Fragmentación sindical e irrupción de asesores externos:Sodimac pasó de cero a tres huelgas en cinco años

Es por lejos la más visible y con un alto contenido simbólico para un sector de la izquierda: es la primera vez que los 8.300 trabajadores del sindicato privado más grande de Chile van a huelga.

Es simbólico porque no ocurre en una empresa cualquiera, sino en una que exhibe resultados consistentemente positivos en las mediciones de relaciones laborales, marcando claras diferencias en el comercio, que es uno de los sectores productivos que, junto con el Transporte, encabeza las estadísticas de denuncias y sanciones administrativas de la Dirección del Trabajo. En la última medición de Great Place to Work, sin ir más lejos, el 78% de los trabajadores de Sodimac -de las familias Solari, Del Río y Cúneo-, dijo que esta empresa es «un buen lugar para trabajar», destacando aspectos como clima laboral, desarrollo interno y posibilidades de capacitación.

A esto se suma otro dato: el 7 de noviembre, Sodimac presentó una oferta que superaba largamente el cierre de otras negociaciones recientes, como el 3,2% que obtuvieron los empleados fiscales. La empresa ofreció un alza salarial de 5% por sobre el IPC, lo que implicaba más de 8% de reajuste, además de un incremento en beneficios y un bono de término de negociación de entre $360 mil y $500 mil por trabajador, según la antigüedad. Pero tras 25 días de huelga, esta oferta ya no está sobre la mesa

Sorprende, también, porque esta huelga ocurre en una compañía cuyo máximo líder sindical, el DC José Luis Ortega -quien integró la lista de Arturo Martínez en la reciente elección de la directiva de la CUT, en abierta colisión con la lista del PC, de Bárbara Figueroa-, ha sido un abierto promotor del diálogo social, incluso participando de seminarios al respecto. En mayo de 2011, de hecho, fue incluido como uno de los oradores del encuentro «Del diálogo de sordos al diálogo social», junto con el gerente general de Sodimac, Eduardo Mizón, y a la entonces ministra del Trabajo, Evelyn Matthei.

Eso es lo que ocurre en la corteza. Porque en el Sodimac profundo -ese que se desarrolla en los pasillos y las bodegas de la compañía-, se escribía una historia totalmente distinta. El sindicato liderado por Ortega experimentaba una progresiva fragmentación, que daba lugar a múltiples organizaciones sindicales situadas desde el centro hacia la izquierda, las que no veían con buenos ojos la política de cercanía con la administración de la empresa que practicaba Ortega y que consideraban decepcionantes en los resultados de las últimas negociaciones colectivas.

Además, de la mano de la proliferación de estas nuevas organizaciones se daba otro proceso: el ingreso a la compañía de una figura polémica a ojos del empresariado, pero necesaria según los trabajadores: los asesores sindicales externos, profesionales dedicados a la conformación de sindicatos y diseño de estrategias negociadoras. Para muestra, solo algunos datos:

A principios de 2012 nació el Sindicato Nocesur, integrado por los trabajadores que intentaron censurar a Ortega. Ese mismo año, esta organización protagonizó su primera huelga -la que se extendió por ocho días- y los trabajadores obtuvieron un aumento salarial promedio de $50 mil mensuales, lo que constituye, según cercanos a esa organización, uno de los mayores aumentos obtenidos en una negociación colectiva en Sodimac.

En 2011, otro grupo de empleados optó por el camino propio y fundó el Sindicato de Bodegas (Sintrabos). En su segunda negociación colectiva, en 2013, Sintrabos inició una paralización que se extendió por 38 días y que incluyó barricadas y choques con carabineros en el centro de distribución de Lo Espejo.

En 2016, la empresa ya cuenta con 11 organizaciones distintas, considerando las dos tradicionales más el Sintrabos, Nocesur, los sindicatos interempresas de Las Condes, Parque Arauco, Puente Alto, Estación Central, Ñuble, Sindicato Establecimiento Valdivia y Sindicato Autónomo.

Con todo, fuentes del retail indican que estas tres huelgas ocurridas desde 2012 no dan cuenta de un deterioro general de las relaciones entre empresa y trabajadores, sino que responden, principalmente, a agudas disputas de poder entre dirigentes que quieren posicionarse con más fuerza en una compañía con más de 17 mil trabajadores. Prueba de ello, indican esas fuentes, es que en los últimos cinco años la empresa ha tenido 11 negociaciones colectivas y solo en tres casos han llegado a huelga.

A la fragmentación se suma otro elemento que da cuenta de los cambios que estaban ocurriendo en Sodimac: En la elección de la directiva sindical del 29 de julio de 2015, José Luis Ortega obtuvo 2.720 votos, con lo cual ocupó el último lugar entre las primeras 11 mayorías que conforman el directorio.

Con esta situación como antecedente, era muy difícil que en esta negociación no hubiera huelga. Da lo mismo cuánto les hubiera ofrecido la empresa, pues la directiva del sindicato estaba muy presionada por los delegados (representantes de las 76 sucursales de la compañía) y el imperativo inicial era ir a huelga, afirman fuentes del retail .

Además, en esta huelga han obtenido protagonismo líderes que hasta hace poco eran escasamente conocidos más allá de la empresa. Uno de ellos es el vicepresidente del sindicato de Ortega, Óscar Astete. Este vendedor de Concepción es definido por sus cercanos como un dirigente de izquierda, cercano a sus bases y vehemente al momento de expresar sus ideas. Ha tenido una alta exposición pública durante estas semanas de movilización. De hecho, es en la Octava Región donde el movimiento ha mostrado más fuerza, indican fuentes del retail .

