junto a su nueva familia en 1983. Volvió a trabajar en la revista Hoy, dirigida por el democratacristiano Emilio Filippi. Abraham Santibáñez, uno de los jefes de Guillier en Hoy, recuerda así sus primeros años de reporteo: “Era un periodista correcto, redactaba relativamente bien, pero fue en la tele donde se soltó mucho más. Escribía de temas políticos, pero él no estaba metido en política. Se fue metiendo de a poco”.
Dado que Hoy era una publicación disidente al gobierno de Pinochet, sus profesionales tuvieron más de algún problema con la justicia. Cercanos recuerdan que Guillier estuvo preso dos veces en un par de meses. Primero fue detenido brevemente luego del asesinato de José “Pepe” Carrasco en 1986; luego, a comienzos de 1987, fue encarcelado junto a otros miembros de la revista por un artículo acerca de los efectos que tuvo en el Ejército la deserción de Armando Fernández Larios a Estados Unidos. El reportaje estaba acompañado por una entrevista de Santibáñez al dirigente DC Genaro Arriagada. El Ejército decidió querellarse en contra de Arriagada y de ambos periodistas y un tribunal militar ordenó su arresto. Guillier tuvo que regresar de sus vacaciones en Antofagasta.
“Pensamos que podía ser muy jodido. En pocos días se iniciaba el feriado judicial de febrero y tuvimos miedo de que nuestras detenciones pudieran prolongarse. El más tranquilo de los tres era Guillier. ‘No se preocupe, jefe’, me decía”, dice Santibáñez.
Luego de una mañana en la Penitenciaría, los tres fueron trasladados a Capuchinos, donde pasaron la noche. Al día siguiente, los subieron a un furgón de Gendarmería para ir a la fiscalía militar, en calle Zenteno, pero el vehículo se quedó en pana y los detenidos fueron obligados a bajarse para empujar. Los micreros que pasaban por ahí se burlaron de la escena. Cuando finalmente lograron llegar, el fiscal los dejó en libertad. El proceso no avanzaría más allá, pero dejó una marca en Guillier. No sería el único proceso judicial que enfrentaría como periodista en su camino a la política.
Quienes conocen a Guillier aseguran que el periodista y sociólogo no pensó de verdad que podría ser una carta presidencial sino hasta unos meses atrás. Su posicionamiento fue casi una casualidad: a comienzos de año Plaza Pública Cadem hizo una alianza con Canal 13 para la elaboración de un ranking político. El gerente de Asuntos Públicos de Cadem, Roberto Izikson, recuerda que se midió durante el verano a cerca de 50 personeros y que en una primera etapa el bajo conocimiento de Guillier lo dejó fuera de la lista. Sólo en mayo de 2016 el senador logró superar la barrera del 65% de conocimiento que permitió que su nombre fuera encuestado en términos de aprobación: no sólo ingresó en el primer lugar de la encuesta, sino que a partir de allí no dejó de ocupar los primeros lugares entre los políticos mejor evaluados.
El primer año de Guillier en el Parlamento fue más bien opaco. Estuvo aislado dentro del comité PPD y apostó por ampliar su poder territorial en Antofagasta. “Si quieres tener influencia real debes convertirte en un senador nacional, no sirve ser sólo un parlamentario local”, era una de las frases que solía repetir a su equipo de trabajo.
El fortalecimiento de los gobiernos locales y la descentralización fueron dos de los caballos de batalla con los que buscó proyectarse más allá de los límites de la Segunda Circunscripción. A fines del año pasado comenzó a viajar a otras regiones, participando en charlas y seminarios sobre regionalización, cuando su nombre aún no aparecía en las encuestas.
En una de estas giras, llevada a cabo a mediados de marzo pasado en Puerto Montt, Guillier recibió una invitación del presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, para que los acompañara a Puerto Varas. Era la primera vez que la directiva del PR asistía a un encuentro nacional de la Asociación Chilena de Municipalidades, y querían que Guillier les hablara de regionalización a los concejales radicales.
La invitación marcó un antes y un después, señalan fuentes del PR. Guillier tardó casi media hora en cruzar el salón del hotel en Puerto Varas donde se realizaba el VII Encuentro Nacional de Concejales y al que asistían más de mil concejales de todos los partidos y de 300 comunas. La mayoría se le acercaba para pedirle una foto que pudieran usar en sus campañas de reelección. Fue allí donde Guillier y el PR se percataron del potencial que tenía su figura.
