El líder de Revolución Democrática enfrenta la semana más compleja del Frente Amplio, con una severa autocrítica al manejo de los conflictos que se suscitan dentro del reciente conglomerado. “Debemos tomar lecciones de los episodios que nos van pasando, donde evidentemente hemos cometido errores, porque de lo contrario nos vamos a quedar estancados”, advierte.
Como una “semana intensa” define el diputado RD y uno de los rostros más reconocidos del Frente Amplio (FA) Giorgio Jackson los últimos días que ha vivido su coalición. Partiendo por la decisión del Movimiento Autonomista (MA) de congelar sus relaciones con RD luego de que militantes de ese partido apoyaran la suspensión del cargo -un hecho inédito- del presidente de la Fech, Alfonso Mohor (MA), por tres meses, por el supuesto encubrimiento de acoso a una funcionara del Centro de Estudiantes de Ingeniería (CEI). Y rematando con la fallida acusación constitucional contra el ministro de Salud, Emilio Santelices, por la modificación al protocolo de aborto en tres causales que realizó vía decreto, el que finalmente fue objetado por la Contraloría.
¿Cómo ha sido esta semana para usted? ¿Ha sido más complejo que el episodio con Alberto Mayol por un cupo parlamentario?
He estado un poco más ajeno en este caso. No creo que sean cosas comparables, pero por cierto que hacia afuera lo que se comunica es un ruido innecesario al interior del Frente Amplio. Si queremos ser gobierno no podemos seguir cometiendo este tipo de errores ni teniendo estas disputas internas.
Las críticas apuntan a la inmadurez política del FA, aparentemente incapaz de administrar estos conflictos…
El proyecto político del Frente Amplio no ha cumplido dos años. O sea que esté en procesos de ajuste no es ninguna novedad y estos 100 días también calzan con hacer un análisis. En las primeras semanas mi impresión es que tuvimos muy poca articulación. Las ideas preconcebidas que teníamos los unos de los otro quizás estaban muy llenas de prejuicios y hemos podido formarnos mejores opiniones de las personas que componen esa bancada. Mi impresión es que los distintos episodios que nos ha tocado vivir esta semana, tanto la acusación constitucional como el conflicto que hubo a nivel de base estudiantil, tenemos que anotarlos, seguir revisándolos. Quienes no quieren que nosotros seamos protagonistas de un futuro gobierno o protagonistas dentro del sistema político tienen muchísima fuerza, historia, experiencia, y si no logramos aprender rápido, si no tomamos lecciones de los episodios que nos van pasando, donde evidentemente hemos cometido errores, nos vamos a quedar estancados.
¿Cuál es la lección que se debería sacar del episodio con el MA?
La lección es que institucionalmente como partido no podemos inculcar en nuestra militancia que las relaciones políticas con otros miembros que formen parte de nuestra coalición sean solo instrumentales para los momentos de elecciones: tiene que ser una conversación fluida durante todo el año. En este caso, como partido, asumimos que hubo una desproporción en lo que sucedió, y cuando se van dando esos gestos y se conversa se puede retomar un camino de diálogo. Los distintos episodios que se han ido acumulando ponen más presión y más urgencia a que como FA tengamos una instancia congresal y tengamos un lugar donde se puedan resolver las diferencias, anticipar los conflictos y levantar alertas tempranas, donde tengamos la capacidad de resolver para no estar actuando por la prensa. Por supuesto que es dañino, porque deja mucho espacio a la interpretación de la opinión pública.
¿Cómo una disputa estudiantil que, quizás a nivel político se puede ver como algo menor, termina en la suspensión del presidente de la Fech y en el congelamiento de las fuerzas más grandes del Frente Amplio?
Si es que uno lo piensa hacia adelante, parecería inexplicable que pudiésemos volver a cometer una seguidilla de errores que nos lleven a una situación como la que describes. Por lo tanto, hechas las autocríticas, creo que lo de la Universidad de Chile generó más controversia, porque nosotros nacimos como fuerza dentro de la lucha estudiantil. No es un espacio cualquiera.
