¿Participar o no en las elecciones de la CUT?

¿Qué pasos podrían dar los opositores decididos al duopolio Martínez-Salinas en las próximas elecciones sin ser cómplices o encubridores del arreglo descrito?.

Nuestro  Director Ejecutivo se adentra en los misterios de la CUT en el siguiente artículo.

En la foto: Los presidentes de la CPC y de la CUT firman acuerdo. ¿en beneficio de los trabajadores?

 

En las próximas semanas, las organizaciones sindicales disidentes de la actual conducción de la CUT deberán resolver si participan en las elecciones programadas para agosto.

En efecto, desde la «Carta de los Siete» que incluyó a grandes organizaciones de trabajadores de la Salud Pública (Fenpruss y Confusam), del Retail (Confederación Coordinadora de Sindicatos del Comercio), del Transporte (Conutt), de los Subcontratistas del Cobre (CNT que preside Cristián Cuevas), se planteó la duda de cómo se resolvería la crisis en el mando de la central agudizada por el «almuerzo con langosta».

A mediados de 2011 estas Confederaciones y Federaciones dijeron que: «la Central ha estado ausente de la agenda pública, debemos reconocer que pese a la efervescencia de miles de estudiantes, profesores y ciudadanas/os que han marchado en las ciudades de Chile por la problemática de la Educación, HidroAysén o la Igualdad de Derechos Civiles; la Central y su actual conducción no han estado a la altura de los tiempos que vive el país».

Se agregaba una crítica brutal de carácter estructural: «Nuestra CUT tiene graves problemas que el último Congreso eludió gracias a una mayoría de facto y pre-construida. Las reales debilidades de la Central están en su falta de representación, particularmente de las trabajadoras y trabajadores del sector privado, en las insuficiencias de los contenidos de su discurso, en los modos y los medios en que pretende ejecutar sus objetivos».

Se establecía en el documento que: «Nos parece intolerable el festín que se están dando los medios con la figura del Presidente de la CUT, su tesorero y el ejecutivo, a los que se implican en escándalos de distinta naturaleza. En esto participan autoridades de gobierno y ciudadanos de distinta orientación política con críticas feroces a los dirigentes sindicales, a los directamente involucrados pero, por extensión, a todas las personas que han asumido y asumimos hoy las tareas de representación de las trabajadoras y trabajadores. Debemos asumir que la credibilidad de la CUT está dañada, por las situaciones que se comentan hoy, pero también por la historia de los últimos años. Por los muchos desaciertos y un estilo de conducción que hace aguas».

Se concluía que: «Hay que resolver esta crisis a fondo. Tenemos obligaciones mayores en un momento en que la sociedad chilena demanda cambios profundos. Es necesario sanear la Central antes que el desánimo la resquebraje. Debemos eliminar las falsas representaciones, las representaciones burocráticas y ampliar las fronteras de participación sindical de la Central».

Se propusieron las siguientes medidas:

• Que se haga Público el Padrón Electoral. No hay justificación alguna, ni de seguridad ni de imagen, que pueda esgrimirse para mantener un secreto inaceptable. La publicidad del Padrón Electoral y de afiliados permitirá conocer la dimensión orgánica de la Central, su distribución territorial y por sectores económicos.
• Que se presente el Balance Público de Tesorería de la CUT, antes de 30 días.
• Que la Comisión Revisora de Cuentas informe sobre las materias vinculadas a las denuncias y otras de interés de las afiliadas manifestadas formalmente a la Central. Que esto ocurra en un plazo no superior a 45 días.
• Que se despliegue una Campaña Nacional de Crecimiento: Con los materiales producidos en las letras anteriores, una Comisión Especial de Afiliación asumirá las responsabilidades de ensanchar las actuales y precarias fronteras de la Central.
• Que se Convoque a un Congreso Nacional Extraordinario, que debe asumirse con carácter refundacional.
• Adelantar las Elecciones del Consejo Directivo Nacional de la CUT y de sus respectivos cuerpos directivos.

En estos meses no ocurrieron cambios significativos en la Central y no se implementó ninguna de las medidas planteadas en la «Carta de los Siete», salvo tal vez en el terreno de las platas donde hubo un tímido intento de dar vuelta la página con un informe de una Comisión Revisora afín a los dirigentes en el poder. La pelota está ahora de nuevo en el campo de los opositores a Martínez y Salinas y los grupos de poder que representan.

Lo cierto es que la Central arrastra una crisis estructural vinculada a los límites de sus modos y medios de acción sindical. Estos límites se han alcanzado durante estos dos años de gobierno de derecha, al extinguirse su función principal de broker frente a los poderes políticos, particularmente del gobierno, y del mundo empresarial. Tal función fue desarrollada al alero de la Concertación y prohijada por ese conglomerado como mecanismo de control social. Es a este modelo de sindicalismo que adhieren quienes hoy conducen la CUT. Para ser más exactos, han sido parte y constructores de este modelo de acción sindical.

Esta crisis más permanente tiene expresiones concretas y visibles ante la sociedad. No sólo se cuestiona su eficiencia y eficacia para representar a los trabajadores sino que la naturaleza misma de esa representación. La precariedad de los números expuestos en el Diario El Mercurio el domingo 4 de Septiembre (2011), da luces ciertas sobre esta real crisis de representación. Respecto del carácter más histórico de los problemas del movimiento sindical puede verse el artículo «El Movimiento Sindical a un año del Gobierno de Piñera», en www.cetra.cl.