Carlos Cano es el asesor sindical más influyente en la industria del retail. Es esposo de la ex Ministra de Desarrollo Social de la Presidenta Bachelet, Mª Fernanda Villegas. A través de la firma Cetra, ha asesorado en negociaciones colectivas y huelgas a sindicatos de Walmart, Paris, Falabella y Ripley, entre otas. En 2012, asesoró al recién formado sindicato Nocesur de Sodimac, que fue la primera organización que materializó una huelga en esta empresa.

El próximo año, este profesor de historia volverá a negocialr con la administración del retailer, esta vez de la mano de una organización surgida en 2015: el Sindicato Autónomo de Sodimac. Por eso mira con atención el desarrollo y eventual desenlace de la huelga que lleva adelante el sindicato presidido por José Luis Ortega desde el 9 de noviembre.

Pese a su fama de duro negociador, esta vez Cano indica que él sí hubiera aceptado la oferta de 5% real que ofreció la empresa antes de iniciada la huelga, fundamentalmente como ejercicio de realismo: «Si yo hubiera estado ahí, hubira aceptado esa oferta de plata ¿Por qué? Porque hay que calibrar la fuerza que tiene el otro. Tiene capacidad de aguante y yo tengo solamente el 48% del total de los trabajadores sindicalizados y con las normas actuales, la empresa puede trasladar a la gente ( de un local a otro)».

A la falta de fuerza del sindicato en relación al tonelaje de la empresa, según Cano, se suma otro problema, que es la falta de conducción: Esta crisis está en un momento extremadamente difícil y lo que estamos viendo es la conducta radizalizda de las bases. Mi impresión es que la directiva sindical no tiene mucho control de lo que está ocurriendo».

¿Qué se podría suponer va a ocurrir? ¿En qué pie quedará la dirigencia del sindicato después de la huelga?

«Quines han rechazado la oferta no han sido los directivos, aquí han ocurrido dos fenómenos raros: la gente ha votado y ha decidido cuatro veces, pero la gente ha votado sin que la directiva le diga cómo votar. Yo creo que la gente debe votar, pero la directiva no puede renunciar a su tarrea de dirigir, la directiva debe decirles aprobemos esto, tienen que sacar a la gente del embrollo en que están. ¿Cuándo se va a acabar esta huelga? Esto se acaba el lunes, por una cosa terrible: el descuelgue».

Frente a este escenario, Cano cree que se abren dos caminos: » Censurar, de lo cual ya se está hablando en las redes sociales, y dos, autonomizarse, yendo a sindicatos por local y eso ya está preparámdose en distintos locales. Se acaba la etapa antigua, en que uno pudo ver el primer quiebre en 2012 y el segundo quiebre va a ser ahora. Este sindicato va a ser reducido en tamaño e importancia.»

Dos Modelos distintos

Para Cano, lo que ha ocurrido en Sodimac durante los últimos años da cuenta de las diferencias existentes entre dos tipos de sindicalismo. «Hay un modelo que se basa en la lógica del diálogo social, que entroca bien con la CUT, a pesar de que la CUT de repente tiene irrupciones de energía. Esa primera línea de la cual es parte Ortega es lo que nosotros llamamos el sindicalismo amarillo, el sindicalismo que históricamente busca vilcularse a las empresas, lo que no es una mala cosa, pero en este país el problema del diálogo social es que termina ganando solo uno. Si usted hace una revisión histórica, las negociaciones colectivas no eran la instancia de mejora de los ingresos de la gente. Yo reconozco que Sodimac ha tenido siempre una malla de beneficios de buena calidad, comparada con los otros grandes del retail. Esa malla de beneficios viene del período de los Del Río, antes de la incorporación del grupo Solari», sostiene.

«El otro tipo de sindicalismo es más enérgico, no extremista. Ese tipo de sindicalismo llega a Sodimac con el descontento de la gente que pretende censurar a Ortega (en 2011) y que son derrotados. esa gente llegó a esta oficina y fuimos sus asesores en la negociación del 2012. Enfrentamos a la empresa en una huelga de unos dos mil trabajadores. Fue una huelga de ocho días y ganamos. La negociación saltó a más de $50 mil por trabajador de diferencia, lo que comparado con los $15 mil que ganaban antes, alteró para siempre las negociaciones en Sodimac».

Más allá de los distintos modelos de sindicalismo, para Cano uno de los factores determinantes en cualquier negociación colectiva es la correlación de fuerzas entre empleadores y empleados.

«Nosotros nos sentamos a negociar con Walmart con cien sindicatos y quince mil trabajadores. Quince mil trabajadores reuniendo las condiciones de lo que se llama poder. El poder se constituye a partir de dos elementos: las herramientas o armas como se dice en teoría estratégica, y la disposición de emplearlas. La empresa Walmart, por ejemplo, despúes de la huelga de 2014 nos ofrece negociar anticipadamente a los 18 meses. Cerramos esa negociación hace dos meses de manera discreta y silenciosa y la empresa nos pagó bonos de término de un millón setecientos mil pesos. Eso se produce porque hay diálogo entre las partes, pero diálogo con una cierta simetría de poder. Jamás vamos a pretender tener lafuerza de Walmart, el mayor empleador del planeta, pero sí saber que tenemos una fierza para combatir».

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