Tres semanas después de ese viaje a Puerto Varas, el 3 de abril del 2016, el consejo general del PR lo designó como uno de los rostros principales para potenciar la campaña municipal de los candidatos radicales a alcaldes y concejales. Una tarea que compartiría con el ex senador Nelson Avila, el ministro de Defensa y ex timonel radical José Antonio Gómez y el gran maestre de los masones, Luis Riveros. “Ese día, la directiva del partido debió hacer un esfuerzo para frenar el intento de algunos militantes y dirigentes que querían proclamar en ese momento a Guillier como candidato presidencial”, señala el secretario general del PR, Osvaldo Correa. Según algunos radicales, el senador independiente ya cuenta con el respaldo del “90% del partido” para convertirse en el abanderado presidencial, aunque todavía resta el pronunciamiento de Gómez, uno de los líderes de la tienda.
Hasta junio, Guillier se concentró en salir a terreno a respaldar a los candidatos del PR, pero finalizadas las primarias legales de la Nueva Mayoría exigió extender el trabajo en terreno a candidatos de toda la coalición.
Sin redes políticas ni apoyos en las cúpulas partidarias, Guillier apostó por construir vínculos transversales desde la base militante, una estrategia que fue respaldada por el presidente del PR, Ernesto Velasco. El fin de semana pasado, por ejemplo, Guillier asistió a La Serena, Ovalle y Vicuña para proclamar a los candidatos del PR y de la DC, acompañado por Velasco y el tercer vicepresidente de la DC, el diputado Matías Walker, quien hizo una llamado a proteger su liderazgo. Lo mismo había hecho algunas semanas antes con el diputado Gabriel Silber en Quilicura.
Con el fin de no abrir conflictos con los partidos de la coalición, el senador pidió que fueran las directivas de cada tienda las que definieran la agenda de candidatos a los que saldría a apoyar. Eso sí, exigió que se hiciera un chequeo previo para evitar que hubiera personajes que estuvieran involucrados en líos judiciales o con tachas por corrupción.
Desde entonces ha recorrido unas 150 comunas en 13 regiones, con las excepciones de Magallanes y Aysén. Estos viajes, afirman en el equipo parlamentario de Guillier, han sido costeados, en parte, por los partidos, pero también con dineros del propio senador. Para abaratar costos, los desplazamientos entre la Cuarta y la Octava Región se hacen en el auto del parlamentario.
El despliegue territorial catapultó a Guillier en las encuestas y le permitió aumentar su nivel de conocimiento ante la opinión pública, aunque aún no ha logrado el mismo nivel de identificación política. Pero también tuvo un costo. Dirigentes políticos de la zona afirman que ha dejado abandonada a la Segunda Región. Perdió el respaldo de los alcaldes del PRO de Calama y Tocopilla, Esteban Velásquez y Fernando San Román. En mayo pasado, este último escribió en su cuenta de Twitter: “El senador Guillier mostrando las prácticas de la vieja política, operando en Antofagasta y Tocopilla para defender a los mismos de siempre”. Además, mantiene una tensa relación con el senador ex DC de la zona Pedro Araya, quien lo responsabiliza de haber impedido que se realizaran primarias amplias en Antofagasta, en las que compitiera el hermano del senador y permitiera llevar un candidato único de todo el mundo progresista. Ahora, la centroizquierda se presenta dividida con seis candidatos a alcaldes en Antofagasta y Guillier corre el riesgo de quedarse sin alcaldes afines en su región.
Otros altos personeros de la Nueva Mayoría tienen reparos con el perfil del jefe de gabinete de Guillier, Juan Carlos Soto, ex asesor comunicacional de Sergio Bitar en el MOP. Ambos se conocieron en TVN, hace muchos años, donde desarrollaron una amistad. De hecho, fue el propio Guillier quien lo recomendó a Bitar. Diversas fuentes critican la “escasa visión política” del asesor, un área crítica para un senador sin experiencia como Guillier. También se le objeta por un escándalo que sólo trascendió a nivel regional en La Araucanía, cuando Soto inició una relación con una jefa técnica del ministerio en Temuco, que terminó con querellas de ambas partes por supuesta difusión de fotos íntimas y amenazas.
El ex rostro televisivo tampoco ha logrado vencer el aislamiento dentro del Senado, el que -junto a su inesperado posicionamiento en las encuestas- también ha acrecentado la desconfianza de sus pares. Tras abandonar la bancada del PPD, donde a poco andar no se sintió cómodo, formó un comité de independientes sui géneris, junto a Lily Pérez, Antonio Horvath y Carlos Bianchi, al que recientemente se sumó Manuel José Ossandón.