Los problemas principales de la CUT se desnudan hoy por sus debilidades para responder a las exigencias de la coyuntura y por la acción interesada de la prensa. Pero sería un error no ver que estamos presenciando una superposición de planos en que nuestra reacción frente a lo más evidente (la langosta y otros), no debe impedirnos ver los hechos de fondo.

Las fuerzas políticas relevantes en la CUT se expresan en el duopolio Martínez-Salinas.

El primero tiene respaldo socialista, con fuertes críticos en su propio partido, pero en realidad su influencia y control desbordan lejos las fronteras de su opción partidaria. El Martinismo se basa en lealtades personales y lógicas clientelistas. Sin Martínez no hay Martinismo, el peso de los líderes secundarios es débil (nos referimos al círculo más estrecho de Martínez). Basta revisar los votos obtenidos por cada uno en la última elección. Todos fueron subsidiados por Martínez. También vale la pena revisar las bases de apoyo de estos líderes de la segunda línea (que integran el ejecutivo), lo mismo debe hacerse con la tercera línea, es decir los representantes del Martinismo entre los 45 integrantes del Consejo Nacional. En una sola frase. Sus sindicatos base son débiles (o fantasmas), y algunos ni siquiera son dirigentes de base. No cabe imaginar que de ellos provendrá un nuevo liderazgo. La segunda vertiente de influencia socialista está en la oposición a Martínez como De la Puente, Maturana o en una cierta neutralidad como El Presidente del Sindicato del Banco del Estado, Espinoza del Cobre u otros que participan de organizaciones del sector público o privado, estos con menor connotación. Quién suscita mayor respaldo entre estos nombres es el Presidente de la ANEF, Cabe agregar que este periodo del gobierno de Piñera le ha servido a De La Puente para desmarcarse de Martínez pero continuaría vetado por la dirigencia socialista.

La partida del actual presidente de la CUT disminuiría el caudal electoral de los socialistas y pondría en riesgo sus opciones frente a un candidato comunista con imagen más amplia. Cristián Cuevas, por ejemplo, tiene adhesiones más allá del PC, particularmente entre dirigencia nueva, jóvenes y mujeres. Respecto de nombres más «clásicos» como Gajardo o el propio Salinas (si se atreviera o lo «atrevieran»), las fuerzas estarían más equilibradas.

En relación a los comunistas, es conocida la oposición de distintos líderes, antiguos y nuevos, a las formas en que Salinas ha ejecutado la política del partido en alianza con Martínez. No obstante, cuenta aún con respaldo mayoritario de los órganos de dirección del PC. En estas estructuras existe un temor adicional, que la caída abrupta de Martínez salpique al PC, debido a que deje en evidencia manejos insostenibles en el funcionamiento administrativo de la Central, particularmente en Tesorería, donde ejerce un comunista.

La fuerza comunista sindical tiene dos vertientes. La orgánica, conducida con las diferencias ya expuestas, y otra cantera de simpatizantes que ven en el PC la alternativa más coherente antisistémica y defensora de los derechos de los trabajadores, pero que no están disponibles para respaldar el actual estado de cosas en el movimiento sindical. Estos núcleos enganchan más fácilmente con los liderazgos comunistas del Grupo de los Siete (Cuevas, Ortiz), pero no son dependientes de ellos sin condiciones.

Luego de estos meses transcurridos, los partidos políticos que sostienen la cúpula de la CUT (PC-PS), han resuelto no intervenir para apoyar los cambios que son imprescindibles y dejar que Martínez y Salinas conserven el control que han ejercido por años. Con este arreglo se limitaría fuertemente la movilidad de los dirigentes sindicales que militan. Se habla de un nuevo pacto de gobernabilidad en que el PC no amagará las opciones de Martínez que alegremente se dispone a reelegirse. Esto es reconocido con amargura por Cristian Cuevas que señala que las elecciones están arregladas, al no contarse con un Padrón Electoral transparente. Se rumorea que el acuerdo PS-PC supone que al reelegirse Martínez, este renunciaría un tiempo después y saldría por la «puerta ancha» a una candidatura parlamentaria y asumiría por un «tiempo de transición» un socialista que podría ser Espinoza de la Federación del Cobre. Ese periodo se usaría para introducir adecuaciones en la CUT y abrir espacios para una competencia más democrática.

Agreguemos como dato que los opositores de la «Carta de los Siete», derivaron a un grupo de que se denomina «Autoconvocados» y que ahora incluye a la ANEF y otras organizaciones, pero que no tendría coherencia suficiente para asumir una conducta única en las próximas elecciones.

En este cuadro, ¿Qué pasos podrían dar los opositores decididos al duopolio Martínez-Salinas en las próximas elecciones sin ser cómplices o encubridores del arreglo descrito?

Veamos:

Ejercicio de selección múltiple. Marque con un X

A) Luchar desde «adentro», tratando de lograr el máximo de votos.

B) Reconstruir la Central a partir de los grupos opositores.

C) Tomar palco en las próximas elecciones para no participar en una mascarada y esperar un momento más propicio.

D) Todas las anteriores.

Me temo que será la D, con las debilidades que ello supone.

Por Carlos Cano
Director Ejecutivo
CETRA

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