¿Esta autocrítica los ha llevado a pedir perdón en instancias internas?
No he estado en las reuniones, no sé si se ha puesto en esos términos, pero lo que sí ha habido y lo que se necesita en estos casos es humildad, es reconocer. Lo peor que nos puede pasar como coalición política, como fuerza emergente, es que nuestras relaciones empiecen a tratarse y a resolverse por conveniencia. Lo que más me preocupa de este episodio es constatar que nos falta confianza, complicidad y eso hay que trabajarlo. Por conveniencia me refiero a juntarnos para pactar en una elección solamente porque nos va a ir mejor juntos.
Ustedes, como RD, ¿en qué momento se enteran de esta disputa?
Todas las orgánicas -y esto es parte del problema- nos enteramos prácticamente el mismo día, el mismo jueves (cuando el pleno de la Fech aprobó la sanción). Obviamente, ya pareciera un poco tarde cuando los hechos están casi desencadenados. Parte de los aprendizajes es que ojalá los espacios a nivel basal tengan la confianza, la complicidad, la lealtad, el diálogo para resolverlos antes. Pero en el caso de que ocurran, que exista la posibilidad de alertar tempranamente y que pueda haber espacios intermedios de resolución y que sean los mínimos los casos en que las directivas tengan que mediar o interceder. Eso sería para mí una coalición que demuestra un buen estado de salud, una capacidad institucional para procesar sus conflictos.
Toda la disputa ¿cómo la calificaría?
La calificaría como evitable, no deseable y como un innecesario y doloroso aprendizaje.
El excandidato presidencial del Frente Amplio Alberto Mayol sostuvo que hay un problema cuando los líderes del conglomerado, refiriéndose a usted y a Gabriel Boric, no toman partido en estos conflictos por miedo a poner en riesgo su capital político. ¿Cómo ve esa crítica?
Tengo la convicción de que las organizaciones políticas no pueden basarse en un par de personas o en una persona. Cuando eso ocurre se tiende a formar lo que se conoce como movimientos más bien caudillistas. Creo que el FA necesita institucionalidad, que sus partidos y sus orgánicas se fortalezcan, por lo tanto, actuar de manera individual y bajar una línea individual para que todos se comporten como si alguien estuviera retando al otro es una forma que que al menos yo no comparto.
¿Cree que con este tipo de conflictos hay un retroceso en los esfuerzos del FA por consolidarse en las ligas mayores de la política?
Hacia la opinión pública por cierto que esto genera un daño, una merma, porque se lee como algo que no puede escalar tan rápido y no puede suceder como sucedió en toda su profundidad y magnitud. Pero insisto en que la capacidad de resolverlo es lo que nos va a permitir que a futuro esto se vea como un episodio que pasó y no como algo que nos va a acompañar ni que va a ser definitorio para el proyecto en el que estamos participando. Nos queda un buen tiempo para mostrarle a la ciudadanía que vamos aprendiendo de nuestros errores y que nos vamos haciendo un proyecto cada vez más sólido para ser alternativa a lo que hoy día es gobierno, a Chile Vamos, y que somos capaces de aprender de nuestros errores y no ocultarlos.
¿Cree que tiene algo de razón cuando se alude a la falta de maduración del FA?
Quien quiera decir lo contrario, es decir, quien quiera pretender que el Frente Amplio es una coalición que llegó a su plenitud de madurez creo que no estaría siendo sincero o sincera. Creo que todos somos conscientes de esto, y este es un episodio que lo manifiesta. Eso no quiere decir que no estemos trabajando para revertirlo. Mientras no tengamos una institucionalidad, un congreso a nivel de FA, estos errores, estos distintos tipos de problemas van a seguir sucediendo. Con una instancia congresal creo que va a ser más fácil poder procesar esto y prever situaciones de esta naturaleza para que seamos alternativa. Insisto, si no lo hacemos, nadie o muy poca gente va a considerarnos seriamente como una alternativa de gobierno.
