«¿Cuánto ha cambiado Piñera?». Esa es la pregunta que se formula el economista Eduardo Engel y que, punto por punto, va respondiendo en su columna titulada «Las liebres de Piñera».
En primer lugar, afirma que el ex Presidente «sigue sin aprender la principal lección que dejó su gobierno, que su incapacidad de separar los negocios de la actividad política terminó hundiendo cualquier posibilidad de que liderara reformas sustantivas».
Luego se aventura a pensar que es imposible predecir cuál será el próximo negocio que le pasará la cuenta; para ejemplificar este punto, utiliza la metáfora que da nombre a la columna: «No se puede saber dónde va a saltar la liebre, pero en el caso de Piñera, son tantas las liebres que pueden saltar que uno puede asegurar que alguna saltará».
Para resaltar este punto, Engel retrocede al pasado político de la actual carta presidencial de Chile Vamos. «Su participación y la de su ministro de Deportes en la sociedad dueña de Colo Colo, involucrada en las maquinaciones de la ANFP, que terminaron con la salida de Mayne-Nichols y Bielsa de la selección nacional, lo llevaron a compartir responsabilidades por hechos que fueron reprobados por una amplia mayoría ciudadana. Poco importa si tuvo algo que ver en la salida del técnico transandino, lo relevante es que se expuso innecesariamente y la liebre termino saltando por ese lado. El costo político fue enorme», explicó en La Tercera.
“Tomaré todas las medidas necesarias, incluso yendo más allá de la ley, para separar mi rol de Presidente y abandonar cualquier interés, por legítimo que sea, de carácter privado”, anunció Piñera en el lanzamiento de su candidatura presidencial el martes de esta semana., sin embargo, según el columnista, «el problema es que no anunció cuáles serán esas medidas. Y mientras no las anuncie hay dudas fundadas de que no serán suficientes».
Por lo demás, Engel argumenta que «la ley de fideicomiso es la única mal evaluada de la decena de leyes aprobadas de la Agenda de Probidad y Transparencia. En primer lugar, porque olvidó incluir los activos que tengan las autoridades en el extranjero. En segundo lugar, porque priorizó un fideicomiso ciego en lugar de uno diversificado».
Y su diagnóstico final es el siguiente: «Me atrevo a especular que el problema de fondo por el cual Sebastián Piñera nunca tomará la distancia debida de sus intereses financieros tiene que ver con su naturaleza. Necesita de la adrenalina que generan las inversiones riesgosas, de la recompensa que siente al ser exitoso en una apuesta financiera. Al igual que en la fábula del escorpión y la tortuga, Piñera sabe que debiera invertir todo su patrimonio en un fideicomiso diversificado para resolver de una vez por todas su talón de Aquiles en materia política. Pero su naturaleza no le permite hacerlo y entonces solo cabe esperar por dónde va a saltar la liebre».
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