Tras 58 días de movilización, el sindicato de trabajadores del Centro Cultural Gabriela Mistral, firmó un histórico acuerdo con la administración del centro. Éste se consiguió a pesar de la intransigencia que mostraron las jefaturas bajo el mando del pinochetista Andrés Rodríguez y el director ejecutivo Felipe Mella, quienes a punta de prácticas amedrentadoras y apoyados por la inspección del trabajo y el artículo 304, intentaron sofocar la movilización.
Ante este dispar escenario, las y los trabajadores del sindicato se negaron a considerarse derrotados y dieron la lucha por demandas que consideran como mínimas: sueldos dignos, bonos a la maternidad y cobertura de sala cuna, por nombrar algunas. A una administración que salió a los medios de prensa a decir que los trabajadores y las trabajadoras del GAM son privilegiados que no tienen derecho a negociar; las trabajadoras respondieron que las demandas de la mujer trabajadora son lo mínimo y que su realidad no tiene nada de privilegiada. A los repetidos intentos que la empresa hizo para aislar la lucha, tildando de boicoteadores de la cultura a los movilizados; el sindicato respondió rodeando de solidaridad el conflicto, con el apoyo de más de 60 artistas, y un gran número de organizaciones políticas y sociales.
El sindicato de trabajadores GAM supo imponer la negociación por su propia voluntad, haciéndole frente a un escenario que tenía todo para perder y que amenazaba con prohibir el mínimo derecho a negociar. Quedó demostrado que la fuerza de las demandas de la mujer trabajadora es algo que hay que instalar en todos los sindicatos, ya que éstas están son parte íntegra de la demandas de la clase obrera de manera conjunta.
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