¿Hay algo de pelea por la hegemonía del Frente Amplio en este conflicto entre RD y MA?
Al Frente Amplio le hace bien que no exista un solo partido o fuerza tan gravitatoria como hoy es Revolución Democrática. En ese sentido, hemos conversado que miramos con buenos ojos el proceso de convergencia que existe no solo en el Movimiento Autonomista, en Izquierda Libertaria, SOL, en las distintas fuerzas que están conversando para poder confluir. Hasta el momento, en RD hemos tratado con mucho esfuerzo, quizás insuficientemente, de cuidar las relacione políticas dada la fuerza o representación que tenemos a nivel de Congreso o a nivel institucional como partido y con la militancia para que en ningún caso se piense que en RD creemos que el Frente Amplio nos pertenece, ni mucho menos, somos todos igual de partícipes de este proyecto.
Respecto de la fallida acusación constitucional contra el ministro Santelices, ¿cuál es su evaluación?
Creo que la acusación constitucional contra el ministro Santelices tenía bases jurídicas y políticas que la ameritaban, eso como primer punto. Creo que la intervención del diputado Renato Garín en la sala, defendiendo los argumentos de la acusación constitucional y también en contra de la cuestión previa, así lo avalan. Los argumentos estaban. Por lo mismo, hay que preguntarse ¿cuáles fueron los factores que impidieron que una mayoría pudiera expresarse a favor de esa tesis? Ahí hay muchas cosas que meter a la juguera: por un lado, algún nivel de responsabilidad de nuestra bancada como Frente Amplio en cuanto al trabajo político, no solo con la bancada feminista, que a nivel transversal, entre todas las fuerzas de la oposición se sumaron a este proceso, en defensa de los derechos de las mujeres, sino llevar más allá. El trabajo político liderado por las mujeres de la bancada feminista, que creo que cumplieron un rol súper importante, pero que no fue suficiente y el resultado está a la luz. Entonces, por supuesto que se mezclan ese tipo de factores con disputas sobre el rol que tiene cada fuerza en la oposición. Hay quienes votaron en función de los argumentos que estaban sobre la mesa y hay quienes votaron, en términos políticos, por darle o no una victoria al Frente Amplio.
Llama la atención que la oposición es mayoría en la Cámara y la acusación no pasó el primer filtro, la cuestión previa. ¿A qué lo atribuye?
Sabemos que no existe una oposición articulada en torno a un proyecto político. Somos distintos proyectos políticos los que estamos circunstancialmente, durante estos cuatro años en la oposición a Chile Vamos, entonces esto se va a poner a prueba proyecto a proyecto, interpelación a interpelación, comisión investigadora a comisión investigadora, acusación constitucional a acusación constitucional. Esto se va a ir viendo en el mérito de cada una de estas y espero que podamos dar por superado este episodio que no tuvo el resultado que nos hubiese gustado, pero que sí manda una clara señal al ministro Santelices y al gobierno de que cuando se trate de actos administrativos que quieran pasar a llevar la ley, en este caso con el protocolo que sacó el Ministerio de Salud, vamos a estar ahí para defender los derechos que las mujeres conquistaron a través de una ley.
¿Cómo se hace cargo de la crítica que se le hace al Frente Amplio respecto de la acusación constitucional de actuar ansiosamente, de no haber calculado el piso político que tenían?
No comparto el hecho de que haya sido algo precipitado. Lo primero que hizo el Frente Amplio fue apoyar una interpelación que hizo una diputada del Partido Radical por un protocolo que a nosotros nos parecía ilegal y que atentaba contra el derecho de la mujer, entonces nos sumamos a un proceso de la ex Nueva Mayoría sin poner ninguna condición. Está bien y eso fue.
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