Director Ejecutivo del Centro de Estudios del Trabajo (CETRA) analiza el escenario actual del PC en el marco de las próximas elecciones de la CUT, en entrevista concedida al diario El Ciudadano.
El próximo lunes 2 de Julio, el Partido Comunista debe decidir cuál será su carta para disputar la conducción de la CUT. Y no tiene mucho margen de acción, ya que los principales nombres que suenan, Jaime Gajardo y Cristián Cuevas, representan dos visiones que siempre han convivido en la tienda comunista, pero con diversas dificultades: validar la maquinaria institucional, versus escuchar las voluntades sociales.
Las aguas se agitaron cuando Guillermo Salinas, «Memo» Salinas, mediante conferencia de prensa y acompañado de Jaime Gajardo y otros consejeros comunistas, miembros de la CUT, dieron un respaldo tácito al presidente del magisterio, en una táctica que obligó a Guillermo Teillier a pronunciarse y poner orden en sus filas y ante el mundo sindical.
Y claro, porque esta jugada ponía en entredicho la doctrina que todo joven aspirante a las JJCC conoce de llegada: el centralismo democrático. El ‘cómo’ se hace, pasa efectivamente por las discusiones internas de los diversos comités, pero quienes zanjan finalmente el ‘quién’ es el Comité Político, como señala Karol Cariola, secretaria general de las Juventudes Comunistas.
EL PROBLEMA DEL QUIÉN
«Hoy en día se configuran dos nombres particulares, el compañero Jaime Gajardo y el compañero Cristián Cuevas, ambos con tremendo potencial social y político. Son dos compañeros que han jugado un rol muy importante, desde la educación y desde el mundo del trabajo, hace varios años ya. Ambos tienen muchas condiciones para poder encabezar un nuevo proceso en la CUT, pero hay que sopesar los pro y los contra de cada uno», precisa Cariola.
La voluntad de dar un giro en la conducción de la multisindical, ya es una voluntad al interior del partido. «Creemos que hoy es necesario dar una disputa a la actual conducción, ya que tenemos profundas diferencias con la actual. El partido tomó la decisión de llevar adelante una alianza alternativa, política, social, que de alguna u otra manera nos permita crear una nueva referencia», agrega.
No obstante, hay voces que ponen en entredicho esta voluntad como el Director Ejecutivo del Centro de Estudios de los Trabajadores, Carlos Cano, quien plantea que «el Partido Comunista no tiene voluntad para producir una alteración real ahora. No quieren armar cuento, producto de su alianza con la Concertación. En realidad se han alejado bastante de sus posturas de años anteriores, que eran extraparlamentarios. El PC ya es un partido serio», señala irónico el asesor de sindicatos del retail y el comercio.
LA ENCRUCIJADA DE LA DISCIPLINA PARTIDARIA
Fuentes al interior del partido aseguran que la maniobra de Salinas es una estrategia de chantaje al PC para agitar las aguas y autodesignarse nuevamente, aprovechando la estructura de centralismo democrático, y obligar a Teillier a pronunciarse y poner orden en sus filas. En los hechos implica que un eventual apoyo a Gajardo mantendría el orden de las cosas, es decir, la tríada Martínez – Salinas – Gajardo, una conjunción de la que Cristián Cuevas no está dispuesto a ser parte.
Al respecto el dirigente de los trabajadores del cobre, expresó que «la actual conducción, que no es sólo Martínez, ha sido entregada al modelo, con contrabando ideológico, que ha permeado y cooptado al movimiento sindical, que no la ha puesto a la altura que los trabajadores y el movimiento sindical requieren en este minuto». Sus palabras apuntan directamente al rol que ha jugado en todo este tiempo Salinas, a quien calificó como un actor que «ha dañado al movimiento social y sindical».
Para el director de CETRA, «al interior de la propia comisión política, hay gente que respalda la continuidad de Salinas, de Martínez y de Gajardo y hay otra gente también de la comisión política, entre la cuales estaría el propio, Teillier, que respaldan la posibilidad de una renovación, que sería a través de Cuevas».
Sin embargo, el problema con el mediático dirigente radica en la esencia del partidismo, la disciplina partidaria, ya que Cuevas no es garante de apoyo «en el mundo comunista clásico y en lo que es el sindicalismo más antiguo», señala Cano, apuntando a la idea de que un eventual apoyo a Cuevas, significaría romper con la idea de la carrera dirigencial y los acuerdos tras bambalinas, de los cuales el dirigente cuprífero ha sido un abierto crítico. Cano agrega que «hay mucho dirigente sindical descontento con Salinas, pero el partido manda».
Carlos Cano, incluso se atreve a ir más allá, señalando los dolores de cabeza que traería una renovación de los dirigentes de la CUT, y puntualiza que «los comunistas no se atreven a un cambio tan brusco, porque el tesorero de la CUT de todos estos años ha sido comunista y tú sabes la caja de Pandora que puede ser la caja de la CUT».
EL FACTOR VALLEJO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
El lío estalló a través de los medios y el PC salió a dar tranquilidad, pero luego volvieron a refugiarse. Y es que cualquier paso en falso, puede traer magras consecuencias de cara a las municipales de octubre o ante el multifacético movimiento estudiantil.
Cariola es enfática en este punto, al decir que aún no tienen definido un candidato, y que tampoco «vamos a sucumbir a las presiones mediáticas respecto de cual debería ser nuestro candidato. Los comunistas no resolvemos nuestras situaciones a través de los medios, ni mucho menos a través de conferencias de prensa ni decisiones aisladas».
No muchas veces el Partido Comunista ha estado tan mediatizado y esto, junto a la presencia de tres parlamentarios de esa tienda, se debe en gran parte a la militancia de la líder insigne de las demandas estudiantiles, Camila Vallejo, cercana a Cristián Cuevas, con quien se le ha visto en diversas actividades sociales, como en Calama o la reciente marcha estudiantil del 28 de junio.
Para Cano, «Camila Vallejo puede influir, puede jugar un gran papel» y sigue apostando a que «Cuevas tendría respaldo transversal. Él podría levantar votos en distintas partes, particularmente del mundo sindical no politizado, que es tremendamente mayoritario. Pero a nivel de las federaciones y confederaciones es donde roncan los partidos, particularmente en el PC y los socialistas. Incluso estos son más que los comunistas».
Cariola toma distancia de esta idea de política por cercanía y se la atribuye a la prensa y a las redes sociales. «Las visiones que se construyen a través de las redes sociales o a través de los medios de comunicación, si bien las consideramos como elementos, no son determinantes en nuestras definiciones políticas y, en ese sentido, Camila tiene buena relación tanto con Cristián Cuevas, como con Jaime Gajardo». Y concluye poniendo énfasis en el curso de los mecanismos internos del partido, precisando que las «diferencias o matices los resolvemos a la interna a través de debates colectivos».
Pocas dudas caben de la presencia y el aporte del PC a la política y sociedad chilena, hecho corroborado por la reciente celebración de su centenario. Sin embargo, ante la creciente crítica a las máquinas partidarias, enarbolada por el movimiento estudiantil y el constante desborde de los márgenes de la izquierda por colectivos y orgánicas frescas, los comunistas deberán demostrar cuál es su aporte en esta nueva etapa del movimiento social, que clama por unidad efectiva entre los diversos sectores en lucha y donde la principal organización de los trabajadores tendrá algo que decir.
Fuente: www.elciudadano.cl
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