Según sus colegas, en estos dos años de ejercicio parlamentario no ha logrado convertirse en un articulador de proyectos, lo que le resta capacidad de influencia. De hecho, de las 57 mociones que ha presentado a la fecha, sólo dos se han promulgado -“día de los caletoninos” y “Día Nacional del Radioaficionado”-, seis fueron desechadas y el resto permanece en tramitación. El miércoles pasado, por ejemplo, no asistió al almuerzo de coordinación de senadores de la Nueva Mayoría, donde se debatió airadamente sobre la elección de intendentes que se votaría horas después, pese a ser uno de sus temas principales.
Lo usual es que en vez de almorzar con sus colegas, coma junto a su equipo parlamentario en los comedores del piso 15. Tampoco asiste los martes en la noche a las cenas de camaradería que organizan los senadores de la Nueva Mayoría en restaurantes de Valparaíso o Viña del Mar.
Todo esto ha acrecentado la visión de que no se conoce lo que piensa o en qué vereda estará a la hora de una definición.
Para cambiar este escenario, el senador PPD Guido Girardi ha buscado tender puentes entre Guillier y parlamentarios de la coalición, principalmente ha hablado con diputados del PPD y la DC. El periodista sabe que no puede quedar limitado a un partido pequeño como el PR si pretende convertirse en carta presidencial. En el PS, en tanto, su principal interlocutor es el diputado Osvaldo Andrade, quien era presidente del partido cuando Guillier negoció un lugar en la lista parlamentaria de 2013.
En el oficialismo no son pocos los que comparan el brusco crecimiento de la figura de Guillier en las encuestas con el fenómeno de Bachelet del 2005. Pero, más allá de la comparación, fuentes de La Moneda afirman que la Mandataria no se ve reflejada en el ex conductor de noticiarios y que no hay una relación estrecha entre ambos. Algunos parlamentarios creen que la distancia de Bachelet del senador independiente puede tener que ver con las críticas que éste formuló en contra del hijo de la Presidenta a raíz del caso Caval.
El 11 de febrero de 2015, cinco días después de que la revista Qué Pasa revelara el escándalo, Guillier criticó el silencio que mantenía Sebastián Dávalos, por entonces director del Area Sociocultural. “No ha sopesado el daño que le está causando a la Presidenta”, dijo en esa oportunidad.
La carrera televisiva que, en buena medida, le dio un escaño senatorial y mantiene encumbrado a Alejandro Guillier en las encuestas comenzó en 1991, de manera tan inesperada como su eventual proyección presidencial. Su trabajo como editor matinal de prensa en RTU -actual Chilevisión- era inicialmente detrás de cámaras, pero la ausencia de un conductor le permitió probarse delante de ellas. Una vez que lo hizo, no se movió más de la silla. Pasó a TVN (1992) y luego regresó a Chilevisión (1999) para hacerse cargo del noticiario central como editor y rostro. Con el tiempo, se alejaría del estilo tradicional de los lectores de noticias, en pos de un tono más opinante, que inició con detalles como sincerar su fanatismo por Colo Colo o recomendar libros al cierre de cada programa.
La vitrina de la TV no sólo lo llevó al hogar de muchos futuros electores que según diversas encuestas lo alzaron como el lector de noticias “más creíble” por años, sino que, además, le permitió a Guillier conocer de primera mano a los protagonistas de la política nacional.
Este mismo capital -sin embargo- pudo haber sepultado hoy su candidatura. En 2006, el conductor participó de una campaña publicitaria transmitida en los cines que recopilaba los 25 años desde que comenzó a operar el sistema de isapres en Chile. Aunque en ese entonces destacaba que “la participación del sector privado en salud ha demostrado ser muy relevante para el desarrollo de nuestro país”, hoy afirma que haber aparecido en los spots fue una “imprudencia, un error”.
A la luz de los sucesos, el que pudo ser el mayor traspié para Guillier no llegó a concretarse: en 2007, el gobierno de Michelle Bachelet encargó al publicista Cristián Leporati la búsqueda de un rostro para la campaña de lanzamiento del Transantiago. Leporati recuerda que los estudios arrojaron tres nombres entre los de mayor credibilidad pública que incluían -en ese orden- al ex Presidente Ricardo Lagos, el ex futbolista Iván Zamorano y Guillier.
La oferta se realizó entonces a Zamorano, quien aceptó. Si el ex futbolista hubiera declinado el ofrecimiento -cuyo pago, según trascendidos de la época, fue de $ 300 millones- el siguiente en la lista era Guillier.
