Manuel José Ossandón, senador RN: “El gobierno tuvo un arranque correcto, pero hay un antes y un después del asesinato de Catrillanca”

El senador RN Manuel José Ossandón plantea matices a la hora de hacer el balance de lo que va del segundo gobierno de Sebastián Piñera. Aunque valora los avances en la agenda social, cuestiona la desconexión “con el mundo real” que tiene el Ejecutivo cuando pondera las cifras económicas. En sus respuestas -plasmadas en un mail- subraya la intención de reformar las pensiones, pero cuestiona el afán de la administración piñerista de culpar de todo a Michelle Bachelet.

Menos matizado es su análisis del devenir de Chile Vamos. En particular, de lo ocurrido en las últimas semanas, con parlamentarios de su partido que han intensificado sus contactos con el expresidenciable José Antonio Kast y con las discusiones que se abren en torno a la figura de Augusto Pinochet. El parlamentario cuestiona a los primeros (“quizás, más adelante, entenderán que RN no es el partido correcto para esa visión”), y es taxativo con Camila Flores, la diputada que reivindicó al pinochetismo en el consejo general de su colectividad. “Creo que está en el bloque equivocado”, sentencia.

¿Qué balance hace de estos casi diez meses de gobierno?

Hemos avanzado en la agenda social, algo que a la centroderecha le costaba bastante: trabajar por los niños, la tercera edad, la igualdad y el respeto a las mujeres, por nombrar algunas. Y la más importante: reformar las pensiones: eso irá en directo beneficio de la clase media y los sectores más vulnerables. Es un correcto arranque, aunque existe un antes y un después del asesinato a Camilo Catrillanca.

¿Por qué un antes y un después?

Porque no existe progreso sin paz social. Acá se rompieron liderazgos y, sobre todo, la confianza sobre una institución como Carabineros, que antes era incorruptible. Tanta mentira, tanto engaño, tanta maldad, terminó por rebotar en el gobierno. Pero hay que ser autocríticos: políticamente, en el inicio, había que tratar a La Araucanía con algo más que un plan económico.

¿Dónde han estado los puntos débiles del gobierno hasta ahora?

Mirar y culpar demasiado al gobierno anterior. La expresidenta Bachelet avanzó bastante en lo que hoy estamos consolidados, como la gratuidad. Pero la culpamos de todo. Además, como estrategia política no es bueno; en algún momento vamos a necesitar generar grandes acuerdos y ahí nos van a pasar la cuenta. No tenemos mayoría en el Parlamento. El otro gran “karma” es La Araucanía, sin duda. Planificaron demasiado un proyecto económico en la zona, pero olvidaron que lo más importante ahí era hacernos cargo de una deuda histórica y social con el pueblo mapuche.

Uno de los temas que ha marcado la agenda del gobierno es la baja en la percepción que tiene la ciudadanía respecto del rumbo económico del país. ¿Qué falló ahí? ¿Se generaron muchas expectativas?

Más que expectativas, había que explicar mejor la realidad de la región. Chile crece a un 4%, una cifra buena. El problema es la distribución de esas utilidades. Influye también el escenario externo y la pugna entre EE.UU. y China; y esa pelea no es solo económica, sino que también digital. El gobierno debe leer mejor este fenómeno. La nueva estrategia del país asiático, como un posible estímulo fiscal, sería decidor para reactivar nuestra economía.

¿Hay una desconexión entre lo que percibe el gobierno y el día a día de la ciudadanía? La diputada Ximena Ossandón cuestionaba la fiesta que hacía el gobierno con las cifras del Imacec, que sin embargo no le llegan a la gente.

Estoy de acuerdo con ella, la gente ve estos anuncios como una falta de respeto. Y ahí hay que ser más autocríticos y dejar de ser condescendientes, donde me incluyo. El trabajo en la calle y en los sectores vulnerables muestran otra realidad. Hay que ser cuidadosos con los grandes anuncios, desconectados del mundo real. En esos lugares no hay derecha ni izquierda; hay pobreza y desigualdad. Y acá me quedo con una cita del Presidente: “la economía está bien, pero las personas están mal. Y lo que puede pasar es que la distribución de ese crecimiento no sea la correcta”.

El año pasado, entre la primera y la segunda vuelta, Piñera adquirió con usted una serie de compromisos (gratuidad técnico-profesional, ley de pesca, Metro a La Pintana). ¿Está conforme con el grado de avance de esos compromisos?

Adquirió un compromiso con el país, no conmigo. Yo soy un garante de la agenda social y de los proyectos que usted menciona. Pero ha cumplido, incluso en la gratuidad técnico-profesional. Mi crítica en este último tema es que debemos avanzar más rápido para que no se transforme en una promesa a medias.

¿Qué evaluación hace del rol jugado por Chile Vamos? ¿Qué le ha faltado al bloque?

Trabajar con más unión: hay mucha competencia interna por liderazgos que aún no están a la altura. El gran legado o el éxito de este gobierno será pasarle la banda a uno de los nuestros; no hacerlo sería el peor fracaso.

Hoy, Chile Vamos enfrenta un factor exógeno que comienza a traerle problemas: la figura de José Antonio Kast. ¿Qué debe hacer la coalición y el gobierno con él?

