A casi un año de su llegada al puesto de presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), tras la crisis que vivió la institución -y que implicó la salida del histórico presidente Raimundo Espinoza-, Juan Olguín hace un repaso. Señala que ha sido un año complejo y reconoce que las relaciones con los dirigentes de la División Chuquicamata no han mejorado.
En esa línea, indica que los esfuerzos de dichos dirigentes por sacarlo de su puesto no buscan otra cosa que dejar a la FTC “en manos de Chuquicamata”.
¿Cuál es su balance en este primer año al mando de la FTC?
-Ha sido un periodo más o menos complejo. Hemos estado en el proceso de aunar fuerzas para plantear que por sobre las personas, está la institución. La FTC derrocha historia y ha sido importante en distintos procesos como la nacionalización del cobre, el regreso a la democracia y en el crecimiento que ha tenido Codelco. Ahora, lo que tenemos que discutir es cómo establecemos los lineamientos para proyectarnos a futuro.
La empresa ha señalado que para eso se deben aplicar transformaciones, entre ellas que los trabajadores abandonen antiguos beneficios. ¿Está de acuerdo?
-Estoy convencido de que no se deben abandonar beneficios históricos. Lo que tenemos se ha ganado en moneda justa, pero dentro del contexto general se debería mantener. Lo que hay que discutir es que esos beneficios obedezcan a productividad y que la empresa gane lo suficiente para sostenerlos.
¿Ve que el escenario de huelga es el más probable en la negociación reglada que empezará esta semana en Chuqui?
-Se decía lo mismo en Escondida, que iba a haber una huelga larga y no sucedió. Creo que la historia se escribe hora a hora, minuto a minuto.
¿Son sustentables las peticiones de Chuqui?
-En todas las otras divisiones ha habido ajustes y la realidad que se debe enfrentar tiene que ver con el contexto que vive Chuquicamata. Lo justo lo tienen que definir los sindicatos con sus bases. La transformación de Chuquicamata es un tema que se tiene que evaluar en chuqui.
Los dirigentes de los sindicatos 1,2 y 3 de Chuquicamata han señalado que buscarán destituirlo del cargo en el Congreso de abril, ¿cómo ve eso?
-No podemos seguir jugando a las sillas calientes. Más que las personas, lo importante son las instituciones y la democracia es así. Tenemos un proceso democrático de elecciones y un estatuto y no porque no nos guste el presidente lo vamos a querer sacar porque no piensa como uno.
A un año del conflicto que terminó con la salida de Raimundo Espinoza y su posterior ascenso a la presidencia, ¿las cosas han mejorado?
-Cuando me tocó llegar a la FTC siempre dije que iba a trabajar con todos sin excepción. Si no hemos tenido un entendimiento, no ha sido por mi responsabilidad, los espacios han estado. El tema es que acá lo que se está tratando de buscar es que la federación quede en manos de Chuquicamata y ese problema no lo puedo resolver. La federación esta compuesta por muchas divisiones, por muchos consejeros y esos consejeros son los que definen quien será el presidente. Cuando se define se gana en urna o en una votación. Cuando no se entiende esa lógica y no se tiene los votos es un tema difícil de resolver.
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