La lucha de los trabajadores del Aserradero Victoria S.A

Cerca de la medianoche del domingo 18 de junio, un grupo de trabajadores del Aserradero Victoria S.A, cansados y preocupados de las respuestas vacilantes de la patronal, decidieron radicalizar su movilización a través de una toma indefinida al acceso de la empresa maderera.

En aquel entonces, Hernán Lizama, presidente del sindicato indicaba: “Lo que sucede acá es que los trabajadores están en alerta debido a que según trascendidos, la empresa se declararía en quiebra, por tal razón se ha bloqueado pacíficamente el acceso principal porque si esto sucede, los bienes que están dentro servirían para pagarnos lo adeudado; por eso hemos tomado la medida de no dejar salir nada más, como una protección para nosotros mismos”, aclara.

La Empresa se encuentra ubicada en el kilómetro 1 de la ruta que une a Victoria con Traiguén. Su dueño es el italiano Andrés Balocchi, y desde hace algunas semanas ha dejado a 270 trabajadores en las calles. Tras su cierre, alarmados por el imprevisto retiro de valiosas maquinarias, ellos decidieron tomarse las instalaciones.

Desde aquel instante, a pesar del frío e inclemencias del clima, han montado una gran carpa a las afueras de la empresa. Se han organizado con turnos de día y noche, se distribuyen tareas de cocina y limpieza, preparan ollas comunes, consiguen fondos a media tarde y se mantienen jugando cartas y compartiendo alrededor de improvisadas fogatas. También han seguido a la selección chilena, a través de un televisor que facilitó un colega; se encuentran unidos y con la confianza de triunfar por sus demandas.

Es que tras ellos hay familias, hijos a los cuales pagarles la educación, compromisos económicos que cumplir y gastos que sostener. Para muchos, es la primera vez que se encuentran en una situación de inestabilidad laboral. Varios de ellos superan los 50 años y llevan más de 15 años trabajando en la empresa que han visto crecer a cuestas de su sacrificio. Otros son jóvenes trabajadores que viven sus primeras experiencias laborales. Hay también quienes provienen de comunidades mapuche y conocen de cerca los costos de la intervención forestal. Desde el primer día que comienza su movilización han recibido ayuda de sus vecinos, amigos y trabajadores de la región.

El jueves reciente, en un hecho totalmente negligente y violento liderado por el Mayor Marco Moraga, fueron reprimidos por Carabineros de Fuerzas Especiales, quienes -como ya es costumbre- dispararon bombas lacrimógenas a corta distancia en dirección al cuerpo de los más de 100 trabajadores que allí se encontraban, peligrando la integridad física de ellos y sus familias que les acompañaban en el momento. Los obreros acusan vulneración de sus derechos y denuncian que la acción es una medida que la patronal quiere seguir realizando para amedrentar la movilización de los trabajadores.

Exigen que se cumplan sus derechos y les paguen el finiquito. Esta es su demanda central. Desde La Izquierda Diario viajamos para apoyar a los trabajadores, en términos comunicacionales y políticos; pues, por una parte, la lucha debe ser más difundida; y por otra, existe una necesidad imperiosa en que los trabajadores triunfen en sus demandas, ya que representaría un gran avance para todos los trabajadores que se enfrentan a las medidas que imponen los empresarios.

A diferencia de la palabrería facilista y el humo de promesas que sesiona por estos días de elecciones, hoy los que están apoyando verdaderamente son los trabajadores, vecinos, amigos y cercanos. En ese camino, el Sindicato Cugat en representación de la Federación de Sindicatos del Retail (FESIR) y la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) regional, ambas de Temuco, fueron a dar su aporte, que no tan solo se tradujo en el viaje en solidaridad, sino también en un fondo de huelga de 109 mil pesos.

Camila Delgado, presidenta del Sindicato Cugat, expresó que “este es un aporte que hacemos hoy para los trabajadores movilizados del Aserradero Victoria, pero esperamos seguir forjando lazos de solidaridad, a pesar de que seamos de rubros distintos. Los trabajadores necesitamos organizarnos y denunciar estos hechos que muestran que para los empresarios nuestras vidas no valen nada, pero es al contrario, nuestras vidas valen más que sus ganancias”, manifestó la joven.

 

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