No es el camino que Chile necesita, aunque respeto su forma de hacer política; polarizar la solución a los problemas reales de la gente no es “negocio” para ningún sector político. Para mí, es como sumarse a la moda de ser extremo, de clavar la bandera lo más lejos posible para reclutar “fanáticos” más que ciudadanos. Por eso, cada vez estoy más convencido de que la elección o el bienestar de un país se trabaja desde el centro, con una política de acuerdos, respetando a esa clase media protegida y tan manoseada por décadas. Todo el resto es un suicidio intelectual. Kast creó un personaje político como lo han hecho muchos otros en Sudamérica, y no le ha ido tan mal. Mi opinión es que ese discurso divide, es elitista y tiene muy poca visión de futuro. Pero tiene el legítimo derecho a ejercer su liderazgo en los parámetros que él quiera. Los chilenos después deciden.

¿Qué le parece que varios diputados de su partido tengan una relación cercana con él y trabajen coordinadamente incluso temas legislativos con ese movimiento?

Están en todo su derecho; sin embargo, hacerlo bajo el alero de RN me parece el lugar equivocado. En nuestro partido existe tolerancia, pero coloquialmente no pueden estar sentados en todos los puestos de la mesa. Tenemos una hoja de ruta y hay que respetarla.

El diputado RN Cristóbal Urruticoechea dijo que estaba trabajando para que Kast fuera presidente. ¿Qué le parecieron esos dichos? ¿Debe ser sancionado?

Siempre he dicho que RN, o cualquier partido político, no es una secta. Por ende, todos tienen cabida. Ahora, distinto es que yo esté de acuerdo en esta derechización, porque claramente no lo estoy. Si los diputados llamados “díscolos”, a quienes obviamente respeto, creen que el camino de Chile es recordar, polarizar y mirar el pasado, el tiempo dirá. Quizás, más adelante, entenderán que RN no es el partido correcto para esa visión y armarán otro. Renovación siempre se ha caracterizado por ser de centroderecha, un partido donde alguna vez Andrés Allamand trabajó por un gran acuerdo nacional para el futuro de Chile. Por eso, estos discursos así no me calzan.

El protagonismo de Kast, de cierta manera, ha adelantado la carrera presidencial en el oficialismo. Su correligionario Francisco Chahuán dijo que tiene que competir con él. ¿Cómo mira estos movimientos?

Me parecen de una desconexión tremenda.

¿Usted reafirma su intención de ser candidato presidencial?

No es el momento de hablar de eso, por respeto al Presidente Piñera. Ojalá estuviéramos hablando de las reformas que acaban de entrar al Congreso y no de algo que va a pasar en tres años más. Pero no me quiero hacer el tonto: todos saben que fui candidato y que me interesa competir, pero hacerlo hoy es no entender el Chile que exige trabajo unido y mancomunado por un bien superior. Lo que sí voy a rescatar es la figura de Joaquín Lavín. Todos saben que nos separan muchos aspectos, pero que un alcalde tenga esa aprobación reivindica un puesto político bien ninguneado, pero que es una gran plataforma para entender el Chile directo. Esa conexión, fuera de la estratosfera de los iluminados, los alcaldes la conocen de sobra; fue mi cuna como servidor público.

¿Cree que J. A. Kast tiene que participar en las primarias de Chile Vamos?

Por supuesto, las carreras personales por otro carril dañan la unidad. Pero reitero que es muy pronto para discutir sobre ese asunto.

El diputado RN Miguel Mellado respondió al Presidente Piñera (quien había dicho que Kast “no es el camino para Chile”) y dijo: “El Presidente no es el líder de Chile Vamos, cada partido tiene su directiva y el candidato lo determinamos nosotros”. ¿Es Piñera el líder de la coalición o no?

Claro que sí, es el Presidente de Chile y merece respeto. Discrepé un montón de veces con él en campaña y lo seguiré haciendo, seguro tenemos visiones algo distintas sobre la derecha social y económica, pero su figura genera liderazgo y respeto en nuestro sector. Negarlo es puro egoísmo.

Otro tema que marca la agenda oficialista es el debate sobre el pinochetismo, a raíz de la reivindicación hecha por la diputada Camila Flores. ¿Está de acuerdo con lo que planteó ella?

Para nada.

¿Qué postura lo identifica más? La que plantea el presidente de su partido y los ministros Chadwick y Pérez, de que es parte de la diversidad del sector, o la del presidente de Evópoli, quien plantea que esa diversidad tiene límites.

Hay situaciones que la diversidad no debe tolerar, como el respeto, el honor y la pena por los que aún sufren por los derechos humanos brutalmente vulnerados. Lo bueno de ese gobierno, lo que la mayoría resalta, no compensa el dolor provocado. De todas maneras, cada uno es libre de pensar y adorar a quien quiera. Si lo hacen sacando la calculadora política, allá ellos, yo prefiero mirar al futuro y acompañar al gobierno en las importantes reformas que está planteando con visión de país y futuro. Existe un principio jurídico, destacado por varios jueces de la Corte, que habla de la coherencia entre los hechos y su consecuencia. No podemos separar la ideología pinochetista del pasado y el daño sicológico provocado -o sociológico a esta altura- de lo bueno que ocurrió en términos de estructura económica. No tienen relación, es contradictorio. Y eso es lógica simple.

El Presidente Piñera dijo ayer que “los que están reivindicando atropellos a los DD.HH. y un gobierno no democrático, no caben en Chile Vamos”. ¿Se tiene que ir la diputada Flores de Chile Vamos?

Camila escogió una forma de hacer política, pero creo que está en el bloque equivocado.

Sea el primero en dejar un comentario

Denos su opinión

Tu dirección de correo no será publicada.