Al conocer su cercanía con la Concertación, varios dirigentes oficialistas de esos años le ofrecieron postularse a algún cargo de elección popular. Tanto su familia como amigos recuerdan que lo consideró en diferentes momentos. Las redes DC que obtuvo luego de su paso por Hoy, su cercanía con los radicales por su participación en la masonería y su simpatía por el bloque PS-PPD le daban un abanico de opciones. “En 2003, Guillier nos advirtió a sus entonces compañeros de Tolerancia Cero que quería dedicarse a la política y que -estos programas- probablemente serían los últimos que hacíamos juntos. En eso estalló el caso Calvo, quien se querelló en su contra, lo que frenó lo que pudo ser su entrada a la política”, recuerda el periodista Fernando Paulsen.
El reportaje con cámaras ocultas que reveló las visitas del juez del caso Spiniak, Daniel Calvo, a un sauna gay terminaría por costarle a Chilevisión una indemnización de $ 120 millones y el procesamiento de cuatro periodistas del canal, entre ellos Guillier, en su calidad de jefe de prensa. Cercanos comentan que si bien conocía todos los elementos de la nota, no vio el corte final hasta que salió en pantalla. “Pido disculpas a él y a su familia por el daño causado”, señaló en una carta, cuando ejercía como presidente del Colegio de Periodistas.
Finalmente, la Corte Suprema lo absolvió en 2007 tras comprobar que Calvo había accedido a la divulgación de parte del material en una conversación directa con Guillier. La extensión del proceso (2003-2007) mantuvo postergadas las ambiciones políticas del periodista. “Por mi tema judicial no podía postular y me olvidé del tema. Ya llegando a los 60 años de edad, me pregunté si cerraba mi carrera definitivamente aquí o hago la última aventura loca de mi vida”, dijo a Reportajes en 2014.
Tras darse cuenta de que estaba siendo paulatinamente relegado en TV, Guillier se decidió a emprender la carrera senatorial. “No se sentía en el ocaso de su carrera. Pensaba que todavía podía aportar”, dice un familiar. Inicialmente, negoció con el PS, que le otorgó un préstamo de $ 18 millones, según consta en los datos del Servel, pero la decisión del senador José Antonio Gómez de postularse a la presidencia le abrió un cupo PR en Antofagasta, su región. La campaña fue relativamente austera. De acuerdo a los registros oficiales, costó $ 125.082.735, de los cuales $ 51 millones vinieron de aportes reservados. Guillier solicitó una devolución de $ 44 millones, lo que no alcanzó a cubrir su inversión personal en el proyecto, que habría superado los $ 60 millones, según sus cercanos.
Al resultar electo, Guillier cerró la sociedad que le quedaba y resignó casi la mitad de sus ingresos al dejar su cargo en la Universidad Mayor, la radio y la TV. Tal como ocurre ahora con su opción presidencial, su familia tuvo espacio para dar su opinión, pero Guillier no pidió permiso.
Todas las semanas, sea lunes o martes por la mañana, Guillier y la directiva del PR se reúnen en un café del centro de Santiago para coordinar la agenda de visitas a terreno por las elecciones municipales, discutir la coyuntura política y avanzar en las definiciones programáticas. A esas reuniones, los radicales llegan con un informe escrito con el estado de avance de los comités programáticos que están elaborando la propuesta del PR. El partido le ha dicho que espera entregarle un documento final a fines de octubre o inicios de noviembre, para que los use como insumo en las propuestas que dé a conocer si es que acepta ser candidato. A su vez, Guillier les entrega tips sobre los temas que le interesa que debatan. En la última cita, les pidió, por ejemplo, avanzar en ideas de cómo diversificar la economía.
El trabajo se mantendrá silencioso durante los próximos meses, mientras Guillier intenta asegurar nuevos apoyos. Frente a la inminente confrontación entre el periodista y Ricardo Lagos, Sergio Bitar ha servido de puente para limar asperezas entre ambos luego de un fugaz pero violento intercambio de críticas. Fiel a su estilo conciliador, Guillier está interesado en mantener el respeto por Lagos que lo llevó a colgar esa foto en la pared de su oficina.
Pero pese a ocupar un lugar importante, esa no es la única imagen simbólica que Guillier tiene sobre su escritorio. Unos centímetros más arriba, otra foto lo muestra mirando a la cámara, en la Plaza de la Constitución, con el Palacio de La Moneda a sus espaldas.
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