Preocupación está causando la seguidilla de empresas nacionales que se han declarado en quiebra estos últimos meses. A partir de lo anterior, existen variadas opiniones dadas a conocer por economistas que apuntan a las eventuales razones del por qué del fenómeno.
Las voces de alerta apuntan principalmente a las consecuencias que esto tiene: el desempleo que afecta a miles de personas que se desempeñaban en estas compañías.
Los números son claros. Recientes indicadores dados a conocer por la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento muestran que la liquidación de empresas aumentó un 56 por ciento este año, comparado con igual período de 2017.
Así, grandes industrias como la fábrica de Containers Maersk, Constructora CIAL, Pastas Suazo, la azucarera Iansa de Linares, entre otras, ya anunciaron el cierre definitivo de sus cortinas.
El economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA), Manuel Riesco, señaló que el capital especulativo abunda en recurrentes períodos de crisis económica, pero se retira cuando las economías centrales se recuperan. Esto afecta a las empresas deudoras, que ya no renegocian sus deudas, crecidas adicionalmente por la devaluación monetaria.
Para Riesco, las compañías en países con amplia apertura comercial y endeudadas “comienzan a sudar frío nuevamente”.
“En el periodo de vacas gordas, plata dulce, cuando bajan los capitales especulativos, las empresas se sobreendeudan y una parte significativa lo hace en moneda dura, como el dólar o el euro. Cuando se retiran estos capitales no les renegocian las deudas y estas compañías se ven en serias dificultades. Esto se profundiza en un país como Chile, una economía completamente abierta y dependiente de los capitales especulativos, contribuyendo además la hegemonía que ostentan las corporaciones mineras que han impuesto una política que es favorable a los rentistas y no a los industriales. No hay protección para la industria, no hay protección para el mercado interno”, afirmó.
Al respecto, el doctor en economía del MIT, Andrés Solimano, aseveró que los indicadores son contradictorios. Al posible repunte económico, donde se corrige hacia arriba las estimaciones de crecimiento del país, se suma el factor de cambio de gobierno, que supuestamente auguraba un mejor futuro. Sin embargo, las empresas están quebrando en igual o mayor cantidad que en el periodo anterior.
Solimano aseguró que hay que ver cada caso en particular, pero agregó que puede existir un problema de endeudamiento donde no se refinanciaron los préstamos adquiridos anteriormente.
“El escenario es confuso, contradictorio, porque existen indicadores que andan bien, pero otros muy volátiles como el dólar, la bolsa y el precio del cobre. Las expectativas de crecimiento subieron con el cambio de gobierno, se creó todo un ambiente de que ahora sí volvía la recuperación, pero ya llevamos un semestre y tal vez ahora no todo sea optimismo. Sin embargo, de ahí a que las empresas quiebren, eso ya son palabras mayores. Tendríamos que analizar aspectos específicos del problema”, puntualizó.
A ese contexto se suman los masivos despidos ocurridos en empresas como Movistar o compañías ligadas a las comunicaciones, como Canal 13 y Copesa, donde el diario La Hora y las revistas Paula y Qué Pasa han bajado la cortina.
En tanto, el Gobierno ha responsabilizado a la administración anterior de la debacle, mientras los grandes gremios empresariales abogan por una disminución de impuestos.
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